No siempre es fácil dar clase. A
veces cuesta mucho mantener el orden en el aula. Los chavales no siempre tienen
ganas de estar allí, no siempre han recibido la educación necesaria para saber
cómo comportarse, a veces los docentes no sabemos manejarlos, todo el mundo
puede tener un mal día… Pero lo que me toca las narices es que llegue alguien y
me diga que ahora somos unos blandos, que en sus tiempos eran cuarenta en clase y no había problemas.
Y me toca las narices porque en realidad, eso
es una verdadera tontería, porque con el paso del tiempo las cosas han cambiado
mucho, y ahora la juventud está sometida a una gran cantidad de estímulos, que
no teníamos cuando éramos niños y adolescentes, que hacen que las clases se les
puedan hacer tediosas. No obstante, tenemos que tener en cuenta que hay una serie de diferencias entre lo que pasa
hoy y lo que pasaba en “nuestros tiempos”.
Cuando yo estaba en segundo de BUP éramos cuarenta en clase, es verdad. Todavía
recuerdo la cara que se le quedó a mi tutora cuando se enteró de que era la
tutora del único grupo de cuarenta estudiantes que había en ese nivel en el
instituto. Casi le da un ataque a la pobre porque consideraba que cuarenta estudiantes éramos demasiados.
Sin
embargo, ahora las clases son de veinte o veintitantas personas, así que
deberían ser más fáciles de controlar, ¿verdad? Pues no, y no solo por la cantidad de estímulos a que están sometidos los estudiantes que les impiden concentrarse, sino también por el hecho de que ahora la educación es
obligatoria hasta los dieciséis años y antes lo era solo hasta los catorce.
Eso
significa que cuando yo estaba en segundo de BUP, a mis quince o dieciséis
años, estaba en clase con otras 39 personas que estaban estudiando un curso que
no era obligatorio, así que se suponía que estábamos allí porque nosotros
queríamos estudiar o nuestras familias consideraban que debíamos hacerlo. Pero
en esa clase no había ni gente que había dejado de estudiar después de los
catorce ni nadie que estuviera haciendo estudios de Formación Profesional, que,
por cierto, entonces eran los estudios que se creía que eran para la gente que no quería estudiar.
Hoy
los chavales de quince o dieciséis años están en cuarto de la ESO, una etapa
obligatoria, lo que significa que están todos los chavales de esa edad. Y no
todos quieren estar allí. Hay gente que no quiere estar porque se aburre, que no se plantea
estudiar más allá de los dieciséis, que prefiere seguir con el negocio de su familia o que tiene otros intereses. Cuando la educación es
obligatoria es normal que pase eso y tenemos que ser conscientes de ello.
Precisamente
por eso no podemos comparar lo que pasa ahora con lo que pasaba “en nuestros
tiempos”, porque muchas de las personas que están hoy en clase “en nuestros
tiempos” no lo estarían, y por eso la situación es diferente.
Educación obligatoria en el mundo. Mapa tomado de aquí.
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