sábado, diciembre 29, 2012

El libro del año 2012

Hola a todo el mundo:
Con el aciago año 2012 a punto de terminarse, vuelvo a una de mis sanas costumbres de estas fechas: la de elegir de entre los muchos libros que cayeron en mis manos a lo largo del año aquel que más me ha gustado, y como siempre, sin fijarme solo en las novedades, sino en todos.
Este año leí libros (y artículos) en español y en inglés, y también algunas cosas en asturiano y gallego. Leí en papel y en la pantalla del ordenador. Leí novelas, biografías, libros de Historia al uso, algunas cosas de Economía, Sociología o música, incluso cosas sobre redes sociales… vamos, como siempre, todo lo que cayó en mis manos. Y tuve la suerte de que este año leí sobre todo cosas muy interesantes. Por eso, este año voy a elegir dos libros y no uno, uno en la categoría de ficción y otro en la de no ficción.

En la categoría de ficción mi libro favorito, que me leí durante el verano es El sueño del celta, de Mario Vargas Llosa. Es una novela histórica que nos cuenta la apasionante vida del dublinés Roger Casement, que durante los primeros años del siglo XX fue diplomático del Gobierno británico en el Congo Belga, denunciando los abusos cometidos por los colonizadores, para después ir a Perú donde también denunció las injusticias y arbitrariedades sufridas por los indígenas. Sin embargo, con el tiempo, fue convirtiéndose en un nacionalista e independentista irlandés, llegando a conspirar contra Gran Bretaña, por lo que fue juzgado por traición y ejecutado.
Es un libro muy interesante, con una estructura muy currada que escapa de la narración lineal, para explicarnos por un lado las atrocidades que conoció durante sus años sirviendo a la Corona británica, y por otro su evolución ideológica, con un contraste muy claro entre sus posturas iniciales y las definitivas, que le llevó a ser condenado por las mismas leyes de esa Corona.

En el apartado de no ficción, mi elección se centra en Años interesantes. Una vida en el siglo XX, del maestro de maestros Eric Hobsbawm. Cuando hace unos meses, a principios de octubre, nos enteramos de que había muerto uno de los historiadores más relevantes del siglo XX y principios del XXI, todos los que nos dedicamos a esto de contar lo que pasó nos sentimos consternados. Y no porque no nos lo esperáramos, que con lo mayor que era, casi era de esperar. Sino porque era una figura casi legendaria y sobre todo lúcida que siempre había estado ahí, amueblando nuestras cabezas con la sabiduría que desprendían sus libros, lecturas obligatorias no solo para historiadores de todo el mundo, sino también (y yo lo descubrí hace poco para mi enorme sorpresa) para periodistas.
Años interesantes es la versión subjetiva de su genial Historia del siglo XX, es decir, una narración en primera persona de todo lo que le sucedió mientras se desarrollaban los acontecimientos más trascendentales de ese siglo XX que, como bien sabemos los historiadores, no duró cien años, sino alguno menos. Fue la suya una vida apasionante, vivida en momentos de efervescencia social y política, en los que su militancia y su compromiso dejaron claro que todo es política y que, en realidad, tal vez no podamos encontrar una definición clara y objetiva de lo que significa esa palabra, “política”, que siempre va a estar ligada a la Historia.

Pues lo dicho, echadles un vistazo, que seguro que os van a gustar.
Un abrazo y, como decía uno de los peores profesores que tuve en mi vida “cuidado en Nochevieja con las bebidas de alta graduación, que las demás son fáciles de controlar”.

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