viernes, mayo 27, 2011

¿Y ahora qué?

Muy buenas a todos:
Supongo que, a estas alturas de la película, nadie esperaría que yo dejara pasar la oportunidad de comentar el resultado las elecciones del domingo pasado. Pues ahí vamos:
Evidentemente, era de esperar que la izquierda perdiera poder. De hecho, espero que alguien recuerde que ya hace dos años, cuando las últimas elecciones al Parlamento Europeo, yo vaticiné la pérdida de votos de la izquierda, vaticinio que se cumplió. Y es que, entre una abstención que tradicionalmente afecta a los partidos de izquierda (recordemos que la fidelidad de voto en el PP ronda el 80%, supongo que porque no tienen suficiente sentido crítico como para dejar de votar a un partido en cuyas listas se presentan personas acusadas de corrupción), y el voto de castigo debido a cómo estaba yendo la gestión de la crisis (antes de que alguien pregunte: iba mal), la cosa pintaba mal.
Y pintaba mal no por algo externo, sino que el problema estaba dentro de la propia izquierda. Estas elecciones se plantearon en clave nacional, y como tales salieron: con un voto de castigo al partido que gobierna el país por no estar acertando del todo con su gestión de la crisis. Y llega así el momento de la autocrítica, de plantear qué se debería hacer, cómo se debería plantear un nuevo proyecto y quién debería liderar ese nuevo proyecto. Mirando a lo que se puede mejorar dentro y no a cómo echar las culpas fuera, no como otros, que cuando pierden siempre es porque alguien muy malo anduvo conspirando.
Pero podríamos plantearnos otras reflexiones sobre la política actual.
En primer lugar, si, con 33% de abstención algún partido político está legitimado para hablar de éxito. Sí, porque ese porcentaje de abstención significa que ningún partido pudo no ya ilusionar, sino tan sólo convencer a uno de cada tres españoles. Y eso es un problema. Ayer enlacé en mi Facebook una cita de Bertolt Brecht que colgó el humorista Berto Romero en su blog y que habla del analfabetismo político. Pero yo creo que ese porcentaje de abstención no se relaciona sólo con el analfabetismo político, sino con la incapacidad de los partidos políticos actuales de conseguir que la gente crea en ellos. Y eso es porque cada vez hacen menos propuestas realistas y que los ciudadanos puedan interpretar como necesarias. Eso es lo que los diferencia del Movimiento 15-M, que plantea propuestas que sí son necesarias (y que, supongo que por eso precisamente, esta mañana sus representantes han sido violentamente desalojados de la Plaza de Cataluña, en Barcelona). Eso sí, este Movimiento tampoco consiguió evitar la abstención.
En segundo lugar, y mirando un poco lo que pasó más cerca de donde estoy, vamos a ver lo que nos pasó en Asturias. Aquí vamos a tener de Presidente a Francisco Álvarez Cascos, líder del recién fundado Foro Asturias Cascos (FAC, sí, FAC, y ya me han acabado los chistes fáciles). Sinceramente, yo no voté al PSOE en estas elecciones y casi, en lo más profundo de mi ser, deseaba que perdieran el Gobierno regional porque no estaba de acuerdo con algunas de las cosas que estaban haciendo. Pero, si tengo que decir la verdad, nunca hubiera esperado que fuera el partido de Cascos el que ganara. Y mucho menos que ése sea también el partido que, casi con seguridad, va a dirigir el Ayuntamiento de Gijón.
Que sí. Que ya sé que la alternancia es buena y democrática, y que en el caso de Gijón llevaba gobernando el mismo partido desde hace más de treinta años (es decir, yo nunca viví en esta ciudad con un Alcalde que no fuera socialista). Pero a veces cuesta hacerse a la idea.
A ver cómo sale la cosa. Seguiremos informando.

