sábado, octubre 31, 2009

Irracionales

Hay grupos en la música española que son referentes en lo suyo, y anoche, en la Sala Albéniz actuó uno de ellos: Hamlet. Es un grupo que, desgraciadamente, no había tenido posibilidad de ver en concierto. Hace años iban a actuar en la Semana Grande de Gijón, pero cuando descubrieron que los habían contratado para sustituir a sus amigos Soziedad Alkohólika que habían sido vetados, decidieron no tocar. Tiempo después hicieron una gira con SA para reivindicar a sus amigos, pero esa gira fue un fracaso porque se vetaron casi todos los conciertos, incluido el que iban a dar en Oviedo. Y creo recordar (si me equivoco espero que alguien me corrija) que sí llegaron a actuar en una Semana Grande gijonesa, allá por el año 2006 o algo antes, pero fue la época en la que mis veranos consistían en estar excavando en el occidente de Asturias, así que no estuve aquí para verlos. De modo que cuando me enteré de que iba a pasar por nuestra ciudad para presentar su último disco, La puta y el diablo, decidí que no podía faltar.
Lo primero que hay que hacer para hablar de Hamlet es intentar definir su estilo. Desde luego, su primer disco es Heavy Metal, pero ellos mismos reniegan de ese sonido y de ese disco. Desde entonces, su música se ha caracterizado precisamente por la experimentación y la evolución, así que podemos definirlos igualmente como un grupo de Nu Metal, de Hardcore, de Metal alternativo... O podemos decir simplemente que hacen buena música. Y creo que es la mejor forma de acertar.
La Sala Albéniz, cuyas puertas se habían abierto con bastante retraso y que estaba decorada con motivos de Halloween, presentaba una entrada más que aceptable cuando salieron a calentar el ambiente los teloneros, Infernoise. Su música es deudora del sonido de los extintos Pantera, y a mí, que no los conocía, me gustó mucho (sé que en eso Garry no está de acuerdo conmigo, jejejeje), con canciones tan buenas como "Crossing the valley of death". Se marcaron además una versión del "Aces high" de Iron Maiden que no les quedó demasiado lograda, pero que, para qué os voy a engañar, a mí me entusiasmó, tal vez porque es una de mis canciones favoritas de Maiden y no la tocaron cuando los vi hace seis años.
Pero pasemos ya a hablar de lo importante, la actuación de Hamlet. Ante un público enfervorecido y con ganas de darlo todo, los músicos fueron saliendo uno tras otro, primero Luis Tárraga, el guitarra solista, seguido del batería Paco Sánchez, el guitarra rítmica Alberto Marín, el bajista Álvaro Tenorio (que llevaba una camiseta del disco Killers de Iron Maiden) y por último, el cantante J. Molly que llevaba unas pintas que recordaban a las de Axl Rose en sus buenos tiempos, pañuelo en la cabeza incluido. Entre las pintas de éste y la camiseta del tío del bajo, esto promete...
Salieron a romper con "El hábil reino del desconcierto", seguida de "La tentación", "Tu medicina", su crítica de la violencia de género titulada "Muérdesela" y una "Tortura-visión" que no me esperaba y que, como es mi canción favorita de Hamlet, me hizo disfrutar un montonazo.
Meten una caña demoledora, y el público actúa en consecuencia (¡¡qué cera se daba!!). Tocan "El traje del muerto", "Si no tú, ¿quién?", una "Irracional" que sonó durísima, "No habrá final" (para la que Molly se quitó el pañuelo y se cambió la camiseta por una camisa sin mangas), y antes de despedirse, "Denuncio a Dios", y sus canciones contra la extrema derecha, "Dementes cobardes" y "Jodido facha".
Pero no tuvimos que esperar mucho para que volvieran, con "Siete historias diferentes", canción durante la cual un par de tíos se subieron al escenario y saltaron para hacer mosh ante el evidente cabreo de Molly. El final fue con "Limítate".
Un concierto intenso, vibrante, con unos músicos que lo dieron todo y que respondió con creces a las expectativas que yo me había hecho.
En resumen, tal vez la música de Hamlet no sea del estilo que suelo escuchar, pero tenemos que tener claro que, si la música es buena tenemos que disfrutarla al margen de etiquetas.
Y la música de Hamlet es para disfrutarla. Y mucho.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena crónica Pablo. Si que se dio caña pero había algún que otro boborolo que mas que ir a disfrutar del concierto fué a hacer el tonto como esos que mencionas que se subieron al escenario. Yo vine ayer de las vacaciones un dia de estos quedamos vale?

Saludosss
Miguel

Pablo Folgueira Lombardero dijo...

A estas alturas de la película, ya hace tiempo que sabemos que siempre hay gente que pasa de la música y sólo va a a hacer el imbécil.
Y es una pena.
Un abrazo.