domingo, agosto 31, 2008

Corazón de Rock n' Roll

- Mamá, ¿dónde están mis botas?
- En el trastero. Las guardé allí porque no creo que por el verano te sean muy útiles.
- Pues nada, tendré que subir a buscarlas.
(Un rato después...)
- Nada, no las encuentro, voy de zapatillas.
¿A qué venía esta conversación? - puede que pregunte alguien.
Pues esta conversación (que no es más que un intento de desmitificar al rockero, je, je, que hasta Ozzy Osbourne tuvo padres) la tuve ayer con mi señora madre, y viene a que anoche, la noche del 30 de agosto, había concierto y quería ir... elegante. Tocaban La Fuga en el Parque de La Paz de Lugones (al lado de Oviedo, pero en el concejo de Siero).
Así que, con calaveras en mi pecho, me dirigí con mis colegas al lugar.
Tenía algo de miedo por ver cómo sería la actuación. Ha pasado mucho tiempo desde que los de Reinosa eran unos chavaletes con ganas de tocar Rock y de disfrutar. Desde entonces han ganado en experiencia y se han pasado al lado más comercial (más mainstream, que dirían los pedantes) de la música, con todo cuanto de bueno y de malo tiene eso. Por ello, no estaba seguro de que Rulo y los suyos hicieran un concierto duro. Pero había que estar allí.
Además, por primera vez y sin que sirva de precedente, no llovió en los conciertos de Lugones, lo cual es bueno. Pero había llovido por la tarde, de modo que aquello estaba muy embarrado. Y así acabamos, claro.
A las once y veinticinco se subieron a las tablas los teloneros, Pablo Valdés & The Crazy Lovers, con su música de corte norteamericano y clasicote, ideal para disfrutarla con un Jack Daniel's en la mano en un garito de Nueva Orleans. Con muchas ganas, trataron de calentar el ambiente de la mejor manera que pudieron, pero se enfrentaron a lo mismo a lo que se enfrentan todos los teloneros: a un público que no es el suyo, que no tiene interés por su música y que, con bastante mala baba, los insultaba y les decía que se fueran a su casa. Pero yo os digo que son muy recomendables.
Mientras se desmontaba la batería de Pablo Valdés & The Crazy Lovers y se preparaba todo lo necesario para la actuación de La Fuga, por los altavoces sonaban canciones de AC/DC y alguna de Iron Maiden. No sabía que esa música de ambiente era toda una declaración de intenciones (además, fijo que mucha gente de la que estaba allí no iba a escuchar esas canciones en otra ocasión, así que es bueno que se culturicen, je, je).
Y entonces, a eso de las doce y media o la una menos algo, las luces se apagaron, el escenario se fue inundando de luz violeta y sonaba como intro una música que mi colega Boni identificó como la de la peli Gladiator. Entonces, "Desde Reinosa (...) La Fuga", dijo Rulo, y dio comienzo un concierto de ROCK con mayúsculas, con cuatro tíos subidos al escenario, con muchas ganas de pasarlo bien y de hacer ruido.
Empezaron con "Los Molinos", para seguir con "En vela" y "Despacito". Fueron cayendo temas como "Los de siempre", "Majareta", "El manual",... sin concesiones, sin parar, con rabia, tocando Rock n' Roll desde las tripas, con los músicos saltando, corriendo por el escenario y, sobre todo, disfrutando. Como hacen los grandes. Ganándose al público.
"Jaleo", "No sólo respirar", "Pa' volar", "Trampas al sol",... No paran, disfrutan y nos hacen disfrutar, saltamos, cantamos, gritamos. Momento intimista con la balada dedicada a la ciudad de Buenos Aires, "Capital Federal", interpretada por Rulo solo en el escenario con la guitarra acústica.
"Hasta nunca", "Sueños de papel", "Nunca mais", "Miguel", "Por verte sonreir", "Balada del despertador"... En algunas, Rulo cambia la letra un poco y, con mucha buena voluntad, intenta cantar en asturiano, lo cual sirvió para que las tipas que estaban detrás de mí (que por cierto, antes habían insultado a los teloneros) se rieran de él. Primera despedida con "Pedazo de morón" y se van del escenario.
La primera tanda de bises fue con "Buscando en la basura", "Baja por diversión", y para despedirse por segunda vez, la versión de Los Calis, "Heroína". La gente se iba, pero es absurdo... ¿Cómo van a acabar con una canción de otro grupo? Además, falta un tema, coño. Los que los escuchamos desde hace tiempo lo sabemos. ¿Cómo nos van a dejar sin escuchar...?
"P'aquí, p'allá", por supuesto, con ésa volvieron y con esa se despidieron. Y antes de irse, ya después de soltar los instrumentos, empezaron a cantar el "Asturias, patria querida", para que la siguiéramos nosotros. Y lo hicimos, claro, mientras ellos escanciaban sidra en el escenario. Y cuando salíamos, por los altavoces sonaba "Hells Bells" de AC/DC...
Y por eso titulo este texto "Corazón de Rock n' Roll", porque eso fue lo que hicieron, Rock de verdad, sin concesiones, con ganas y dispuestos a comerse el mundo. Dispuestos a divertir y a divertirse, y así se hace un buen concierto.
Y ahora, id a ver el nuevo capítulo de Sombra y Luz, que ya hay uno nuevo.