jueves, mayo 19, 2011

Indignados

Lo dicho, colegas. Que la situación actual ha dado lugar a una oleada de indignación. La peña sale a la calle a protestar. Pero no a protestar contra un partido o contra otro. Sino a protestar contra una situación a la que no se está respondiendo como se debería. Aunque al ser movimientos predominantemente de izquierdas seguramente restarán votos a los partidos de ese lado porque será con ellos con los que estén más desencantados, muestran el descontento no sólo con la izquierda, sino con toda una clase política incapaz, corrupta, escasamente preparada, no consciente de cuál es su cometido para con la ciudadanía y, pese a todo, pagada de sí misma.
Por eso lo que está pasando debe ser tenido en cuenta. Porque muestra que esa "generación perdida" de la que se habla en ocasiones ya se ha cansado de serlo. Porque estamos hartos de que nos digan que tenemos que aceptar las reglas de un juego que nunca quisimos jugar.
No es un movimiento antisistema, sino todo lo contrario. Es un movimiento hecho desde dentro del sistema pero no para socavarlo, sino para hacerlo más eficiente. Para dar un rostro humano a una política y a una economía alejadas de la gente.
¿Que las propuestas no están muy definidas? Puede ser, pero no están menos definidas que las de los propios políticos. No hay más que leer los programas de los distintos partidos para darse cuenta de las propuestas que (no) hacen.
Y cuando escucho a esos tertulianos y leo a esos columnistas que ni entienden lo que está pasando ni saben de lo que hablan y veo que dicen que esto es un movimiento orquestado por la extrema izquierda o por el Gobierno o incluso por ETA (el multidoctor César Vidal dixit), me doy cuenta de que sólo es una muestra de que hay mucha gente en este país que está superada por unos acontecimientos que desbordan su estrechez de miras.
Y quede clara una cosa: A diferencia de lo que pasó en París en mayo del 68, ahora nadie dice cosas del tipo "Seamos realistas, pidamos lo imposible". Ahora lo que se podría decir sería "Seamos realistas, pidamos lo justo: lo que es nuestro".
O algo así.

miércoles, mayo 18, 2011

Más campaña

Hola de nuevo:
Acabo de escuchar la entrevista que esta mañana le hicieron en la Cadena SER a Rajoy. Si además de hablar, hubiera dicho algo, igual pensaba que podía ser una idea a considerar eso de votar a su partido (sólo una pregunta: ¿cómo puede decir que la corrupción o la lucha antiterrorista no interesan a los ciudadanos?).
Y en este momento de la campaña, ha irrumpido el movimiento 15-M y Democracia Real Ya, que al margen de que pueda ser más o menos utópico o más o menos demagógico en algunos aspectos, sí que es la canalización de un descontento generalizado ante la situación política de este país, que está muy mal. Y precisamente por eso, es necesario que se tenga en cuenta ese descontento, que por cierto no creo que tenga nada que ver con los movimientos antisistema, sino más bien con gente que en lugar de enfrentarse al sistema, lo que busca es que éste funcione mejor y de forma más justa, gente que lo que busca son, en definitiva, reformas en el sistema, no su destrucción (otra pregunta: ¿alguien se ha dado cuenta de que en Madrid se puede acampar para ver a Justin Bieber pero no para protestar?). Por cierto, yo creo, y eso es sólo una opinión, que esto se relaciona más con lo que pasó en Islandia que con lo que está pasando en los países árabes.
Y, por si alguien todavía no lo ha hecho, leed Indignaos de Stéphane Hessel, lectura obligatoria para estos momentos (descargadlo aquí).
Pero no quería hablar de ninguna de esas cosas. Quería plantear una reflexión sobre la crisis y sobre cómo se afronta.
No sé si nos damos cuenta de que estamos metidos en una crisis estructural muy profunda. Y cuando se está en esa situación, la solución no es fácil ni va a venir de un día para otro.
Por eso creo que es importante que seamos conscientes de que con un cambio de Gobierno no va a ser suficiente. Que el día después de las próximas elecciones generales, sea quien sea el Presidente (y mucho me temo que va a ser Rajoy) no va a empezar a crearse empleo ni vamos a poder empezar a atar los perros con longaniza sólo porque el Gobierno sea de otro color. El Gobierno que salga de esas elecciones de dentro de un año tiene que asumir y aceptar como una necesidad el hecho de que para salir de la crisis no va a bastar con parches, sino que hace falta reformas muy profundas en el sistema productivo español, reformas que no se podrán sacar adelante en solitario: será necesario llevarlas a cabo con la colaboración de, como mínimo, los dos partidos mayoritarios, aunque sería deseable que se hicieran con el apoyo decidido e incluso entusiasta de todos los partidos representados en el Parlamento, sin demagogias y sin partidismo.
¿O no?
P. D.: Y algo destacable de estos días: Anguita ha renunciado a su pensión vitalicia para que el Estado pueda recortar gastos ante la crisis. Y oye, será sólo un gesto, pero ya es más de lo que han hecho la mayoría de los políticos.

