martes, noviembre 20, 2007

Por suerte, los sueños, sueños son

Ahora que ya sé por qué mi natural rival político no ha escrito ningún comentario en este blog en los últimos tiempos (suerte con ese congreso, ya me contarás a la vuelta), ya no tengo motivos para esperar antes de volver a escribir. No obstante, tampoco se me ocurría nada sobre lo que hacerlo. Pero, una vez más, las musas volvieron a iluminarme (porque si no llegan a hacerlo, a mí no se me hubiera ocurrido nada, je, je). Hace un par de noches tuve un sueño un tanto estrafalario, de modo que voy a compartirlo con vosotros, pero eso sí, convenientemente vestido de bonito y convertido en un relatillo más o menos pasable.

Algo me despertó. Miré el reloj y marcaba las tres y cuarto de la madrugada, la hora a la que, según cuentan, suceden los fenómenos paranormales. Pero yo sabía que lo que había pasado, si bien de normal tenía poco, tampoco era paranormal.
- Otra vez - pensé.
Bajé las escalera una vez más, y al llegar al recibidor, apenas tuve tiempo de saltar detrás de un pequeño mueble para evitar una ráfaga de disparos.
Por tercera noche consecutiva, ese chiflado había intentado matarme. Y no sabía qué me resultaba más molesto, si no saber qué tenía contra mí, o el hecho de que siempre lo intentara de noche, para despertarme.
Y para encima, tenía mala puntería. En tres noches no había conseguido hacerme ni un rasguño. Pero anoche había conseguido destrozar un jarrón de porcelana (caolín, para más señas) y hacer varios agujeros en un cuadro de Toulouse-Lautrec que estaba colgado en la pared del zaguán.
- A ver, imbécil - grité -. Ya que me despiertas, ¿sería mucho pedir que por lo menos hicieras bien tu trabajo? Se me está empezando a agotar la paciencia, desgraciado. No me gusta que me despierten para nada.
Por toda respuesta, escuché correr y después el motor de una motocicleta que arrancaba y se iba a gran velocidad.
Menuda estupidez. Supongo que a este descerebrado lo habrán contratado para matar a otro tío y no se da cuenta de que no soy yo. Si por lo menos tuviera buena puntería, acabara de una vez y dejara de dar el coñazo; si es que ya casi prefiero que acierte y me deje en paz. Pero es que nada. No sé; a lo mejor es que no le pagan por matarme, sino sólo por disparar contra mí. Igual cobra por cada bala disparada. Hay cosas tan raras...
Y seguro que mañana volverá a intentarlo. Otra vez a despertarme para nada. ¡Qué tío más pesado! Y lo mismo, cualquier día, de tanto intentarlo, acierta algún tiro, aunque sea por casualidad, y tenemos un disgusto.
Entonces sonó el despertador. No vivo en un dúplex ni tengo jarrones de porcelana ni cuadros de artistas famosos colgados de la pared. Pero, por lo menos, tampoco tengo a un sicario con mala puntería intentando matarme. Algo es algo.