viernes, agosto 29, 2008

Nos venden la moto... y nosotros nos dejamos

El otro día, leí un artículo en El País que me hizo pensar. Concretamente éste. Lo que dice sobre la demagogia en Italia, unido a una conversación que tuve días después y a algunas de las cosas que se dijeron durante el coloquio que siguió a mi charla del día 20 (lo bueno de las charlas sobre Historia Contemporánea es que dan pie a debates muy interesantes, en los que un tema puede llevar a otro y así acabar hablando de algo muy diferente al tema principal), me llevaron a plantearme una cuestión interesante: La facilidad con la que se puede dirigir la opinión a través del control de los medios de comunicación.
Es decir. La capacidad que tienen ciertas personas para decirnos qué tenemos que pensar. En el caso de Italia, es evidente lo que se ha conseguido: Que en un país con crisis económica, paro, crimen organizado, corrupción y hasta problemas con la recogida de basuras en Náploles, se asuma que la culpa es de los inmigrantes y de los gitanos. Parece sacado de un episodio de Los Simpsons, pero es verdad. La culpa de la corrupción no la tienen los políticos, la culpa del crimen organizado no la tienen los mafiosos y camorristas, el paro no deriva de la crisis y ésta de la situación económica internacional. No. La culpa de todo, la tienen los inmigrantes.
¿Cómo se ha llegado a asumir algo así? Pues a través del control de los medios de comunicación que tiene el colega Berlusconni. Si repite muchas veces en sus noticiarios que la culpa es de los de fuera, la gente lo acabará creyendo. Igual que cuando en la Cadena COPE se dicen muchas tonterías sobre el Gobierno actual. Al final, quien lo escucha se lo acaba creyendo (y de ahí salen muchas opiniones que se ven en los comentarios de las noticias en los diarios digitales).
De todo esto se deriva una conclusión interesante: La información es poder, así que si alguien controla los medios, como hace Berlusconni, consigue acumular todo el poder en sus manos. Y de esa manera, logra que la gente acepte lo que él quiere, que le elijan sistemáticamente pese a todo y que acepten sus intentos de blindarse y de perpetuarse en el poder.
Interesante, ¿no os parece?
Por cierto, sobre este tema ya han hablado antes personas que sabían más que yo, y así os recomiendo la lectura de Cómo nos venden la moto, de Noam Chomsky e Ignacio Ramonet.
Y otra cosa: Cada vez queda menos para el final de Sombra y Luz. A ver qué os parecen los últimos capítulos...

jueves, agosto 21, 2008

La charla

Muy buenas, queridos lectores.
Como os dije hace unos días, ayer día 20 di una charla titulada "La Transición: Mito y realidad", en el CSOA La Reflexón. La verdad, no tengo más que palabras de agradecimiento a los compañeros del lugar por lo bien que me trataron y por todas las facilidades que me dieron de cara a soltar el rollo. Tampoco puedo dejar de elogiar el trabajo tan enorme que están haciendo con la recuperación del viejo edificio. La charla quedó (modestia aparte) bastante bien, estructurada, clara y, espero, didáctica, y en el coloquio de después la gente participó mucho y casi todo el mundo tuvo algo interesante que decir o que preguntar.
Ahora, os dejo el texto que elaboré de cara a hacer la charla; aunque os dije que no lo colgaría, al final me atrevo a hacerlo. En primer lugar, quiero aclarar que no tiene mucho que ver con lo que dije. Como sabéis, una cosa es escribir y otra diferente hablar, así que en el texto están los datos y en la charla lo que hice fue explicarlos de forma más clara, menos técnica y, sobre todo, más amena. En segundo lugar, es necesario decir que no soy experto en el tema, así que puede que haya algún fallo; espero que seáis benevolentes con las críticas. Otra cosa: el texto tiene seis páginas, así que al colgarlo aquí saldrá algo largo. Por último, es necesario recordar que la charla la di en una casa okupada, así que incluí cosas que en otras circunstancias no habría incluido. Espero que os parezca interesante. Si no, tendréis que esperar al siguiente texto, je, je.
Otra cosa: Resulta que ayer
La Voz de Asturias colgó la noticia de que se iba a dar esta charla. La pena es que ponen mal mi segundo apellido (la madre que los parió). Miradlo aquí.
Ah, se me olvidaba: Entrad de una vez en Sombra y Luz, leñe, que me tenéis esa historia abandonada, je, je.

LA TRANSICIÓN: MITO Y REALIDAD

INTRODUCCIÓN

Con la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 se inicia en España el proceso de Transición a la democracia, que se caracteriza por que fue el cambio de régimen más largo y complejo de la Historia Contemporánea de nuestro país. Además, presenta una serie de peculiaridades que diferencian a la Transición española de las llevadas a cabo en otros países de nuestro entorno inmediato y de Latinoamérica. A lo largo de esta ponencia vamos a explicar cómo se llevó a cabo el proceso de Transición, deteniéndonos en el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Nos detendremos en este punto y no en la fecha que tradicionalmente se acepta como final de la Transición (la victoria electoral de Felipe González en octubre de 1982), porque consideramos que el golpe tiene la relevancia suficiente como para que nos sirva para marcar un punto final claro.

¿QUÉ ES LA TRANSICIÓN?

Con la palabra “Transición” nos referimos al cambio institucional que supuso el paso de una dictadura a un sistema plenamente democrático. En el desarrollo de este proceso, iniciado con la muerte del dictador, se produjeron una serie de hitos que explican la complejidad de la Transición española, porque no sólo fue necesario llevar a cabo un completo cambio en las instituciones del Estado, sino que también hizo falta conseguir un cambio en la manera de pensar de los españoles, para conseguir que aceptaran la necesidad de toda esta transformación.

EL PROCESO DE TRANSICIÓN

El proceso de Transición a la democracia se inició dentro de los cauces de la Dictadura. En efecto, Franco había nombrado a Juan Carlos de Borbón como su sucesor, de manera que al asumir éste la Jefatura del Estado, sólo estaba cumpliendo las órdenes del dictador. Sin embargo, estaba claro que el principal interés del nuevo rey iba a ser el de iniciar el proceso de Transición a la democracia, que ya se presentaba como una necesidad si se quería que España entrara a formar parte de ciertas organizaciones internacionales, ya que por ejemplo la Comunidad Europea exigía que los países que formaran parte de ella fueran democracias consolidadas.

Evidentemente, como los partidos políticos aún no estaban legalizados, los primeros en asumir responsabilidades en este nuevo Gobierno fueron antiguos altos cargos del Gobierno franquista. Así, el primer Presidente de la democracia fue el mismo que ya había sido nombrado Presidente por Franco, Arias Navarro, de modo que lo único que hizo el rey fue ratificarlo en un cargo que ya le había dado el dictador.

