domingo, enero 27, 2008

Imaginación al poder

En el más de un año que llevo escribiendo este blog he hablado de bastantes temas: Cine, literatura, música, más política de la que me habría gustado... Incluso algunas veces he colgado relatillos e incluso algún poema que había salido de mi calenturienta mente. Sin embargo, creo que nunca he escrito sobre televisión, al margen de alguna queja sobre las horas a las que acaban las películas en Televisión Española o Antena 3. Hombre, si tengo que ser sincero, tampoco veo mucho la tele, sólo veo los informativos mientras como o ceno, y después de cenar puedo ver alguna película o alguna serie. Y de esto quería hablar hoy: De las series (lo cual no deja de ser triste, porque ayer vi Ciudadano Kane). Concretamente de las norteamericanas, porque hace tiempo que no veo series españolas.
Llevan un tiempo hablándonos de que los guionistas americanos están en huelga. Pues bien... Yo os aseguro que llevan años en huelga. Porque todas las series son iguales. Salvo excepciones, todas pueden catalogarse en dos tipos: De policías (o en su defecto, de los que meten a "los malos" entre rejas) y de médicos. Cuando alguna serie se intenta salir de esos temas, lo hace copiando algo que ya se había hecho antes, como en el caso de Men in trees, que no es más que la versión femenina y fashion de Doctor en Alaska. O llenando cada capítulo de pajas mentales y cosas demasiado raras, como en Perdidos (¿alguien puede decirme qué fuman los guionistas de esa serie?).
Dentro de la tipología de las series de los que meten a los delincuentes entre rejas, Shark es un poco original, porque el fulano en cuestión es fiscal, no madero.
Pero el caso de Numbers ya es la leche. Buscando la originalidad, se intenta hacernos creer que unos matemáticos van a colaborar con el FBI. Eso significa que van a intentar que nos traguemos que van a hacer cosas un tanto estrafalarias. Una vez se encontraron una llave de un coche, y, en lugar de llevarla al concesionario para saber de qué coche es, deciden hacer un algoritmo basado en la Ley de No-sé-quién, que ya son ganas de marear la perdiz, para descubrir qué coche abria.
En las series de policías, las distintas versiones de C. S. I., por mucho que nos gusten, demuestran la falta de originalidad: Cuando el formato original funcionó, se "abrieron franquicias" en otros sitios. Y el resto de las series producidas por Jerry Brukheimer van de lo mismo. Son Caso Abierto y Sin Rastro, también de maderos.
Dexter, basada en las novelas de Jeff Lindsay, es medio original (pero claro, la idea no es de los guionistas, sino de Lindsay). En este caso, el policía es a la vez un psicópata que mata a los delincuentes que han salido impunes. Sin salirse de la temática de policías, intenta mostrarnos a uno que está justo en el límite.
Las series de médicos suelen gustarme menos. Sí me gusta House, pero si nos fijamos, no es del todo original. Me explico: Los creadores de la serie reconocen que House se basa... ¡en Sherlock Holmes! Parece un contrasentido, pero si habéis leído los relatos de Arthur Conan Doyle, recordaréis que Holmes siempre llegaba a conclusiones sobre sus interlocutores a partir de la deducción, justo como hace House. O sea, que una vez más, nos encontramos con una clara falta de imaginación.
Anatomía de Grey es una serie con la que no puedo. Joder... si están todo el día amargados. Me daría miedo acabar en ese hospital. Igual me curan las heridas pero me deprimen, los muy desgraciaos.
¿Y no hay series de otro tipo? Pues sí. Por ejemplo, hay dos sobre dos tías que hablan con los muertos: Entre fantasmas y Medium. La serie es, en esencia la misma, pero mientras que en la primera la protagonista lo hace por altruismo (digamos que es "autónoma"), la segunda lo hace para la fiscalía o algo así (hace tiempo que no la veo, así que no puedo dar demasiados datos), así que es "funcionaria".
Bueno, por hoy ya está bien. Sé que debería escribir sobre política, que estamos en precampaña, pero estoy muy liado y no estoy para hacer grandes argumentaciones, no me dan ni la cabeza ni el tiempo.
Seguid cuidándoos.

miércoles, enero 23, 2008

Victimismo

Esta semana no se me ocurría nada sobre lo que escribir, y tampoco tenía demasiado tiempo para dedicarle al blog, así que os cuelgo el editorial de El País de anteayer (21 de enero), titulado, como podéis ver, "Victimismo", y que tomé de esta dirección.

