martes, noviembre 19, 2019

Cerrando heridas


Una de las noticias de estos últimos meses fue la exhumación del dictador Francisco Franco de su mausoleo en el Valle de los Caídos. Y, desde mi punto de vista, ya era hora.
Una alumna me preguntaba en clase que por qué se había hecho. Y yo, aprovechando que estábamos en el tema de la Geografía Política, le dije que en un país democrático no tendría por qué haber un monumento que honrase a un dictador. No consideré necesario dar más explicaciones ni creo que hiciera falta que las diera.
Después, hablando con un compañero, que sabe más que yo y cuyo compromiso intelectual respeto profundamente, me dijo que, si bien esta exhumación no era urgente (como ya queda claro por el tiempo que pasó), sí era necesaria.
Era necesaria para cerrar de una vez las heridas de quienes no quieren ver a un dictador enterrado con honores. Era necesaria para cumplir con la Ley de Memoria Histórica. Y es necesaria porque es un primer paso para dejar esa oscura página de nuestra Historia cerrada. Un paso pequeño, sí, pero un paso importante.
Además. Ya que el gobierno no va a derogar la reforma laboral ni la LOMCE y parece que va a abaratar el despido, por lo menos, que cumplan alguna promesa electoral.

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