Muy
buenas:
Estos
días tenemos a mucha gente hablando de regeneración democrática en
nuestro país. Y entre esas personas, ayer mismo tuvimos a Esperanza Aguirre. Y sin embargo, pese a tanto que está hablando ahora la
gente de regeneración democrática, no estamos viendo ideas
verdaderamente factibles para llevarla a cabo.
Porque
sí, vale que nos digan que hacen falta los mejores. Pero no se nos
dice quiénes pueden ser esos mejores. ¿Los de siempre? ¿Gente
joven? A este respecto, yo creo que una verdadera regeneración
democrática debería empezar por la regeneración de los propios
políticos, dejando que los puestos de responsabilidad estuvieran en
manos de gente más joven, como Alberto Garzón o Beatriz Talegón, que
acaba de sacarle los colores a toda la socialdemocracia europea
(antes de que nadie hable de demagogia: tiene que haber un término
medio entre reunirse en un hotel de cinco estrellas y hacerlo debajo
de un puente).
Pero
la regeneración también puede llegar con la inclusión de una mayor
transparencia, que evitara actos tan bizarros como el de hoy en el
Congreso, que vino Mario Draghi, y todo lo que pase se va a
desarrollar a puerta cerrada, sin ni siquiera cobertura para los móviles.
O la
regeneración puede venir con el desarrollo del Gobierno abierto, ese
Gobierno que supera la democracia representativa dando paso a la
democracia conversacional y abierta, que utiliza las Nuevas
Tecnologías para que los ciudadanos puedan participar en la toma de
decisiones, ese Gobierno que, por eso, entabla una “conversación”
con los ciudadanos y escucha lo que dicen, para así tomar decisiones
basadas en sus necesidades y preferencias. Y que utiliza esas mismas
Nuevas Tecnologías para comunicar sus decisiones de forma abierta y
transparente. Es decir, justo lo que aquí no tenemos, porque hoy
mismo, la mayoría absoluta de nuestro Gobierno va a impedir que se pueda aprobar la dación en pago, pese a que fue solicitada
con las firmas de más de un millón cuatrocientas mil personas.
Cuando
los partidos políticos empiecen a hablar de estas cuestiones a las
que me refiero, entonces podemos empezar a hablar de regeneración
democrática.
Hasta
entonces, eso de regeneración democrática no será más que un
concepto vacío de significado.
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