La jerarquía de la Iglesia católica está propagando la idea de que el rechazo de la religión y el anticlericalismo se están extendiendo en España por acción del Gobierno. Es una idea falsa e interesada.
El abandono de la moral católica ha sido un largo proceso en el que, más que los gobiernos, han pesado factores como el desarrollo económico o la penetración de los modos de vida seculares vigentes ya mucho antes en Europa. También el hecho de que la historia de la Iglesia esté asociada en España con los episodios más oscurantistas del pasado, remoto e inmediato: desde la persecución de judíos, moriscos y conversos hasta el apoyo al franquismo, sin que la jerarquía haya tomado hasta hoy ninguna distancia. Confundir el desinterés social hacia la fe con el anticlericalismo es presentar como víctima a la Iglesia, para no reconocer la responsabilidad de una jerarquía incapaz de reflexionar sobre su mensaje para atraer y conservar nuevos fieles.
El trato recibido por la Iglesia en España no sólo no justifica las denuncias de persecución que regularmente repiten algunos obispos, sino que, antes por el contrario, constituye un motivo de reproche al Gobierno. El sistema de financiación pactado recientemente por el Estado ha renunciado al principio de que la Iglesia católica debe mantenerse por sí misma, consolidando un privilegio de discutible constitucionalidad y de imposible generalización a otras confesiones. Por otra parte, las repetidas visitas de miembros del Ejecutivo al Vaticano durante esta legislatura han sido una deferencia discutible, que ha podido interpretarse como debilidad. Sobre todo cuando, al mismo tiempo que tenían lugar, una parte de la jerarquía española se enfrentaba con el Gobierno recurriendo a medios políticos, no pastorales. O cuando el propio Gobierno renunciaba a cumplir con algunas de sus promesas electorales, como la aprobación de una ley de plazos para el aborto o la eutanasia.
La insistencia en airear una persecución imaginaria no es inocente. Los obispos españoles que están detrás de esta estrategia pretenden disfrazar como legítima defensa de la fe católica lo que no es, en realidad, más que una meditada ofensiva, perpetrada desde su modo ultramontano de entender esta fe, respecto a las relaciones de la Iglesia con el Estado. El giro doctrinal que está introduciendo el papa Ratzinger ha dado a los prelados españoles un espaldarazo que, entre otras cosas, convierte en bizantina la discusión sobre si existen diferencias de posición entre ellos y la curia romana.
Ratzinger ha hecho saber que se propone la reconquista católica de los países del sur de Europa, entre ellos España. Dentro del marco de la libertad religiosa consagrada por la Constitución, está en su derecho. Fuera de ese marco, el proyecto de Ratzinger es una agresiva reformulación del integrismo, un órdago anacrónico y gratuito del que la Iglesia será la ejecutora, nunca la víctima.

Estoy totalmente de acuerdo con lo que se dice en este texto, y creo que lo expresaron bastante mejor de lo que yo lo había hecho hace algunas semanas. En definitiva, que no tiene sentido que sigan quejándose cuando lo tienen todo. Por cierto, en su columna de El País Semanal del domingo, Javier Marías escribió, con su lucidez habitual, algo que tiene bastante que ver con este tema. Ahí os lo dejo.
Seguid cuidándoos.

jueves, enero 17, 2008

Últimas ocurrencias

Resulta que en Francia ya nacen más niños fuera del matrimonio que dentro. Eso, unido al hecho de que su presidente se ha separado de su mujer para arrimarse a una modelo, si sucediera en España, haría que la jerarquía eclesiástica dijera que el Gobierno no sólo no apoya a la familia, sino que quiere destruirla. Pero en Francia la Iglesia está domesticada.
Sin embargo, aunque parezca que no, aquí también se piensa en la familia. Sí, porque Mariano ya ha dicho que, cuando gane (fijaos en que no usa el condicional, no dice que lo hará "si gana"), va a crear un Ministerio de la Familia. La verdad, cuando escuché la noticia me vinineron a la cabeza imágenes en blanco y negro. Porque esa idea, además de demagógica, innecesaria y, por qué no decirlo, peregrina, me suena un tanto anacrónica. Me recuerda a los tiempos en los que el Franquismo regalaba casas a los que más hijos tenían.
Pero no es la única ocurrencia que ha tenido Mariano en los últimos tiempos. La más reciente es la de dejar a Gallardón fuera de las listas. Hay que fastidiarse. Para uno un poco civilizado que hay en ese partido... Pero todo esto nos da medida de la capacidad de liderazgo del de la barba. Si se plegó al órdago de Esperanza, es que no tiene autoridad ni dentro de su propio partido. Y digo yo... Si no es capaz de imponer su criterio ni a la Barbie Tercera Edad, ¿cómo espera estar preparado para gobernar un país?
Pero eso también tiene otra lectura, claro. Si Gallardón y Aguirre se peleaban por ir de diputados, a lo mejor es que no les interesa tanto Madrid como intentaron aparentar en las elecciones autonómicas y municipales. A lo mejor los madrileños deberían preguntarse en manos de quiénes están...

