martes, marzo 31, 2015

Ahorro de mentira

Hola a todo el mundo:
El lunes de la semana pasada me levanté a las siete y media de la mañana, y era de día. Si ayer no hubiese estado de vacaciones, me hubiera levantado a la misma hora y me hubiera encontrado con que era de noche. ¿Por qué? Pues porque la noche del sábado al domingo se llevó a cabo una de las cosas más absurdas que se hacen en nuestro país: la del cambio de hora.
Supuestamente, ese cambio de hora se hace para ahorrar energía. Pero yo creo que, la gente que madruga, no nota ese ahorro tanto como nos dicen. Como os acabo de contar, quienes se levantan a las siete y media, por ejemplo, se encuentran con que, sí, a última hora de la tarde no van a tener que encender la luz, pero que por la mañana sí van a tener que encenderla. O sea, que la luz que no se enciende por la tarde, se enciende por la mañana.
Entonces, ¿para quién supone algún tipo de ahorro este cambio de hora? Pues está claro: para quien no tiene que madrugar, que le da igual si a las siete de la mañana es de día o de noche, porque no van a saberlo.
A todo esto, yo puedo afirmar casi categóricamente que el ahorro no solo no es tal, sino que el cambio de hora supone un gasto. ¿Por qué digo esto? Pues porque el cuerpo humano necesita varios días para acostumbrarse a ese cambio, y durante ese tiempo, estamos cansados, irritables y, en consecuencia, menos productivos.
Entonces, ¿de verdad alguien puede creerse que en realidad se ahorra algo?

viernes, marzo 27, 2015

¿Es malo pactar?

Como todo el mundo sabe, el pasado domingo fueron las elecciones andaluzas, la primera de la larga serie de citas electorales que tenemos por delante este año. Y, como ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta, ahora va a ser necesario que se lleven a cabo pactos. Y, escuchando a los políticos implicados (y a unos cuantos más también), parece que eso sea algo malo.
Anoche, en El Intermedio, El Gran Wyoming se preguntaba si realmente pactar era algo malo. Si había algo malo en buscar apoyos. Y yo digo, ¿cómo va a ser algo malo?
Si se llevan a cabo pactos, por un lado se está representando a más ciudadanos, porque no se representa sólo a los ciudadanos que nos votaron, sino también a aquellos que votaron al partido con el que pactamos. Y por otro lado, porque los ciudadanos ya no tendrían que asumir por que sí las ocurrencias del partido en el Gobierno, sino que el partido con el que pactó podría servir para introducir nuevas ideas o nuevos puntos de vista, matizando o suavizando medidas que podrían ser más polémicas.
¿Os imagináis lo que sería que ahora hubiera gente sensata intentando que Rajoy y sus secuaces hagan cosas lógicas en lugar de su desquiciada y destructiva voluntad? Pues seguramente eso hubiera significado que el Gobierno habría tomado medidas menos absurdas y, tal vez, más efectivas y menos dañinas para la ciudadanía.
Pero claro, como pactar está tan mal visto en este país…

viernes, marzo 20, 2015

Terrorismo cultural

Desde hace unos días, no hago más que encontrarme con noticias culturales que me hacen sentirme mal, como historiador, como arqueólogo, y como persona preocupada por la cultura en general. Por un lado, cuando leí que ISIS había llevado su barbarie no solo a las personas a las que aniquila, sino también a la destrucción de unos restos arqueológicos irremplazables, los de la antigua ciudad de Nimrud. No solo quieren destruir a todos aquellos que no creen en la misma (mala) interpretación del Islam, sino que además quieren destruir un pasado que es de toda la Humanidad.

Luego está la noticia de que el Gobierno se planteaba bajar el IVA cultural del 21% al 10%, una demagógica, electoralista y populista medida motivada por la cercanía de las elecciones. Que claro, este anuncio hace que todos los medios afines del Gobierno y sus votantes convencidos digan lo buenos que son Rajoy y Montoro, olvidando, claro, que, por un lado, cuando ellos llegaron el IVA de la cultura estaba al 8%, con lo que al final, el IVA cultural en realidad no solo no habrá bajado, sino que se habrá incrementado a lo largo de la legislatura, y por otro, que el daño causado con el IVA al 21% ya está hecho y no creo que vayan a devolvernos lo que pagamos de más en libros, discos, entradas a museos, al teatro o a conciertos. Y después de liarla, van y dicen que al final seguramente no lo van a hacer.

Y en un ámbito todavía más local, me cabrea mucho que en Mérida, una de mis ciudades predilectas, se haya decidido usar el anfiteatro romano para hacer partidos de pádel. O sea, que se va a montar una estructura muy invasiva en un edificio de unos dos mil años de antigüedad para el disfrute de unos pocos. Vergonzoso, como si no hubiera otros lugares.
Y sobre todo, destructivo.
Actualización (21-3-2015): Anoche supimos que, finalmente, el torneo de pádel ha sido suspendido. Es una victoria para el sentido común. 

miércoles, marzo 18, 2015

¿Hay que ser pobre para ser de izquierdas?

Hola a todo el mundo:
Hace algunas semanas os conté que, desde mi punto de vista, el periodismo había muerto en nuestro país. Pues resulta que la semana pasada, no me quedó otra que reafirmarme en mi postura.
Como ya sabréis, hace algunos días fue portada de ABC un reportaje en el que se mostraban unas fotos, tomadas de la revista París Match, de Varufakis, el Ministro de Finanzas griego, que vendrían a demostrar que era un hipócrita, porque, a pesar de ser de izquierdas, tenía casas en propiedad y comía bien. ¡¡Que vergüenza!!
Ese reportaje ponía en negro sobre blanco (o, más bien, sobre amarillo), una falacia que la derecha, especialmente la española, lleva mucho tiempo utilizando: la de que para ser de izquierdas hay que ser pobre. Y, la verdad, eso me da la excusa para hablar de estas cuestiones, que es algo que hace tiempo que quería hacer. Sabiendo, claro, que como no vivo debajo de un puente y me comunico a través de internet en vez de hacerlo a gritos, según la lógica de esa gente estoy deslegitimado como pensador de izquierdas.
Desde mi punto de vista, lo que el ABC y sus lectores olvidan es que lo importante no es si se tienen más o menos bienes o si se consumen unos productos u otros, sino si esos bienes y productos han sido adquiridos de forma honrada o no. Si el dinero con que se han comprado procede del trabajo honrado (como, de momento, parece que procede el dinero de Varufakis), o del fraude. Eso es lo que hay que mirar, no si se compra un coche más o menos potente, una casa más o menos grande o un móvil más o menos moderno. En última instancia, con el dinero que ganamos trabajando de manera honrada, nos compramos lo que queremos, y si nos apetece cenar marisco un día, lo cenamos y no tenemos que rendir cuentas a nadie, que nuestro dinero no está en Suiza.
Claro, que con este reportaje el ABC podía estar planteando otro tema. Y es que yo creo que no solo nos dicen que esté mal que Varufakis tenga una casa en propiedad. Lo que nos dicen es que está mal porque eso es algo que no es para él. Que las casas en propiedad, los buenos coches, los smartphones de última generación y el marisco para cenar no son para él (no son para para nosotros), sino que todo eso es solo para ellos, para la gente de derechas, para la gente de orden.
Para los que van de patriotas y luego tienen cuentas secretas en Suiza.