domingo, noviembre 04, 2007

Y sin embargo se mueve

Muy buenas, queridos lectores.
Cuando se hizo pública la sentencia sobre los atentados del 11-M comencé a buscar por internet las distintas visiones que se daban de la noticia en las distintas páginas, además intentando entrar en páginas de diferentes ideologías, para tener una visión más global y no estar mediatizado por las "visiones prisaicas". Entonces recalé en Libertad Digital. En esta página, caracterizada por sus posturas radicalmente conservadoras (si habéis visto el episodio de Los Simpsons en el que el Actor Secundario Bob llegaba a ser alcalde, os diré que el personaje de Birch Barlow podría estar perfectamente inspirado en cualquiera de los que escriben en esta página), encontré cosas bastante llamativas, ya que mantenían cosas sobre la teoría de la conspiración y hablaban de la Educación para la Ciudadanía desde posturas muy radicales y citando casos sobre los que daban tan pocas referencias que creo que eran casos ficticios (sobre esto, algún día hablaré largo y tendido, que ciertas posturas exigen que se les dediquen textos específicos; ya sé que sobre la asignatura ya hablé, pero igual vuelvo a hacerlo).
Pero claro, cuando me meto en territorio hostil, lo hago con todas las consecuencias, así que seguí mirando esa página y encontré el enlace a otra llamada Criteria Club de Lectores, en la que se venden libros que probablemente gusten mucho a los lectores de Libertad Digital, más que nada porque muchos son libros de gente que escribe en esta página. Concretamente dos libros me llamaron poderosamente la atención. Uno se titula Guía políticamente incorrecta de la ciencia, de Tom Bethell, y el otro El evolucionismo en apuros, de Silvano Borruso (pongo los títulos completos y los nombres de los autores por si acaso los enlaces han cambiado y necesitáis más datos para encontrarlos). En el primero se asegura que en los últimos tiempos se ha tomado lo que dice la ciencia como verdad porque sí. En el segundo, como su título indica, que el evolucionismo es más fácil de refutar que de aceptar. Todo esto, unido al hecho de que todavía hay gente que piensa que la Tierra es plana (os dejo el enlace de la web de la Flat Earth Society y del artículo sobre ella en la Wikipedia), y a que el creacionismo se enseña en colegios de ciertos estados de los Estados Unidos (Utah y Texas, entre otros) al mismo nivel que la Teoría de la Evolución, me lleva a pensar que todavía hay personas que no se han enterado de que la ciencia avanza mucho y de que hay que tener un buen par de cojones para sostener ciertas teorías. La verdad es que en estos tiempos (si no me equivoco, creo que estábamos ya en el siglo XXI) me resulta ciertamente difícil aceptar que todavía haya gente que admita determinadas cosas.
Sé que los que dicen esas cosas son pocos, pero no puedo evitar el sentirme un poco asustado. En muchos aspectos, parece que no hemos avanzado nada y que mucha gente prefiere que la verdad no le amargue sus creencias.
Las cosas como son. La mayoría de la gente no admite lo que dice la ciencia porque sí, sino porque la susodicha ciencia nos da las explicaciones más sencillas (según Occam "en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla es siempre la correcta), es decir, las que valen.
Pero claro, todavía hay quien opina que la expliación más sencilla no es la correcta. Que es más fácil creer que las pirámides de Egipto las hicieron extraterrestres (que hay quien lo dice) y no seres humanos. En definitiva, que nada es como nos lo contaron.
Y en momentos así, me acuerdo de Galileo que fue obligado a negar su teoría de que la Tierra gira en torno al Sol para que no lo quemaran. O de Miguel Servet, que por atreverse a pensar por sí mismo acabó condenado dos veces (primero por los católicos, pero se escapó antes de que lo quemaran, y después por los protestantes, que ésos sí lo quemaron). Yo antes pensaba que el sufrimiento de esos científicos no había sido en vano porque a pesar de todo nos habían enseñado la verdad.
Pero ahora me doy cuenta de que muchos están más cómodos viviendo en la mentira.

Bueno, y ahora, cambiando de tema, voy a hablar de otra cosilla que no tiene nada que ver con lo que decía hace un momento y que probablemente a la mayoría de vosotros no os importará nada (con razón, por supuesto). Hace cosa de unos diez días, estuve discutiendo (brevemente, por suerte) con uno de vosotros sobre la dictadura Argentina. El colega decía que en ella "sólo" habían muerto 5.000 personas y yo que muchas más. Encontré un artículo de El País que no va de eso en sentido estricto, pero en el que se menciona que hay reconocidos 18.000 muertos y desaparecidos, aunque otros organismos hablan de hasta 30.000. Supongo, según tú lógica, camarada, que serían 18.000 tíos que fueron a por tabaco y no volvieron.
Nos vemos.

