Hola a todo el
mundo:
El lunes de la
semana pasada me levanté a las siete y media de la mañana, y era de
día. Si ayer no hubiese estado de vacaciones, me hubiera levantado a
la misma hora y me hubiera encontrado con que era de noche. ¿Por
qué? Pues porque la noche del sábado al domingo se llevó a cabo
una de las cosas más absurdas que se hacen en nuestro país: la del
cambio de hora.
Supuestamente, ese
cambio de hora se hace para ahorrar energía. Pero yo creo que, la
gente que madruga, no nota ese ahorro tanto como nos dicen. Como os
acabo de contar, quienes se levantan a las siete y media, por
ejemplo, se encuentran con que, sí, a última hora de la tarde no
van a tener que encender la luz, pero que por la mañana sí van a
tener que encenderla. O sea, que la luz que no se enciende por la
tarde, se enciende por la mañana.
Entonces, ¿para
quién supone algún tipo de ahorro este cambio de hora? Pues está
claro: para quien no tiene que madrugar, que le da igual si a las
siete de la mañana es de día o de noche, porque no van a saberlo.
A todo esto, yo
puedo afirmar casi categóricamente que el ahorro no solo no es tal,
sino que el cambio de hora supone un gasto. ¿Por qué digo esto?
Pues porque el cuerpo humano necesita varios días para acostumbrarse
a ese cambio, y durante ese tiempo, estamos cansados, irritables y,
en consecuencia, menos productivos.
Entonces, ¿de
verdad alguien puede creerse que en realidad se ahorra algo?