Hola a
todo el mundo:
La
verdad, este Gobierno no hace más que darnos disgustos. Y no por
nada en particular, sino simplemente porque se empeñan en
enfrentarse no sólo al estado del bienestar o a los ciudadanos, sino
porque ahora se enfrentan también al sentido común y a la cordura.
Y eso lo estamos viendo estos días con la reforma de la Ley del
Aborto que prepara Gallardón (también con la Ley que prepara Wert, pero de momento no voy a hablar de ella porque Wert ya me cansa).
Evidentemente,
hablar del aborto supone hablar de temas complejos y controvertidos
en los que puede haber implicaciones morales, éticas, jurídicas e
incluso religiosas. Pero yo creo que es mucho más fácil y
productivo acercarnos a este tema desde el punto de vista del sentido
común (que, como todos sabemos, es el menos común de los sentidos).
Porque
a pesar de las tonterías que estamos escuchando estos días (que si
tiene que ver con ETA, que si es propio de mujeres sin educación y todas esas estupideces que dicen los mediocres que buscan sus quince minutos de fama),
el aborto no es un tema baladí que se pueda abordar con
superficialidad o haciendo comparaciones que no vienen al caso. Es un
hecho que supone un drama para las personas implicadas en él. Y como
tal hay que considerarlo.
Y, aunque el Gobierno no se acuerde, la
ley actual no obliga a practicarlo. Sólo delimita el marco dentro del
cual se podría practicar en caso de que una mujer se decidiese a hacerlo. Y, como
bien se ha demostrado (a las cifras de la Organización Mundial de la Salud me remito), en los
lugares en los que se prohíbe o en los que las legislaciones son
menos flexibles, hay más muertes de mujeres debidas a que el aborto
se les practica en condiciones insalubres.
O sea.
Que por muchas trabas que se pongan, quien lo considere necesario
como mal menor, va a seguir abortando, sólo que en lugar de hacerlo
en las condiciones más apropiadas, lo hará en la “consulta” de
cualquier matarife.
Y
sobre los argumentos del Ministro, queda muy aparente que diga que el
supuesto de la malformación del feto no es motivo de aborto,
amparándose en el derecho a la vida. Pero me lo tomaría más en
serio si el suyo no fuera el mismo Gobierno que ha destruido las
ayudas a la dependencia que harían que la vida del niño que va a nacer fuera más digna.
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