Muy buenas, queridos lectores.
Y feliz Día Internacional de la Mujer a mis lectoras. Y feliz Carnaval para todos los gijoneses, que hoy es el día grande.
Ayer me hicieron una encuesta para el CIS. Y entre las muchas preguntas que me hicieron, estaba una que era ¿Cuáles cree usted que son los tres problemas más importantes del país? Mis respuestas fueron:
- El paro (lógicamente).
- La situación económica (cómo no).
- La situación política.
Después, cuando ya había terminado de responder todo, me paré a pensar en todo lo que había dicho y me sorprendí de mí mismo. ¿Realmente había dicho que un problema del país es la situación política? Sí, lo había dicho.
¿Puede ser la situación política un problema en un país democrático del Primer Mundo? Pues creo que sí.
Evidentemente, el terrorismo es un problema y es un problema eminentemente político. Y sin embargo, cuando contesté, no pensaba precisamente en tipos encapuchados, sino en algo bien distinto. Pensaba en todos esos políticos (y políticas, por supuesto) ignorantes, zafios, demagogos y, pese a todo, pagados de sí mismos que vemos cada día en la tele. Ésos que son capaces de denunciar la corrupción del partido contrario olvidando la del propio. Que pueden defender una cosa hoy y la contraria mañana sin sonrojarse. Que critican las medidas del Gobierno cuando ellos hicieron lo mismo cuando gobernaban. Y que en lugar de trabajar juntos, prefieren tirarse los trastos, esperando que la caída del contrario les haga subir a ellos.
Y es que, como ya dije en varias ocasiones, creo que tenemos la clase política más incompetente y poco preparada de toda la Historia de España (y mirad que hemos tenido cada elemento...). Sólo digo que en Alemania dimitió un ministro porque lo acusaron de plagiar parte de su tesis doctoral. Y aquí los hay que ni carrera tienen.
Pero además, a juego con ellos tenemos a esos medios de comunicación mentirosos que les ríen las gracias y en los que parece que se compite por ver quién dice el mayor despropósito. Y digo que hacen juego porque es que a veces encima se pone a hacer trabajos serios a gente cuya único mérito es estar en contra de los contrarios. Se me ocurren varios ejemplos, pero baste decir que cierto periódico de tirada nacional tiene como analista politico a un fulano cuya formación consistió en pasar un curso por una Facultad de Periodismo, supongo que para jugar al mus en la cafetería. Y eso con el paro que hay en este país...
Pues éste es el nivel del debate político en este país. A la altura de un debate en la barra del bar.
Que nadie se asuste, no me he vuelto anarquista ni ácrata, aunque a veces los envidio. Sólo es que hoy dormí poco y estoy de mala uva.
Nos vemos.
Y feliz Día Internacional de la Mujer a mis lectoras. Y feliz Carnaval para todos los gijoneses, que hoy es el día grande.
Ayer me hicieron una encuesta para el CIS. Y entre las muchas preguntas que me hicieron, estaba una que era ¿Cuáles cree usted que son los tres problemas más importantes del país? Mis respuestas fueron:
- El paro (lógicamente).
- La situación económica (cómo no).
- La situación política.
Después, cuando ya había terminado de responder todo, me paré a pensar en todo lo que había dicho y me sorprendí de mí mismo. ¿Realmente había dicho que un problema del país es la situación política? Sí, lo había dicho.
¿Puede ser la situación política un problema en un país democrático del Primer Mundo? Pues creo que sí.
Evidentemente, el terrorismo es un problema y es un problema eminentemente político. Y sin embargo, cuando contesté, no pensaba precisamente en tipos encapuchados, sino en algo bien distinto. Pensaba en todos esos políticos (y políticas, por supuesto) ignorantes, zafios, demagogos y, pese a todo, pagados de sí mismos que vemos cada día en la tele. Ésos que son capaces de denunciar la corrupción del partido contrario olvidando la del propio. Que pueden defender una cosa hoy y la contraria mañana sin sonrojarse. Que critican las medidas del Gobierno cuando ellos hicieron lo mismo cuando gobernaban. Y que en lugar de trabajar juntos, prefieren tirarse los trastos, esperando que la caída del contrario les haga subir a ellos.
Y es que, como ya dije en varias ocasiones, creo que tenemos la clase política más incompetente y poco preparada de toda la Historia de España (y mirad que hemos tenido cada elemento...). Sólo digo que en Alemania dimitió un ministro porque lo acusaron de plagiar parte de su tesis doctoral. Y aquí los hay que ni carrera tienen.
Pero además, a juego con ellos tenemos a esos medios de comunicación mentirosos que les ríen las gracias y en los que parece que se compite por ver quién dice el mayor despropósito. Y digo que hacen juego porque es que a veces encima se pone a hacer trabajos serios a gente cuya único mérito es estar en contra de los contrarios. Se me ocurren varios ejemplos, pero baste decir que cierto periódico de tirada nacional tiene como analista politico a un fulano cuya formación consistió en pasar un curso por una Facultad de Periodismo, supongo que para jugar al mus en la cafetería. Y eso con el paro que hay en este país...
Pues éste es el nivel del debate político en este país. A la altura de un debate en la barra del bar.
Que nadie se asuste, no me he vuelto anarquista ni ácrata, aunque a veces los envidio. Sólo es que hoy dormí poco y estoy de mala uva.
Nos vemos.
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