17
de agosto: Madrid día 1. Una buena cena
Era
la mañana del día 17 cuando llegamos a España, y después de recoger las maletas
y de pasar los controles, cogimos un tren de cercanías hasta Atocha. Desde
allí, fuimos por el Paseo del Prado hasta la plaza de Neptuno y subimos por el
Barrio de las Letras para ir al mismo hostal en el que habíamos estado hace dos
años. Dejamos las maletas y fuimos a dar una vuelta hasta que pudimos entrar en
la habitación. Paseamos por la Carrera de San Jerónimo pasando por delante del
Congreso y volvimos, cogimos unos bocatas en un bar de la calle en la que
estábamos, y volvimos al hostal para descansar.
Y
es que no hay cansancio ni mala cara que no curen una siesta y una ducha, así
que nos levantamos y fuimos a coger el metro, pasando por delante de la casa de
Cervantes, la casa-museo de Lope de Vega, la Real Academia de la Historia y del
monumento a los Abogados de Atocha. Nuestra intención era ir al barrio de
Salamanca, donde teníamos una cena para esa noche. Pero, vaya por Dios, por
primera vez en este viaje, nuestra falta de orientación se manifestó y nos
equivocamos de taberna. Al final llegamos y disfrutamos de una cena
sorprendentemente buena gracias al regalo de una amiga nuestra.
Volvimos
hacia el metro descubriendo que las noches madrileñas por esa zona son muy solitarias.
Menos mal que en el Barrio de las Letras había algo más de vidilla.
18
de agosto: Madrid día 2. Museo, comida y cerveza
La
mañana del sábado fue la de ir al Museo Thyssen para ver la exposición temporal
de Monet y Boudin, y, de paso, también de la de Víctor Vasarely y disfrutar
también de la colección permanente. Fue muy interesante.
Al
metro otra vez para acercarnos a un restaurante bastante bueno en el que la
invitación de otro amigo nos había llevado. Otra buena comida y al hostal a
descansar.
El
final de la tarde y la noche la dedicamos a la cerveza, acercándonos a los
lugares más típicos y los más nuevos para tomar birras en la capital, y de paso
picando algo para que la cebada no se nos subiera a la cabeza.
19
de agosto. La vuelta
Después
de terminar la maleta y de desayunar, nos acercamos hasta una tienda de birras
que habíamos descubierto el día anterior para comprar un par de cosillas, que
en casa no teníamos nada. Luego, un paseo hasta Atocha, y desde allí a Chamartín.
Allí comimos algo y cogimos el tren hasta Oviedo.
En
resumen
Tanto
Nueva York como Madrid son dos ciudades muy chulas, y me temo que esta va a ser
la depresión postvacacional más chunga de nuestras vidas…
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