Hola a todo el mundo:
Como ya expliqué el otro día, voy a aprovechar que mis crónicas recientes aparecen en MetalCry para utilizar este blog para hablaros de conciertos más antiguos. Así que hoy, aprovechando que se acaba de saber que su único concierto de este año en España va a ser, precisamente en Gijón, pues os voy a hablar del que concierto que dio Bruce Springsteen con E-Street BAnd hace casi diez años en Gijón, concretamente el 15 de mayo de 2003 (pocos días antes de que tocaran Iron Maiden).
Me acuerdo casi como si hubiera sido ayer. Era un jueves muy chulo y soleado, yo fui al concierto con mi padre. Lo primero que tuve que decidir ese día es que iba a pasar de ir a la clase de Arqueología Medieval que tenía esa tarde. No obstante, el profesor, que años después me iba a dirigir la Memoria de Investigación, nos dijo que no iba a haber clase ese día. Yo creí que sería porque él también quería ver al Boss, pero no: era que ese día se presentaba la Carta Arqueológica de Gijón.
Repito. Era una tarde primaveral, y yo era la primera vez que iba a ver un concierto en el estado de El Molinón. Nos sentamos en la grada y vemos que el escenario es enorme. La leche de grande, para más señas.
Entonces, puntualmente a las nueve de la noche, la música de ambiente deja de sonar y empiezan a salir al escenario los miembros de la E-Street Band uno por uno. Esa gente tan carismática como Steven van Zandt o el "Big Man" Clarence Clemons, que fue de los que recibió una de las mayores ovaciones. Y el último en salir, totalmente vestido de negro, con su armónica y su Fender Telecaster colgada fue, cómo no, el Boss.
Nos da las buenas noches, pronunciando mal el nombre de la ciudad (y eso que era la segunda vez que tocaba aquí...) y empieza a saco con "The primise land", a la que siguió "The rising", el tema que daba título a su álbum más reciente.
No nos dio un segundo de respiro, corriendo de un lado a otro, cantando canciones como "Lonesome day", "Waitin' on a sunny day" o "Badlands", que eran himnos para las varias decenas de miles que estábamos allí.
Durante dos horas estuvo comunicativo, simpático y entregado, igual que el público, y terminó la primera parte de la actuación con "My hometown", "Backstreets" e "Into the fire".
Y entonces empezaron los bises, que en dos tandas, duraron casi otra hora más y durante los que también tocó el piano.
La primera tanda de bises empezó con "Cadillac ranch" y después, la mítica "Born to run". Tocó varias canciones más, y terminó esta tanda con un medley. La segunda tanda se inició con "My city of ruins", y terminó con las legendarias y geniales "Thunder road" y, por supuesto, "Dancing in the dark", que sonó espléndida. Y venga, según terminaron, los asistentes se pudieron ya a desmontar el escenario.
En defintiva, tres horas de buena música que nos hizo disfrutar como enanos. A ver si este año lo hace igual de bien.
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