viernes, agosto 01, 2014

Cuánta corrupción

Hola a todo el mundo:
Estos días no hacemos más que escuchar como nos hablan de corrupción. Que si Jaume Matas, que si Jordi Pujol, que si Carlos Fabra… Y lo más curioso es que, en todos los casos, escuchamos a sus correligionarios quitar hierro a la cosa.
Martínez Pujalte, en un claro caso de apología del delito, dice que a Jaume Matas lo han condenado por algo “liviano”.
En CiU dicen que hay que tener amplitud de miras y no dejar que el caso Pujol haga que los catalanes olviden que lo importante es la consulta soberanista.
Una gente del PP recoge firmas para que se indulte a Fabra (“Free Fabra”, dicen l@s tí@s).
Cuando veo estas cosas, me sorprendo de la enorme tolerancia a la corrupción que hay en este país. O al menos, entre ciertas capas de la población de este país. Pero no me sorprendo tanto de que cada vez haya más desafección hacia la clase política.
Porque si lo que vemos es a corruptos que se lo llevan crudo, muchas veces no van a la cárcel, y cuando van (o se les juzga), escuchamos estas cosas que os comento, pues es normal que la gente que no concibe la corrupción como algo normal se indigne y piense que los políticos son unos chorizos aupados al poder por ignorantes a los que engañaron o (lo que tal vez sea peor) por gente que aspira a ser igual.
Mientras la corrupción siga siendo algo tolerado o incluso bien visto (siempre que sea la de nuestro partido, claro), no podremos hablar verdaderamente de regeneración democrática porque estaremos perpetuando los mismos malos usos que nos han traído hasta esta situación en la que estamos.
No podemos decir que la corrupción del contrario es mala, peligrosa y perseguible mientras que decimos que la de los nuestros es poco importante. Toda la corrupción política es mala, y "mancha" no solo al partido al que afecta, sino a toda la clase política. Y, como ya dije antes, los ciudadanos, en tanto que votantes, también somos parte de esa clase política. Y si en mi partido (sea el que sea) alguien es corrupto, yo debería ser el primero que pidiera que esa persona terminara en la cárcel, para que nadie pensara que yo apoyo esa forma de actuar.
¿O no?

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