domingo, enero 06, 2008

El vuelo del halcón


Menuda papeleta para esta semana. Por un lado, tengo que defender mi texto anterior (por cierto, Pedro, si quieres seguir rebatiendo lo que escribí en él, estoy dispuesto), y por otro, tengo que escribir el que me hubiera gustado colgar la semana pasada. Así que allá voy: Me gustaría hablar hoy del concierto que dieron Saratoga el pasado día 29 en la sala Albéniz de Gijón. Para haceroslo un poco más llevadero, voy a intercalar un par de fragmentos de un relato mío.
La verdad es que tenía un poco de miedo, porque después de todos los cambios que ha sufrido el grupo en los últimos tiempos, no sabía con qué me iba a encontrar, pero bueno, pensaba, el disco no suena muy distinto a los anteriores, así que en directo no habrá demasiados cambios. La verdad, decir que de los músicos que grabaron el primer disco sólo queda uno, no es demasiado raro para una banda formada hace quince años. Lo chungo es tener en cuenta que, de los músicos que grabaron el penúltimo disco, sólo queda uno. Por eso, mi mayor miedo era saber si los nuevos músicos (el cantante Tete Novoa y el guitarrista Tony Hernando, además del batería Andy C., que ya había tocado con Saratoga durante la gira anterior), estarían a la altura de los anteriores, y, sobre todo, cómo sería el repertorio.
Llegamos a la sala (que primero fue cine, luego restaurante y que ahora es discoteca y sala de conciertos) a eso de las nueve menos cuarto de la noche y las puertas ya estaban abiertas, dejamos las cazadoras en el guardarropa y nos dirigimos tan cerca del escenario como pudimos. La gente que estaba allí ya era mucha, lo que nos resultó bastante llamativo, porque era muy temprano. Es cierto que en la entrada ponía que el concierto era a las nueve de la noche, pero, normalmente, eso supone que a esa hora se abrirán las puertas, no que a esa hora va a empezar el concierto. Pero esta vez nos equivocamos, poco después de las nueve comenzó a sonar una intro que nos sonaba desconocida (el último disco, VII, no tiene ningún tipo de introducción), y los músicos salieron al escenario.
El concierto arrancó con "El vuelo del halcón", la primera canción de su último disco, con un Niko del Hierro (bajista) sonriente, un cantante que deja el pabellón muy alto, con un guitarra que aprueba con nota el marrón de tener que sustutuir al genial Jero Ramiro y con un batería que ya en la gira anterior nos había demostrado su calidad. Continuó el concierto con dos canciones de su genial disco Agotarás, "Tras las rejas" y una durísima "A morir", dejando claro algo que veríamos durante toda la noche, que se iban a alternar las canciones nuevas con unas cuantas (bastante) antiguas y no necesariamente imprescindibles, demostrando lo que habían dicho por activa y por pasiva tanto los músicos que se fueron como los que se quedaron: que no había habido tiranteces entre ellos y que no iban a pelearse por los derechos de las canciones, de modo que pudieron tocar también las canciones que había compuesto Jero. Verdaderamente sorprendente me resultó escuchar la canción "Mi ciudad", también compuesta por el antiguo guitarrista, ya que en la gira anterior no la tocaban (y creo que tampoco la tocaban en la gira de El Clan de la Lucha).

“Una a una fueron cayendo muchas canciones que (…) recordaba y otras, más recientes, que no le sonaban tanto. Himnos para casi todos los que se habían congregado allí para verlos. [Algunas] (…) le hacían recordar los primeros conciertos. Otras (…) le eran más desconocidas (…). La gente saltaba mientras la música sonaba, e incluso Lucía se olvidó en algunos momentos de su habitual seriedad para saltar también, sintiéndose como una adolescente en medio de una vorágine de pasión, fanatismo y locura.”