Durante estos primeros momentos de democracia, se intentó que España mejorara su imagen de cara al exterior, mediante una serie de medidas aperturistas que sirvieron para que ciertos sectores provenientes del Franquismo se mostraran contrarios a este nuevo Gobierno. Además, en estos primeros meses se produjo una agitación obrera espontánea que buscaba desestabilizar al Gobierno.

La agitación obrera no tenía motivaciones políticas reales, y además dio lugar a una represión dirigida por Manuel Fraga que restó credibilidad al Gobierno y sirvió para que la oposición fuera consciente de la necesidad de unirse para reclamar cambios. Esta unidad de la oposición democrática sirvió para que se rebajara el nivel de las exigencias al Gobierno, porque si se pedían menos objetivos era más fácil obtenerlos, y también para que se optara por la negociación antes que por la movilización de las masas.

El fracaso de su intento de legalizar los partidos políticos debido a la oposición de los antiguos mandatarios franquistas, llevó a que Arias Navarro se viera obligado a dimitir en julio de 1976, tras lo que asumió el cargo Adolfo Suárez. Cada vez estaba más claro que la población no quería cambios revolucionarios, sino que prefería cambios más lentos que permitieran un aumento de las libertades y una equiparación a la situación de otros países europeos, y ése fue el proyecto que asumió Adolfo Suárez, iniciando lo que podríamos llamar una “revolución desde arriba”.

De este modo, se inicia la reforma política de la mano de Adolfo Suárez, con la concesión de la amnistía a los delitos de asociación y opinión, lo que ya era un paso de cara a la democratización del país. A la vez, se reconoce la pluralidad de los pueblos que forman España, se reconocen las libertades de expresión y sindicación, y se reconoce la posibilidad de convocar elecciones.

La legalización de los partidos estaba cada vez más cerca, pero el terrorismo de grupos de diversa ideología (ETA, GRAPO, y grupos de extrema derecha) produjo una situación de crispación política que perjudicaba las posibilidades de legalización de todos los partidos en general y del Partido Comunista en particular. Sin embargo, en abril de 1977 se consiguió la legalización del partido, a pesar de la dimisión o las protestas de ciertos altos mandos militares, y a pesar de la oposición de Manuel Fraga, para quien fue un verdadero “golpe de Estado”. La legalización del Partido Comunista, el principal partido de la oposición y el mejor organizado, demostraba una verdadera intención de conseguir el cambio social. A finales de este mismo mes se legalizaban los sindicatos y desaparecía la Organización Sindical Española, único sindicato permitido durante la Dictadura.

Después de la legalización de los partidos políticos, en junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones libres, a las que se presentaron una gran cantidad de partidos políticos de toda índole. Las elecciones fueron ganadas por Adolfo Suárez y su partido UCD, sobre todo gracias a su control de los medios de comunicación y al respaldo de los grandes bancos. Otros partidos que obtuvieron representación fueron el Partido Socialista (dirigido por Felipe González), Alianza Popular (de Manuel Fraga), el Partido Comunista (de Santiago Carrillo, que obtuvo muchos menos escaños de los esperados), y algunos partidos nacionalistas moderados, como Convergencia Democrática de Cataluña (de Jordi Pujol) y el PNV. Es interesante destacar que los partidos de extrema derecha vinculados al Franquismo no obtuvieron representación parlamentaria.

Este primer Gobierno democráticamente elegido tuvo dos actuaciones de peso. En primer lugar, los llamados Acuerdos de la Moncloa, entre el Gobierno y los agentes sociales, orientados a conseguir una mejora de la situación económica y social. Esta mejora era necesaria debido al aumento del paro, a la inflación y a la falta de inversiones. Además, sirvieron para promover un programa de cambios de carácter jurídico y político, orientados por ejemplo a establecer reformas en el Código Penal. Estos Acuerdos, que deberían haberse llevado a cabo con la patronal y los sindicatos, al final se hicieron con los partidos de la oposición, sobre todo el PCE y un sorprendentemente radical PSOE. No obstante, sindicatos como Comisiones Obreras propusieron medidas para contribuir al saneamiento de la economía.

Pero la actuación más relevante de este primer Gobierno fue la redacción de la Constitución, la ley fundamental del Estado. Para su redacción se buscó el consenso entre los partidos, lo que llevó a que fuera necesario dedicar mucho tiempo a elaborarla. Además, es un texto muy largo en comparación con las Constituciones de otros países debido al interés por recordar el pasado dictatorial. En ella se reconoce además la existencia de diferentes nacionalidades dentro del Estado, diferenciando entre las nacionalidades históricas (las que tuvieron Estatutos de Autonomía en la Segunda República) y las demás. Desaparece así el centralismo franquista y aparece el Estado autonómico.

Pero también hay algunas incongruencias en el texto, porque por un lado se dice que los españoles son iguales ante la ley (artículo 14), pero también dice que la figura del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad (artículo 56.3); dice que el Estado es aconfesional, pero también se incluye la mención a la Iglesia Católica (artículo 16.3).

1978 fue también el año en el que se intentó llevar a cabo un golpe de Estado preparado por algunos mandos militares y políticos de extrema derecha, que fue abortado antes de llevarse a cabo. Sólo fueron juzgados por su participación en él unos pocos implicados, que fueron condenados a penas irrisoriamente bajas.

En marzo de 1979 se celebraron las segundas elecciones libres. En ellas hubo una participación escasa, debido a lo que se conoce como “desencanto”, que se debe a la sensación que tenían los ciudadanos de que la situación no mejoraba debido a la mala situación económica y al terrorismo. Además, la campaña fue muy dura y demostraba que el consenso entre partidos estaba desapareciendo. Volvió a ganar la UCD pero sin lograr la mayoría absoluta. La principal novedad fue que partidos nacionalistas más “radicales”, como Esquerra Republicana de Catalunya consiguieron representación.