Conspiración en la sombra

Empiezo este texto agradeciendo a mis (escasos) lectores sus amables palabras en los comentarios del texto anterior. Aún así, sé que me lee alguna persona más, pero no escribió (a ver si me voy a tener que mosquear...). Dicho esto, empiezo.
Como bien sabéis, queridos lectores, por fin se conoce la sentencia por los atentados del 11-M. En ella se han dejado claras unas cuantas cosas, y, sobre todo, se ha conseguido por fin quitar la razón a los que hablaban de conspiraciones.
Pero ha sucedido algo realmente curioso: Resulta que ahora, por supuesto, lo de las conspiraciones nunca existió, que quienes decían que las bombas eran de ETA jamás lo dijeron, que los que cuestionaron el trabajo de la policía ahora son miembros del Club de Fans de la Madera y que todos sabían de antemano que los atentados eran cosa de islamistas. Hay que ver qué desagradecidos somos los españoles... Mira que ellos ya sabían que no había sido ETA y vamos nosotros y los sacamos del Gobierno porque pensábamos que nos querían engañar. Si es que...
Bueno, también hay otra cosa que comentar, y es que ésos que nunca apoyaron teorías de la conspiración y que nunca cuestionaron el trabajo de la Policía ahora se enfrentan a una querella interpuesta por el Sindicato Unificado de Policía por difamación y esas cosas. Creo que ahora sería el momento de que muchos de los responsables de esa teoría que nunca existió se plantearan la posibilidad de dejar la vida pública y ser, no sé... porteros de bares de alterne, que es para lo que muchos valdrían si tuvieran lo que hay que tener. Pero, como ya dije una vez, la autocrítica es difícil si creemos que todos los demás son los que están equivocados.
Pero claro, todavía alguien dirá que no se sabe qué estalló en los trenes (por cierto, los peritos no lo dijeron a la ligera, un investigador serio, sea del campo que sea, antes de hablar busca pruebas y es entonces cuando habla) o que lo de Leganés todavía no está claro (como si nunca nadie hubiera aplicado aquello de "no me cogeréis vivo"). Pero eso, ya se sabe, no se relaciona con la teoría de la cospiración.
Y tampoco se relacionará con ella eso que dijo Mariano de que hay que seguir buscando a los "autores intelectuales". Eso me lleva a dos reflexiones. La primera, la postura neocolonial desde la que ese tío habla, ya que insinúa que los islamistas no pudieron ser, seguramente porque, según él, no tendrán capacidad para esas cosas (como si para poner bombas hiciera falta un doctorado en Química o como si los etarras tuvieran todos ellos premios Nobel de Física). La segunda es más bien una pregunta: ¿por qué cuando hay un atentado de ETA no se busca a "autores intelectuales" y cuando son otros sí? ¿Tal vez porque sólo aceptarán la verdad cuando sea la que les conviene?
Pensad en ello.
Pero, afortunadamente siempre queda gente coherente. Ahí tenemos a Aznar manteniendo contra viento y marea sus antiguas mentiras (bienvenidos al pasado). Menos mal que siempre nos quedará él...
Nota: Ilustrando este texto, la viñeta de Forges publicada en El País el día 1 de este mes.

jueves, noviembre 01, 2007

... y que cumplas muchos más

Puff... Cómo pasa el tiempo. Hoy hace un año que creé este blog. La verdad es que ha sido un año muy interesante, con unas oposiciones por medio, con políticos que se insultaban, con polémicas de toda índole, con cosas que celebrar, con cosas que olvidar... Vamos, que no nos aburrimos.
Un año. Un año escribiendo sobre lo que me dio la gana en cada momento, siendo la voz que clama en el desierto y usando este blog como tribuna de opinión y como foro de debate.
Un año a lo largo del cual también ha habido cierta evolución en los textos que escribo. Desde los textos cuidados del principio, de los que escribía varios borradores antes de darlos a conocer, al final he pasado a improvisar la mayoría de lo que escribo (¿entendéis por qué a veces lo que escribo parece un tanto caótico y desordenado?). Todo es evolucionar.
No creo que el mundo haya cambiado porque yo haya escrito estas cosas, pero desde luego, yo me lo pasé genial. Y además, estos textos os han ayudado a conocerme un poco mejor.
Ahora os pido una cosa: Sé que hay unos pocos colegas que me leéis, pero normalmente sólo uno escribe (por cierto, gracias Pedro), así que me gustaría que esta vez, y sin que sirva de precedente, todos lo que leáis este texto pongáis algo. Así sabré qué público tengo (y también sabré si vale la pena seguir escribiendo, no vaya a ser que seáis tan pocos que no valga la pena, je, je).
Por cierto, en el comentario del texto anterior dije que no hablaría de la sentencia del 11-M... el día de la sentencia. Así que ya sabéis de qué va a ir el próximo texto.
Nos vemos.