Hola a todo el
mundo:
Hace algunas semanas
os conté que, desde mi punto de vista, el periodismo había muerto en nuestro país. Pues resulta que la semana pasada, no me quedó
otra que reafirmarme en mi postura.
Como ya sabréis,
hace algunos días fue portada de ABC un reportaje en el que se
mostraban unas fotos, tomadas de la revista París Match, de Varufakis, el Ministro de Finanzas griego,
que vendrían a demostrar que era un hipócrita, porque, a pesar de
ser de izquierdas, tenía casas en propiedad y comía bien. ¡¡Que
vergüenza!!
Ese reportaje ponía
en negro sobre blanco (o, más bien, sobre amarillo), una falacia que
la derecha, especialmente la española, lleva mucho tiempo
utilizando: la de que para ser de izquierdas hay que ser pobre. Y, la
verdad, eso me da la excusa para hablar de estas cuestiones, que es
algo que hace tiempo que quería hacer. Sabiendo, claro, que como no
vivo debajo de un puente y me comunico a través de internet en vez de hacerlo a gritos, según
la lógica de esa gente estoy deslegitimado como pensador de
izquierdas.
Desde mi punto de
vista, lo que el ABC y sus lectores olvidan es que lo importante no
es si se tienen más o menos bienes o si se consumen unos productos u
otros, sino si esos bienes y productos han sido adquiridos de forma
honrada o no. Si el dinero con que se han comprado procede del
trabajo honrado (como, de momento, parece que procede el dinero de
Varufakis), o del fraude. Eso es lo que hay que mirar, no si se
compra un coche más o menos potente, una casa más o menos grande o
un móvil más o menos moderno. En última instancia, con el dinero
que ganamos trabajando de manera honrada, nos compramos lo que
queremos, y si nos apetece cenar marisco un día, lo cenamos y no
tenemos que rendir cuentas a nadie, que nuestro dinero no está en
Suiza.
Claro, que con este
reportaje el ABC podía estar planteando otro tema. Y es que yo creo
que no solo nos dicen que esté mal que Varufakis tenga una casa en
propiedad. Lo que nos dicen es que está mal porque eso es algo que
no es para él. Que las casas en propiedad, los buenos coches, los
smartphones de última generación y el marisco para cenar no son
para él (no son para para nosotros), sino que todo eso es solo para ellos, para
la gente de derechas, para la gente de orden.
Para los que van de
patriotas y luego tienen cuentas secretas en Suiza.
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