A la segunda canción, el sudor me caía a chorros, a la tercera ya me tuve que quitar la sudadera. No paraba de saltar (muy buen ejercicio físico para escapar del look "turronero" que se nos queda a todos en estas fechas). Escuchaba cómo interpretaban las canciones más recientes ("Dueño del aire", "Gran Mago"...) alternadas con otras más antiguas (la genial y antigua "Perro traidor", "Ángel de barro", "Heavy Metal", "Resurreción", "Maldito corazón", precedida por un prólogo de ritmo un tanto bluesero,...).
Me pareció sintomático que del penúltimo disco, Tierra de lobos, sólo tocaran una canción, concretamente "Ave Fénix". Digo esto porque creo que los miembros de Saratoga considerarán dicho disco igual que lo consideramos sus fans: un disco que no estaba a la altura de lo que se esperaba de ellos y que supuso que ciertos músicos decidieran irse de la banda. No obstante, creo que los cambios vinieron bien al grupo, ahora se ve una cohesión mayor entre ellos que la que había en la gira anterior. Niko, el único miembro fundador que queda, parece que disfruta mucho más en el escenario, y el sonido es muy compacto, a diferencia de lo que sucedía en los tiempos de Tierra de Lobos.
La canción "Las puertas del cielo" sirvió para presentar a la banda y para que Tony tocara el riff que Eddie van Halen incluía en la canción "Beat it" de Michael Jackson, tras lo cual tocaron "Ángel de barro" y se fueron del escenario.

“Cuando acabaron de tocar (…) [el cantante] se despidió y se fueron del escenario. A Lucía ese rollo de los bises siempre le había parecido una tontería, eso de “ahora me voy, ahora vuelvo” no le gustaba nada. Así que disfrutó cuando volvieron a salir los cuatro músicos."

"¿Qué pueden tocar ahora, si ya lo han tocado todo?", me preguntó uno de mis colegas. Yo hice mi apuesta para los bises, y he de reconocer que sólo acerté la canción con la que terminaron. Volvieron con la canción de su último disco "Sigues estando (en mi vida)", con un Andy que comienzó el tema tocando los teclados (esto sí que es algo nuevo en Saratoga). Y para finalizar el concierto, como no podía ser de otra manera... "Vientos de guerra".
El sabor de boca que nos quedó fue inmejorable. No podía haber sido mejor, ni desde el punto de vista del repertorio, ni del sonido, ni de la calidad de los músicos.
Tete, que es discípulo de Leo Jiménez, el cantante anterior (os dejo el enlace a su biografía en la web de su nuevo grupo, Stravaganzza), mantiene el tipo muy bien, tiene una voz muy potente, pero creo que imita demasiado a su maestro, incluso en las poses sobre el escenario. Cuando encuentre su propia personalidad, será un gran cantante. Pese a todo, supera con creces el reto de sustituir a su maestro, y hace suyas canciones tan difíciles como "Maldito corazón" o "Perro traidor".
Por su parte, Tony es un guitarrista genial, quizá no tanto como Jero pero sí muy bueno. No obstante, sí me gustaría comentar que en ciertas canciones cambió los solos de Jero por otros nuevos. En este caso, no sé qué postura adoptar. Por un lado, como guitarrista que intento ser, estoy seguro de que yo haría lo mismo, adaptaría las canciones a mi manera de tocar y haría unos solos diferentes a los originales. Pero por otro lado, como fan del grupo, a mí me gusta oir los solos tal y como los escucho en los discos y tal y como los escuché las otras cuatro veces que vi a Saratoga en concierto. No sé, eso dependerá de los gustos, pero entiendo la postura de aquellos fans que se quejan de esos cambios.
El único fallo que tuvo el concierto fue que empezó demasiado pronto, y si empieza pronto, evidentemente, acaba pronto: a las once y cinco u once y diez ya estábamos fuera. Pero bueno, en Gijón sobran cosas que hacer un sábado de noche. Aunque te piten los oídos.
Y este concierto me sirvió también para ver que me hago viejo: las agujetas en las piernas de dar saltos me duraron casi hasta el jueves. Si es que no se puede cumplir años...