- ¿Quién eres tú? - preguntó al hombre que tenía delante.
Miraba los ojos vacíos que tenía ante sí y no conseguía recordar dónde o cuándo los había visto.
- ¿Dónde te he visto antes? - volvió a preguntar - ¿De qué te conzco?
La expresión interrogante de quien le miraba no hacía más que incomodarle aún más.
Estudió sistemáticamente las facciones del desconocido. Ni la mirada, ni la forma de la cara ni las arrugas que se formaban en la comisura de los labios le eran conocidas.
No entendía nada.
Entonces, sin saber muy bien por qué, se enfureció. Cerró su mano derecha y trató de golpear el rostro que le miraba.
Sin embargo, la cara desapareció de su vista cuando el espejo se rompió en mil pedazos.
Miraba los ojos vacíos que tenía ante sí y no conseguía recordar dónde o cuándo los había visto.
- ¿Dónde te he visto antes? - volvió a preguntar - ¿De qué te conzco?
La expresión interrogante de quien le miraba no hacía más que incomodarle aún más.
Estudió sistemáticamente las facciones del desconocido. Ni la mirada, ni la forma de la cara ni las arrugas que se formaban en la comisura de los labios le eran conocidas.
No entendía nada.
Entonces, sin saber muy bien por qué, se enfureció. Cerró su mano derecha y trató de golpear el rostro que le miraba.
Sin embargo, la cara desapareció de su vista cuando el espejo se rompió en mil pedazos.
1 comentario:
Precioso texto, Pablo, enhorabuena. ¿Hubo resaca de por medio?.
Era broma, está estupendo.
Un abrazo, y ya me contarás qué tal te fue todo por allá.
Pedro.
P.D.: No firmo como usuario, porque estoy teniendo problemas informáticos y ya me fastidió una vez un texto que escribí para contestarte el de la educación para la ciudadanía. Una pena, porque casi estaba de acuerdo contigo.
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