Un mes después se celebraron las primeras elecciones municipales, que mostraron un gran crecimiento de los partidos de izquierda. Con estas elecciones, la democracia llegó también a los ayuntamientos, de manera que se desarrollaron planes urbanísticos, se racionalizó la circulación e incluso se recuperaron fiestas populares.

Sin embargo, la situación del Gobierno de Adolfo Suárez era bastante mala, tenía en su contra al ala derecha de su partido, el paro seguía creciendo y en 1980 se llegó al momento de mayor intensidad de la actividad terrorista, con grupos de extrema derecha (Guerrilleros de Cristo Rey y Alianza Anticomunista), de extrema izquierda (GRAPO) e independentista (ETA). Surgen también los primeros grupos armados ilegales para luchar contra el terrorismo, el llamado Batallón Vasco Español y después, en 1983, el GAL. Además, leyes como la del divorcio sirvieron para restar apoyos al Presidente.

Además, una serie de decisiones internacionales, en relación con la entrada en la Comunidad Económica Europea, con la revisión de los acuerdos con el Vaticano, con la entrada en la OTAN o con la posición ante la Guerra Fría dieron lugar a problemas ideológicos dentro del partido gobernante. Parecía que Suárez ya no era visto como capaz de resolver los problemas del país y carecía de apoyos. Por eso, él decidió dimitir el 29 de enero de 1981. Tres semanas más tarde, el 23 de febrero, el día que iba a ser investido Leopoldo Calvo Sotelo como nuevo presidente, 300 guardias civiles irrumpen en el Congreso con la intención de dar un golpe de Estado.

Sobre el golpe todavía quedan muchas incógnitas, ya que hay cuestiones que no se han investigado. Se sabe que el ejército tuvo mucho que ver en él, aunque sólo algunos mandos de la época de Franco vieron empeorar su situación (sin embargo, la situación general del ejército había mejorado), y a pesar de que no se habían llevado a cabo reformas demasiado profundas. Si el ejército conocía la posibilidad del golpe de Estado, es posible que también el servicio secreto (el CESID) tuviera conocimiento de la existencia de la trama, de manera que incluso el Gobierno podría haber sabido algo. Tal vez no se plantearon medidas para evitarlo porque no se creía que realmente fuera un peligro potencial.

Algunos militares que habían dimitido al legalizarse el PCE, así como políticos de extrema derecha estaban integrados en la trama. La intención de los golpistas era mantener el “legado de Franco” intacto frente a las reformas democráticas. En realidad, dentro de la trama había varios grupos que buscaban cosas distintas, de manera que el golpe al final fue una confusa mezcla de proyectos que estaban destinados al fracaso porque no eran compatibles entre sí.

Temiendo las posibles represalias que pudiera haber si el golpe triunfaba, en las sedes sindicales y de partidos se destruyeron los registros de afiliación, llegando incluso a atascar retretes al hacerlo.

Los golpistas esperaban el apoyo del rey, pero éste condenó el golpe de Estado en un mensaje televisado. Los partidos políticos también lo condenaron. Días después, la población salió a la calle a manifestarse en defensa de la Constitución convocados por los partidos. El desencanto había desaparecido.

¿QUÉ HACE DIFERENTE A LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA?

Desde nuestro punto de vista, hay varias cuestiones que deben ser destacadas en lo que se refiere a la Transición en España, y que la diferencian de los procesos de transición de otros países. En primer lugar, que ningún miembro de los Gobiernos franquistas tuvo que responsabilizarse de sus actos, a diferencia de lo que sucedió en otros países donde al finalizar las dictaduras se llevaron a cabo juicios contra los responsables. En relación con esto, está el hecho de que no se invalidaron las sentencias de los tribunales franquistas. Por último, también es destacable el hecho de que nunca se llegó a ilegalizar al partido único de la dictadura; en efecto, la Falange, aunque apenas tiene repercusión en la vida política española, sigue existiendo y es perfectamente legal, aunque no reconoce el sistema democrático.

¿Significa esto que la Transición española no es más que una “ley de punto final”? En absoluto. Simplemente queremos destacar el hecho de que es un proceso que, si bien fue muy complejo, no llegó a terminarse del todo, ya que se dejaron algunas cuestiones sin tratar. No queremos decir con esto que la Transición fuera mala, sino simplemente que fue algo incompleto. Y en relación con este carácter incompleto podemos entender la recientemente promulgada Ley de Memoria Histórica, que buscaría entre otras cosas tratar algunas de estas cuestiones.

EL PAPEL DEL REY

La figura que vertebra toda esta etapa que conocemos como Transición es la del rey Juan Carlos. Pero debemos ser conscientes de una serie de cuestiones en relación con este personaje. En primer lugar, que fue nombrado por Franco, lo que hace que sea el sucesor de un dictador. En segundo lugar, que su carácter de inviolable hace que choque con la supuesta igualdad de todos los españoles ante la ley. Además, es indudable que su figura es casi intocable en nuestro país, ya que él y su familia jamás son cuestionados por los medios de comunicación.

Otras cuestiones, como su participación supuestamente accidental en la muerte de su hermano, o su hipotética participación en la gestación del golpe de Estado son motivos de polémica pero no es éste el momento de tratarlas debido a que no están debidamente investigadas, ni creemos que vayan a estarlo debido a ese carácter de inviolable que tiene su figura.

domingo, agosto 17, 2008

Cuadernos de viaje: Mérida (segunda parte)