jueves, mayo 12, 2011

Otra vez en campaña

Pues sí, camaradas, otra vez en campaña. Que entre elecciones, generales, municipales, autonómicas y al Parlamento Europeo, estamos siempre en campaña, leñe. Y ya veréis cuando haya que votar la independencia de mi barrio. Y, como siempre, no se dice nada nuevo.
Sin embargo, sí se da nueva forma a los temas clásicos (por no decir "viejos"). Por ejemplo, ahora casi no se habla de ETA. Se habla de Bildu.
Y ése es un tema peliagudo. Porque ahora que es legal, se vuelve otra vez a dar vueltas con la movida de que el Gobierno negocia con ETA. Y a lo mejor la cosa es un poco más complicada que todo eso.
En primer lugar, si fuera verdad lo de la negociación no estaríamos en uno de los períodos en los que más etarras se están deteniendo. Pero mi argumento principal no va por ahí. Va por la idea de que, si fuera así, en España no habría división de poderes. Y yo creo que la hay, porque en realidad un magistrado, desde el momento en el que tiene una plaza de funcionario segura, ya no necesita plegarse a lo que le diga un partido político u otro.
Por cierto, un aparte: cuando se habla de la división de poderes, a la gente pedante se le llena la boca diciendo que ése es un concepto que desarrolló Montesquieu en El espíritu de las leyes. En realidad, Montesquieu lo que hizo fue tomar ese concepto de la Política de Aristóteles. Y otra cosa: Precisamente en El espíritu de las leyes está la idea de que éstas son susceptibles de ser interpretadas, y por eso las sentencias pueden ser discutibles. Si no fuera así, no harían falta los jueces, con tener un robot que aplicara la ley de manera mecánica ya estaría todo solucionado.
Después de esta didáctica digresión (es ese profe que vive dentro de mí, que de vez en cuando tengo que dejarlo salir), vuelvo a mi argumentación.
Lo de declarar ilegal a Bildu era algo muy complicado, porque en realidad no es un partido político, sino una coalición, y en ella había partidos, como Eusko Alkartasuna, que condenan la violencia. Que es, por cierto, es lo mismo que hace Bildu en sus estatutos.
Luego está lo del etarra que posó al salir de la cárcel con una pancarta de Bildu. Por mucho que no nos guste la cosa, tampoco es tan raro: Por un lado, una vez que cumplió su condena, aunque nos siga pareciendo un asesino (que no digo que no lo sea), es un hombre libre, y como tal, puede pedir el voto para quien le parezca. Y que lo pida para Bildu es lo lógico. Lo raro sería que lo pidiera para el PP.
Y por último hay un detalle que se tiende a olvidar, sobre todo por parte de los medios de derechas: Que en la última reforma de la Ley Electoral se recoge la posibilidad de que, si un partido es ilegalizado después de las elecciones, sus representantes electos puedan perder los cargos que tengan (con la legislación anterior, aunque el partido fuera ilegalizado, sus representantes mantenían los cargos).
Pues eso. Que por mucho que nos quieran vender la moto, las cosas no son tan sencillas.
Nos vemos.

lunes, mayo 02, 2011

Anoche se hizo historia

Pues sí, amig@s mí@s. Anoche se hizo historia. O mejor dicho, Historia, así con mayúsculas. O al menos eso es lo que nos han contado. Resulta que Osama bin Laden murió anoche en Pakistán durante un tiroteo con las fuerzas norteamericanas.
Y ahora todo el mundo está intentando explicar cuáles son las consecuencias de esto y diciendo que el mundo es un sitio más seguro. Pues bien, yo os digo que la repercusión de la muerte de bin Laden no es tan profunda como puede parecer a simple vista.
Porque en realidad, al-Qaeda no era una organización centralizada en la que bin Laden ejerciera de líder indiscutible, sino todo lo contrario, una red de células independientes muy descentralizada, en la que, operativamente, el papel de bin Laden era muy reducido, ya que no era más (ni menos, ojo) que un ideólogo.
Por eso yo creo que hoy el mundo es tan seguro o inseguro como ayer. Porque la falta de Osama no va a cambiar nada.
Bueno, eso, claro, si no nos creemos las teorías de la conspiración sobre bin Laden, al-Qaeda y el 11-S, jejejeje.
Nos vemos.
Sí, ya sé que es muy corto, pero no tengo mucho tiempo, leñe.