jueves, julio 28, 2016

Arte urbano en las afueras



Los que me conocéis ya sabéis que el arte me gusta mucho, así que siempre estoy interesado en ver y, sobre todo, aprender. Y un tipo de arte que siempre me ha llamado la atención, tal vez por lo poco que se estudia en la educación reglada, es el grafiti. Siempre me gustó un mural que hay cerca de mi barrio, en el Natahoyo, hecho por el desaparecido colectivo AsociArte, en el que representan los disturbios debidos al cierre de Naval Gijón, y también me gusta otro mural de ese mismo colectivo que veo cuando voy a la piscina.
Documentales, libros e incluso la novela El francotirador paciente, de Arturo Pérez-Reverte, me hicieron conocer, profundizar y aprender sobre este tipo de expresión artística, hasta el punto de que, ahora mismo, sigo al grafitero Banksy en Twitter.
Sin embargo, no fue hasta hace poco que me empecé a fijar en la cantidad de grafiti que se ven desde el tren cuando vamos desde Gijón hasta Oviedo. Me fijé en los tags, e identifiqué varios que se repetían, como los de Arder, Kase o Seak.
Y me pregunté quiénes serían esos grafiteros que habían decidido dedicar su tiempo a dibujar sus firmas en paredes desnudas (y bastante feas antes de la pintura, dicho sea de paso).
Tal vez algún día alguien lo investigue. O quizá ya lo haya hecho algún historiador del arte. Pero no se puede negar que, como expresión artística, el grafiti es de las más interesantes que hay ahora mismo. 

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