VIERNES 15 DE AGOSTO
Continuando con el relato de mis andanzas emeritenses, el viernes me levanté y después de la ducha fui a desayunar al mismo sitio que el día anterior. Después, decidí acercarme hasta la Basílica de Santa Eulalia, el único lugar verdaderamente interesante que no había visto la vez anterior que había estado en Mérida. Por cierto, está a sólo quince minutos del hostal. Se trata de un sitio muy interesante, ya que la basílica está construida sobre unos restos antiguos, y para verlos hay que bajar hasta la cripta. Pero no se tarda demasiado en verla, en media hora ya estaba fuera. Por eso, decidí buscar qué hacer hasta la hora de comer. Se me ocurrió buscar por última vez el Museo de Geología y Prehistoria y, oh sorpresa, conseguí encontrarlo. Está en la calle de John Lennon. Pero, vaya por dios, resulta que como el 15 de agosto es fiesta, no estaba abierto. Debe de ser el único sitio de Mérida que cierra. Coño.
Como todavía eran las doce de la mañana, se me ocurrió ir caminando hasta la estación de autobús, para aprenderme bien el camino por si el sábado no encontraba un taxi para ir a la estación. No está demasiado lejos, se llega en veinte minutos. Regresé al hostal, y fui a comer algo.
El resto de la tarde la dediqué a descansar y a pasear, y también a comprar un regalito para mi abuela (una reproducción de una lucerna, o sea, una lámpara romana hecha de terracota, que funciona con aceite). Después de cenar, pregunté a los camareros del mesón si sabían qué recorrido seguía el pasacalles que se iba a hacer esa noche, a cargo de Samarkanda Teatro. Difícilmente podrían decirme por dónde iba a pasar, porque no tenían ni puta idea de que iba a celebrarse. Enteradillos los chavales.
Usando un poco la lógica, sabiendo que salía de la plaza de España y que llegaba hasta el teatro, callejero en mano, busqué el camino más fácil. Y acerté. Me lo encontré por una calle paralela a la del hostal y lo fui siguiendo hasta que llegó a la plaza donde está el teatro. Y allí estaba montado un escenario, donde empezó un espectáculo de danza con música en directo, en el que se mezclaban fragmentos de la obra de teatro que se está representando estos días en Mérida. Fue impresionante.
Después, al hostal, que hay que hacer el equipaje y acostarnos pronto, que mañana madrugamos. Por cierto, truco que desarrollé en los viajes de estudios del instituto: Si compráis algo delicado (en este caso, el regalito para mi abuela) y no queréis que se rompa en el viaje, podéis meterlo en el equipaje de mano (en mi caso, en mi fiel mochilita) envuelto en las camisetas que usasteis durante el resto del viaje. No es muy higiénico, pero os aseguraréis de que no se rompe.

SÁBADO 16 DE AGOSTO
Una vez más, mi reloj biológico me impidió dormirme. De hecho, desde las dos de la mañana me fui despertando cada hora. De esta manera, me levanté a las siete de la mañana. Me duché, recogí mis trastos y dejé la habitación. Llamé a las dos compañías de taxis de Mérida y, la madre que los parió, no me cogieron el teléfono. Bueno, es temprano, el bus no sale hasta las nueve, puedo ir andando. Además, es como si fuera haciendo una ruta turística:
"Si bajamos por la calle del hostal, a su derecha verán el pórtico del Foro, la plaza pública de la Mérida romana. Un poco más allá, también a su derecha, el llamado Templo de Diana. Si caminamos hasta el final de la calle, encontraremos la Alcazaba (fortaleza) de época musulmana (Mérida fue ocupada por los musulmanes en el año 713). En ella se encuentra ahora la Presidencia de la Junta de Extremadura. Vamos a rodearla, venga, venga, no se me despisten.
Justo detrás, tenemos el puente romano, y, en el centro de la rotonda que queda a la derecha, una réplica de la escultura de la Loba Capitolina amamantando a Rómulo y Remo, donada recientemente por la ciudad de Roma a su pequeña réplica. No, no se metan por el puente romano. Vamos a seguir aguas arriba hasta el puente siguiente, el Puente Lusitania.
Antes de meternos por él, miren a su derecha. Verán un edificio muy moderno, que sirve para conservar otros restos de época musulmana. Ahora sí, métanse por el puente. Venga, venga, sigan caminando. Ahora, justo cuando lleguen al final del puente, verán la estación de autobuses. Aquí acaban mis servicios como guía."
Llegado a la estación, comí algo, leí el periódico (y en él me enteré de que el miércoles habían tocado Extremoduro, si lo llego a saber, voy) y me subí al bus. Otras diez horas viajando, con conductores de chirigota. El primero, llevaba puesta una emisora de coplas (así que me enchufé al mp3 para sobrevivir). El segundo, en cada parada hacía una llamada de teléfono y hablaba a voz en grito. Me enteré de que estaba arreglando el cuarto de baño de su casa. Pero también fue el responsable de que el bus acumulara bastante retraso. Amparándose en eso, el último decidió no parar. De modo que desde Salamanca (donde paramos a las dos de la tarde) hasta Gijón (donde llegamos a las siete menos algo) no paramos para estirar las piernas. Así recuperamos el tiempo perdido y algo más, pero también sirvió para que la gente se quejara bastante. Cuando llegamos, alguien se acordaba de los muertos del conductor.
Pero bueno, ya estaba en casa, con mis padres esperando para recogerme y con ganas de llegar.
En resumen, no estuvo mal. Será cosa de volver otra vez. Y os lo recomiendo.

Cuadernos de viaje: Mérida (primera parte)

- Muy buenas, queridos lectores. Ya estoy de vuelta.
- Espera un momento - dice un lector de este blog -. ¿Tú no deberías estar en un autocar volviendo de Mérida?
- Pues sí, pues sí. Si lees hasta el final de este texto, entenderás por qué estoy aquí tan pronto. La verdad, fue un viaje bastante... rocambolesco. Pero empecemos por el principio:

INTRODUCCIÓN: Los preparativos
La verdad es que la idea original no era ir a Mérida. Era ir a Londres, pero al final, por una serie de cuestiones, acabamos optando por el plan B. Además, con el Festival de Teatro Clásico ahí, era una buena opción para agosto. El martes día 12 de agosto, ya teníamos Javi y yo las maletas listas para coger al día siguiente el autobús a eso de las siete de la mañana.

