sábado, julio 07, 2007

Dad al César lo que es del César...

La verdad es que llevaba tiempo sin escribir. Las oposiciones no me dejan tiempo para nada y menos para escribir tonterías. No pensaba escribir tan pronto, pero hay temas candentes que no se pueden dejar pasar. De hecho, hace varias semanas que me estoy planteando cómo enfocar el tema de hoy.
El tema es el de la polémica formada con la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que se va a empezar a impartir el próximo curso. Que si la Iglesia dice que no se debe dar y que estudiarla es ayudar al Maligno, y pide a los padres que ejerzan la objeción de conciencia. Que si Esperanza Aguirre y la línea dura del PP están en contra... Y seguramente ninguno de ellos tenga ni puñetera idea de qué va la movida.
Yo me informé al respecto y creo que algo sé. Lo hice por aquello de que muy probablemente me va a tocar impartirla en el instituto en algún momento de mi vida. De manera muy precavida, estuve buscando en las páginas web de las editoriales los currículos correspondientes a esa asignatura para ver si me enteraba de qué iba. Y, pese a todo lo que dicen, tiene buena pinta.
En primer lugar, se basa en algo tan simple como fomentar en clase la igualdad entre las personas (los obispos dicen que se fomenta la relatividad en la que todo vale, pero bueno, es su punto de vista). Eso no es malo, creo yo; estamos en un país democrático con una Constitución que, creo recordar, dice más o menos eso.
En segundo lugar, en esa asignatura se habla de la Constitución, los derechos humanos y esas cosas... Entonces, aquí llega mi pregunta.
¿POR QUÉ COÑO HAY TANTA GENTE EN CONTRA?
Supongo que porque si todos somos iguales, la Iglesia no podrá decir a nadie que va a ir al infierno por ser diferente. Y porque si el PP estuviera a favor, perdería el apoyo de los sectores más fundamentalistas de esa Iglesia. Es así de simple.
Entonces, me acuerdo de las clases de Religión de mi infancia, cuando una profesora me decía que el mensaje cristiano era de igualdad. Y recuerdo también una frase que viene en el Evangelio: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". O dicho de otro modo, que no hay que mezclar las cuestiones religiosas con la política. Que siempre que se han mezclado, la cosa ha ido muy mal.
P. D.: Este texto sólo es para quitar el mono a algunos de mis lectores. Todavía tardaré un tiempo en volver a escribir de manera regular. Hasta entonces, lo que decía hace unas semanas: "portaos bien y no hagáis nada que yo no haría".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Pablo:
En primer lugar, mucha suerte estos días con la segunda ronda. En segundo lugar, tengo que darte las gracias por dos cosas: primero, por volver a escribir, y segundo por darme la oportunidad de exponer mi visión sobre esta polémica.
Mi visión es simple: en España hay un gran problema con la educación, a todos los niveles. Una gran parte de los alumnos terminan el bahcillerato con lagunas muy importantes de gramática, ortografía, cultura general, modales... sólo apunto las que conozco. No hay más que pasear un sábado a las 22h para ver adolescentes con todas las carencias interiores del mundo. Y parte de esa gente llega a la Universidad, hace bajar el listón, y sale de ella sin casi haber aprendido nada. Y si a eso le añadimos que las enseñanzas impartidas en la universidad española suelen estar bastante lejos del mundo real, y que su profesorado muchas veces deja mucho que desear... pues nos encontramos con un problema bastante grande en el sector de la Educación.
¿Y qué hace la clase política ante esto? Enzarzarse en cuestiones totalmente superficiales en torno a asignaturas absolutamente secundarias, como religión, ética, o la nueva versión de ésta, Educación para la Ciudadanía.
¿Hay algo de malo en ella? En principio no, apoya valores constitucionales, aunque también puede servir para empezar a tocar cuestiones como el género o la tolerancia hacia otras culturas (que debería ir siempre acompañado por un debate sobre qué culturas tienen valores más respetuosos con el ser humano), cuestiones, en suma, demasiado pendientes de debate.
Por supuesto que estoy a favor de una enseñanza moral, basada en la democracia, la responsabilidad y la ayuda a los demás.¿Debe eso ser una asignatura en sí misma? No tiene demasiada importancia. El único problema que hay en este país es que cada vez que se propone una reforma educativa, los primeros temas que se tocan son estas cuestiones totalmente secundarias. Por mí no debería haber religión en las escuelas, sí quizá una historia de las religiones, y la base de todo el sistema sería la disciplina, el trabajo, la responsabilidad y el respeto. Un profesor debería poder corregir, reñir, castigar, e incluso pegar a un alumno si llegara el caso (¿qué haces con un gañán que raja a una niña, o que abusa de una retrasada mental? Yo primero haría chascar algún hueso, y luego ya se vería la terapia educativa).

Lo dicho, que no estoy contra Educación para la Ciudadanía, sino contra este tipo de debates totalmente nocivos para el sistema educativo. ¿Una asignatura más o menos de ética? No debería importar, aunque no es eso lo que se necesita. ¿Son debatibles los contenidos? NO he leído ningún manual, pero puede que alguno sí (sobre todo los referentes al relativismo cultural y a nuestro querido "género"). Y conste que no digo execrables, sino debatibles.
Sobre la Iglesia y la educación, todos sabemos que ninguna religión ha hecho nunca avanzar la cultura, aunque unas estorban más que otras (o unas están más domadas que otras).
No me vais a sacar más, jejeje.
Un abrazo (¿Has notado que estoy de acuerdo contigo? ¿pero a que sé disimularlo bien?) y muchísima suerte con la segunda ronda.
Pedro.