Caminaba por la calle con prisa, queriendo llegar cuanto antes a casa. Caminaba por calles estrechas y oscuras, como si no quisiera que nadie lo viera. Pronto, llegó a su portal y metió la llave en la cerradura. Antes de entrar, escuchó el inconfundible sonido del motor de una Harley Davidson a su espalda, y no pudo evitar que en su cabeza resonara un verso de WASP: "Milwakee metal on the highway". O tal vez fue aquél de "A Harley child until I die".
Subió a su piso y se desnudó rápido. Entró en el cuarto de baño, abrió el agua caliente y se metió debajo de la ducha. Dejó que el agua corriera por su cuerpo. Siempre había disfrutado del poder purificador y vivificante del agua, y hoy sentía que el agua le purificaba realmente.
Salió de la ducha y se miró al espejo.
Era verdad: La sangre se puede lavar.
Subió a su piso y se desnudó rápido. Entró en el cuarto de baño, abrió el agua caliente y se metió debajo de la ducha. Dejó que el agua corriera por su cuerpo. Siempre había disfrutado del poder purificador y vivificante del agua, y hoy sentía que el agua le purificaba realmente.
Salió de la ducha y se miró al espejo.
Era verdad: La sangre se puede lavar.
1 comentario:
Pues para que se vaya la sangre normalmente hay que frotar mucho, sobre todo cuando está seca y pegajosa, es un coñazo. Cómo se nota que ya no nos sangran la nariz o las rodillas como cuando éramos pequeños.
Un abrazo. Pedro.
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