MIÉRCOLES 13 DE AGOSTO
La verdad es que mi reloj biológico no suele dejar que me duerma cuando tengo que salir de viaje. Normalmente, esa mañana me despierto varias horas antes de que suene el despertador. De este modo, me levanté a las cinco de la mañana, desayuné y me metí a la ducha. Cuando estaba ya duchado y empezando a vestirme, suena el teléfono. "Mala señal", pienso. En calzoncillos, lo cojo y me encuentro con la voz de Javier que me dice: "Estoy malo, no puedo ir. Otra vez será". ¿Cómo que otra vez será? El hostal y las entradas del teatro los tenemos desde abril, y los billetes de autobús desde hace casi mes y medio. Repuesto del shock, le digo: "Llama al hostal, que la reserva está a tu nombre. Diles que voy a llegar yo sólo". Así que me largo yo solo a Mérida.
Me subo al bus, me esperan diez horas de viaje. Un par de películas descatalogadas cuyos títulos no llegué a conocer (aunque sé que en una salía el viejecito de Karate Kid), un rato durmiendo, mucha música en mi mp3 y bastantes llamadas de teléfono y mensajes. Que si mi madre llama para ver cómo me va el viaje (una de las veces para despertarme), Javi para decir que está bien y coge el bus al día siguiente, luego para decir que igual va con su padre, después para decir que ya está en camino, un mensaje de Álvaro para avisar de que no va a pasar por Mérida de vuelta a Lisboa...
Total, que a las cinco de la tarde llego a Mérida y al entrar, al pasar por una rotonda, veo que han puesto un monumento a la Guardia Civil (recuerdos para los dos Robertos), que según me dijo un taxista al día siguiente, llevaba poco tiempo allí. Salgo de la estación, me subo a un taxi y le digo al conductor que me lleve a la calle Sagasta, que estoy alojado en el Hostal El Alfarero. Cuando llegamos, me fijo en que vamos por callejuelas con mala pinta (o eso me parecía a mí en ese momento, con todo el cansancio acumulado). Llego al hostal y otra movida: El coche ha dejado tirados a Javi y a su padre. No van a llegar. Entonces, trato de cambiar la habitación doble por una individual, pero no hay manera. El hostal está hasta los topes y no hay habitaciones disponibles. Me tengo que hacer cargo de una habitación doble yo solo.
Me doy una ducha para quitarme el "olor a autobús" y salgo a ver si me oriento por la ciudad. A ver qué hay a la izquierda según se sale... ¡Anda! Si eso es el pórtico del Foro de la ciudad romana. Entonces (en mi cabeza se agolpan los recuerdos de la otra vez que estuve)... más abajo tiene que estar el Templo de Diana (que por cierto, no estaba dedicado a esa diosa en concreto, sino al culto al Emperador, pero bueno). Sí, ahí está. Mola. Demos la vuelta y vayamos a la calle más grande que queda perpendicular a la calle del hostal. Mira, tiendas de recuerdos. ¿Y ésa? Se llama Mithra. ¿De qué me suena ese nombre? Claro, nos lo contaba una profesora de la Facultad, es una tienda de artesanía que está cerca del Museo... Entonces, si camino un poco más, me encuentro con... el Museo, y en la acera de enfrente, el teatro y el anfiteatro romanos. Coño. Estoy en la misma calle del Foro y del templo y a la vuelta de la esquina del Museo de Arte Romano, del teatro y del anfiteatro. Qué pasada. Mientras camino por allí, me doy cuenta de que los guiris tienen cara de eso, de guiris. La pregunta es... ¿yo también la tengo? Por dios, espero que no.
Me acerco hasta la taquilla del teatro para preguntar si puedo recuperar el dinero de la entrada que Javi ya no iba a usar. Pero nada. Las chicas (muy guapas y muy majas, por cierto) me dicen que no se admiten devoluciones, que la única opción para recuperar el dinero es que yo revenda la entrada.
Bueno, se hizo lo que se pudo. Ahora, a cenar y a descansar, que mañana hay mucho que ver.

