Hola a
todo el mundo:
Ayer,
a través del Facebook, tomé parte en una discusión iniciada por
alguien que dijo que los votantes de derechas son más indulgentes
con la corrupción. Alguien de derechas (que me lee) le quiso
rebatir, yo entré apoyando la idea original, y así se montó la
discusión.
Sin
embargo, hubo un argumento de mi rival político que me dejó
desconcertado. El argumento según el cual, los votantes de
izquierdas queremos que el PP tenga corrupción y aplaudimos todos
los casos, verdaderos o no, que aparecen. Y yo creo que ése es un
argumento demasiado simplista.
Porque
nadie en su sano juicio (político) debería alegrarse de la
corrupción, ni siquiera de la corrupción del partido contrario.
Porque en realidad, en una democracia, no existen (o no deberían
existir) los contrarios, siempre, claro, que nadie defiende ideas
antidemocráticas. Lo que hay son formas distintas (y más o menos
acertadas) de responder a la situación social.
No
podemos ser sectarios y vivir la política como esto fuera el
Madrid-Barça. Ningún partido puede gobernar siempre, porque eso haría
que se convirtiera en algo monolítico alejado de su votantes y, en
última instancia, de la sociedad.Y por eso no podemos considerar que la
corrupción de un partido (el "nuestro") es buena, mientras que la de
otro (el "contrario") es mala, porque la corrupción es mala venga de
donde venga.
Por
eso, la corrupción de un partido no es algo de lo que alegrarse,
porque es algo que lleva al descrédito de toda la clase política
(¿cuántas veces habéis escuchado eso de que “todos son
iguales”?), perjudicando al sistema democrático que, como dijo
aquél, es el peor sistema político, si exceptuamos a todos los
demás.
Y es
por eso que considero que nunca se hay que alegrar de que un partido
sea corrupto. Porque es parte del mismo sistema que el resto de
partidos, y lo que está haciendo es socavar al propio sistema con su
corrupción.
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