JUEVES 14 DE AGOSTO
Después de dormir muy bien (que buena falta me hacía), me levanto, me ducho y voy a buscar dónde desayunar. En dirección al Museo, encuentro una cafetería y heladería donde ponen el café muy caliente y los croissants recién hechos, tiernos y calentitos. Mola. Voy al Museo, que está a pocos metros y me entero de que si hubiera llevado los papeles del paro me harían rebaja. Ya lo sé para la próxima.
Entro en el edificio diseñado por Rafael Moneo y me doy cuenta de una cosa. Cuando estuve allí hace años, yo estaba en COU. Ahora tengo una licenciatura en Historia, una especialidad en Arqueología y encima sacaba Matrícula de Honor en Epigrafía Romana. Y eso se nota en un sitio así. Sobre todo, para darme cuenta de que normalmente en las traducciones de las inscripciones romanas sólo ponían parte del texto y no el texto completo. Y a veces se dejaban en el tintero cosas muy interesantes. Por ejemplo, había una lápida en cuya cartela sólo ponía que estaba dedicada a una mujer. Lo que no ponía es dicha mujer era una chica de dieciocho años y que se la dedicaban unos cuantos decuriones de la Legión No-Sé-Cuántos. Se me ocurrieron varias explicaciones. Y sólo algunas eran buenas...
Por muy chulo que sea, el Museo Nacional de Arte Romano se ve en hora y media o poco más, y eso parándose en todo. Si lo ves como muchos guiris, es decir, mirando sólo una de cada cinco piezas, puedes verlo perfectamente en veinte minutos.
Salgo de allí y se me ocurre pillar un taxi para ir hasta la estación de autobús, a ver si consigo cambiar el billete para el sábado en vez de volver el domingo. Yo ya conozco la ciudad y sólo quiero ver algunas cosas concretas, de modo que no voy a necesitar tantos días. No hay problema, cambio el billete y ya puedo volver el sábado. Vuelvo al hostal caminando, para aprenderme bien el camino, y aviso de que me voy un día antes. Todo solucionado. Puff... Menos mal.
Pero aún es temprano, así que me acerco hasta la oficina de turismo, para hacerme con un plano y para que me expliquen cómo llegar a los dos sitios que me interesa visitar (la Basílica de Santa Eulalia, con sus restos romanos y tardoantiguos debajo, y el Museo de Geología y Prehistoria). Si la tía de la oficina me hubiera señalado en el callejero los sitios dibujando las líneas sobre las calles y no sobre los edificios sería más fácil de entender.
Después de comer, me acerco hasta un pequeño yacimiento musealizado que está justo en la esquina de la calle del hostal. Muy pequeño, se ve en nada. ¿Y ahora qué hago el resto de la tarde, hasta la hora de la obra de teatro? Pues desplegar el plano y buscar los sitios que quiero visitar. A ver... ¿por qué calle voy para la Basílica? Repito, si la tía hubiera dibujado los itinerarios sobre las calles y no sobre los edificios sería más fácil. ¿Por qué calle voy, por la izquierda o por la derecha? Como dijo aquél, "siempre a la derecha, menos en política". Vamos por la calle de la derecha. Nada, por aquí no hay nada, rodeemos a ver. Efectivamente, tenía que haber ido por la izquierda. Está a punto de cerrar, mañana visitaremos este sitio. Ahora, a ver si encuentro el Museo de Geología y Prehistoria (que digo yo, ¿qué tiene que ver una cosa con la otra?). Nada, en el plano me hizo las rayas sobre los edificios, otra vez a mirar por qué calle voy. Nada, no encuentro nada.
Bueno, ya es hora de ir a recoger las entradas del teatro y ver si puedo colocar la segunda. Primero, algún indocumentado analfabeto había puesto mis entradas en un sobre en el que mi apellido aparecía como Zolgueira, y no Folgueira, así que la chica tardó en encontrarlas. Luego, no es fácil colocar una entrada de teatro así como así. La gente, en general, pensaba que quería timarles. En particular, las tías pensaban que quería ligar. Claro, lógico, donde esté una mochilera que vete a saber cuándo se duchó por última vez que se quiten todas las lugareñas guapas y de agradable acento que salen de casa recién duchaditas. No te digo.
Voy a cenar y a descansar un rato antes de ir al teatro. Voy a ver Edipo, rey, de Sófocles. Se merece un respeto, me voy a duchar y a ponerme ropa un poco elegante, que además, esta noche es el estreno. Entro al teatro y la sensación sobrecoge. Es lo que yo llamo la "responsabilidad del historiador". Saber que donde yo estoy sentado, hace dos mil años hubo otro tío esperando para ver un espectáculo similar. Increíble. Eso sí, por muy Mérida y por muy agosto que sea, os recomiendo que si vais a ver una obra del Festival, os cojáis una chaqueta, que hace algo de rasca. Anda, mira, esta tía de la primera fila, la que está junto a la cámara de la tele, es Nieves Herrero. Qué cosas.
La obra, protagonizada por Ernesto Alterio, es increíble. Un montaje innovador para una de las mayores tragedias jamás escritas, sobre la lucha contra el destino. Alucinante. Os dejo un par de enlaces, para que sepáis de qué hablo (comentario en El País, vídeo). Al final, todo el público en pie para ovacionar a todo el equipo.
Mañana, seguiré contándoos más cosas.

jueves, agosto 07, 2008

Noticias raras

Muy buenas, queridos lectores. No sé si sabéis que en mi barrio hay una casa okupada, llamada La ReFLEXón, que se encuentra en una fábrica abandonada de colchones FLEX (de ahí el nombre de la okupación, que es un juego de palabras entre eso y la forma de decir "reflexión" en asturiano). En dicho lugar (Avenida Príncipe de Asturias, 19, Gijón) se hacen iniciativas culturales y cosas así, y resulta que una de las próximas va a ser, concretamente el miércoles día 20 de este mes a las siete de la tarde, una charla-coloquio titulada "La Transición: Mito y realidad", a cargo de dos licenciados en Historia...
Dichos licenciados somos Javier Bayón (el mismo con el que yo hice el programa de radio hace años) y yo mismo . Vale, que sí, que ni él ni yo somos expertos en el tema y que muchos de mis lectores podrían saber más de esas cosas. Pero en plan divulgativo, creo que vale tanto lo que podamos decir nosotros como lo que puedan decir otras personas (aún así, no me atrevo a colgar el texto de la charla en el blog... a lo mejor más adelante en el de Javi). De todas maneras, si sobre la Guerra Civil escriben César Vidal, que es experto en cristianismo primitivo, y Pío Moa, que no es experto en nada (que se sepa) creo que nosotros también podremos hablar de estas cosas.
Por eso, os invito a acercaros. Para los legos en la materia, prometo que no seremos demasiado técnicos ni pedantes. Para lo que sabéis más, os cederemos la palabra cuando sepamos que podéis aportar cosas de interés (que sé que algunos de vosotros podréis decir cosas muy interesantes sobre el tema).
En este enlace podéis ver la lista de las próximas actividades de los okupas, entre ellas la charla (por cierto, os advierto que está todo en asturiano, aunque supongo que se entiende bien). Sería divertido que os acercarais.
Y tenéis ya otro capítulo de Sombra y Luz... ¡Ya falta menos para el desenlace!
Por cierto, voy a estar unos pocos días de viaje, concretamente en Mérida, viendo una obra del Festival de Teatro Clásico, volviendo a ver la ciudad (estuve allí hace años) y pasando calor. Cuando vuelva, os lo contaré en forma de cuaderno de viaje.
Cuidaos.

Encantado de conocerte

¿Así que tú eres el famoso X?
¿Sabes? Me han hablado mucho de ti. Y por lo que contaban, sospechaba que no me ibas a caer bien. Y veo que no me equivocaba. Lo que no sabía es que tenías más defectos de los que yo pensaba. Y mucho más detestables.
No me importa demasiado que te apropies de lo que no es tuyo. Al fin y al cabo se trata sólo de objetos. Pero me molesta que seas un cobarde que sólo se siente bien cuando pega a una mujer. Y en este caso me molesta más porque acabas de darle una bofetada a una amiga mía. Y eso va a obligarme a tomar medidas.
Lo siento, X, pero creo que estoy obligado a partirte la cara. Y mira que me molesta mancharme las manos con escoria como tú. Pero no me queda otro remedio.
Colega, ¿serías tan amable de sujetar mi cazadora? Gracias. No es que quiera parecer un chulo quitándomela ni nada de eso, pero es que le tengo cariño. Sé que es una chaqueta vieja, pero aún así no quiero estropearla.
No te dejes engañar por mi aspecto, X, es que llevo una camisa muy amplia. Me la compré en una época en la que... ocupaba más espacio por así decir. Pero debajo de ella no estoy delgado por haber dejado de comer. Sino por el ejercicio.
Y para tu información, sólo lo hago para estar en forma, no para estar "cachas", porque no acostumbro a pelearme con nadie. Pero me temo que hoy tendré que hacer una excepción.
Y eso que cuando me levanté por la mañana estaba dispuesto a portarme bien. Pero como decía un guardia civil que conocí una vez "aunque a veces me propongo no multar a nadie, a veces me obligan a hacerlo, los hay que parece que piden a gritos que les ponga una multa". Yo, salvando las distancias, me veo en esa situación.
A veces no queda otro remedio.
¿Quién sabe? A lo mejor cuando toda esta tontería termine podemos fingir que nos caemos bien.
Incluso puede que te diga que estoy encantado de conocerte.

Espero que os guste... Y mirad el nuevo capítulo de Sombra y Luz, que ya está colgado.

viernes, agosto 01, 2008

Conociendo al enemigo

"Hay que comer de todo. De lo que gusta y de lo que no". Estas palabras las escuchaba bastante a menudo cuando era pequeño de boca, normalmente, de mi madre o de mi abuela. Y desde entonces, le he hecho bastante caso, sobre todo en lo que se refiere a mi "alimentación cultural". Quiero decir que a la hora de leer, leo de todo, y de manera que igual que me he leído tres veces Don Quijote y dos La Iliada, puedo decir que me he leído también El código Da Vinci, y lo mismo que adoro lo que escribe Gabriel García Márquez, tengo interés por echarle mano al algo que haya salido de las manos de Carlos Ruiz Zafón.
En lo que se refiere a lecturas de carácter histórico, aunque no es algo que haga tan a menudo, también intento no ceñirme sólo a una visión y conocer otras visiones de un mismo hecho. Por eso ahora estoy leyendo algo de Pío Moa, concretamente uno de los muchos libros que escribió sobre la Guerra Civil (Los mitos de la Guerra Civil). Y no tiene desperdicio.
Aparte de la evidente utilidad que tienen los libros de este tío a la hora de calzar mesas cojas, en este caso es interesante porque me ayuda a recordar algo que decía de vez en cuando un profesor de Literatura que tuvimos en la carrera (Pedro sabe a quién me refiero): "O hacemos ciencia, o hacemos literatura, o nos callamos", o sea, que o contamos hechos verídicos y hacemos ciencia (en este caso, ciencia histórica), o nos lo inventamos pero lo hacemos bien (hacemos un texto literario), o nos callamos, porque para hacerlo mal, mejor no hacer nada. Tal vez esta frase debería haberla escuchado alguna vez el señor Moa.
En su libro, este tipo, que se llama a sí mismo historiador aunque no tiene formación histórica (¿qué diría si le operara de apendicitis un fulano que se llama a sí mismo cirujano aunque no haya entrado en una Facultad de Medicina en su vida?), utiliza mal varios conceptos, critica a historiadores españoles y extranjeros consagrados y muy respetados cuando no está de acuerdo con sus teorías (Gabriel Jackson, Paul Preston, Raymond Carr, Hugh Thomas, Ian Gibson, Javier Tussel, Enrique Moradiellos, David Ruiz...), aunque sí le parecen interesantes cuando dicen cosas que sirven para refrendar más o menos sus ideas.
Otra cosa sobre el estilo de este autor, adalid de lo que se ha dado en llamar el revisionismo histórico (que se resume en "vamos a inventarnos la Historia porque la verdad no nos mola, así que vamos a intentar convencer a la peña de que Franco era muy bueno y los de la República muy malos"), es que no cita fuentes ni bibliografía. Apenas incluye notas a pie de página y no dice de dónde saca cada dato. Y qué queréis que os diga. Cuando yo redacté mi memoria de investigación de doctorado, mi tutor me obligaba a poner una nota a pie de página por cada afirmación que escribía, y siempre tenía que ser una nota que remitiera a la fuente primigenia, de manera que la falta de referencias me parece una chapuza.
Y lo que más me molesta es que presente opiniones como hechos ciertos. Eso, señor Moa, no es hacer Historia. Es hacer el idiota a base de contar sus ideas.
Por cierto, en cierta ocasión me referí a este individuo como un "terrorista cultural". Lo que yo no sabía y me enteré después, es que este fulano sí fue terrorista de verdad, fue militante y miembro fundador del GRAPO. No tiene condenas por delitos de sangre, aunque sí participó en atentados y algunas fuentes apuntan a que tal vez sea responsable de alguna muerte. No voy a entrar en eso, sus posibles delitos de sangre quedan entre él, su conciencia (suponiendo que la tenga), y la Justicia. Y esto es lo más sorprendente: de militar en organizaciones de extrema izquierda, ha pasado a justificar la dictadura. De un extremo a otro.
Sólo espero que algún día los historiadores de verdad asumamos lo que dijo el presidente del tribunal que valoró la memoria de investigación de uno de vosotros: los historiadores serios nos perdemos en grandes teorizaciones y dejamos la divulgación en manos de gente como Pío Moa.
Cuando lo asumamos, podremos divulgar para contrarrestar la influencia de las mentiras de gente de esta calaña y dejar que la Historia (la verdad, en definintva) sea lo que siempre debió ser: un patrimonio de toda la sociedad.
Y ya tenéis otro capítulo de Sombra y Luz disponible. Espero que os guste.