jueves, agosto 23, 2018

Cuaderno de viaje International edition: Nueva York y Madrid (9-19 de agosto de 2018) parte I


Preparativos:
Tal vez recordéis que el año pasado estuvimos de viaje en Nueva York y que la experiencia nos había sabido a muy poco, así que este año decidimos que había que volver, ya por más tiempo, para poder disfrutar de la ciudad mucho más. Pero es que, además, unos amigos nos habían regalado unas cajas de experiencias, y se nos ocurrió que las podíamos usar en Madrid, así que nuestro viaje de una semana en Nueva York se alargó con un fin de semana en Madrid. Si a todo esto le sumamos que pocas horas antes de subirnos al autobús que nos tenía que dejar en Barajas vimos un reportaje sobre Nueva York que nos puso los dientes largos, comprenderéis que teníamos muchas ganas de emprender nuestra nueva aventura.
                                         
9 de agosto: El viaje
Nuestro viaje empezó, como tantas veces ya, cogiendo un autobús nocturno hacia la Terminal 4 de Barajas. Esta vez, C. fue la que durmió y yo el que apenas pude dormir nada, así que llegué al aeropuerto hecho un trapo. Coger el bus lanzadera hasta la terminal correspondiente fue lo primero que hicimos al llegar al aeropuerto, y desde allí a hacer todos los trámites para subirnos al avión. El viaje no fue demasiado movido, con C. durmiendo y yo viendo películas.
Llegamos a Nueva York y nos dirigimos al mismo hotel del año pasado, para descubrir que desde nuestra ventana se veía la sede de la revista New Yorker. Esto promete.
Una ducha y nos zambullimos en el metro para subir hasta un outlet para comprar algo de ropa, que en Nueva York está muy barata y nuestras familias nos habían pedido. Mejor quitar de en medio estas compras cuanto antes, ¿verdad?
De vuelta al hotel nos equivocamos de salida del metro y nos dimos de bruces nada menos que con la sede del New York Times que resulta que está a tiro de piedra del hotel. Esto mola.
Cenamos por allí cerca y a descansar, que estamos muy cansados y mañana queremos hacer muchas cosas.
10 de agosto: El día de la cultura
Madrugamos, desayunamos fuerte en el hotel y al metro para subir hasta el Museo Metropolitano (el MET), en el que estuvimos un rato muy largo, viendo desde piezas del Egipto predinástico hasta cuadros de Seurat, pasando por una exposición que yo calificaría de entre sorprendente e irreverente en la que se mostraban iconos religiosos reinterpretados por diseñadores de moda.
Salimos del museo, comimos unos perritos calientes sentados en Central Park y nos dirigimos al Guggenheim, que está muy cerca del MET, y allí nos adentramos en el complejo mundo del arte contemporáneo, con una exposición de Giacometti y una exposición permanente con obras de Picasso o Brancusi.


Salimos del museo, cruzamos Central Park de un lado a otro y cogimos el metro para ir al hotel a descansar, que todavía queríamos hacer algunas cosas, aunque antes nos paramos en una tienda de los Yankees de Nueva York para comprar a un precio muy barato unas entradas para su partido del martes.
Por la noche salimos en dirección a Times Square, que no está lejos del hotel, cenamos algo de camino, nos paramos en una tienda de gorras (solo de gorras, sí) y nos dirigimos hacia el Empire State Building, para poder disfrutar de las vistas nocturnas de la ciudad. Una cola bastante considerable, pero, aun así, la experiencia vale la pena. De vuelta al hotel recorriendo unas calles abarrotadas de gente y a descansar.

11 de agosto: Cerveza
El sábado amaneció lloviendo pero eso no impidió que nos decidiéramos a ir hasta Brooklyn para conocer algunas fábricas de cerveza muy interesantes, siempre con el paraguas plegable en la mochila, como corresponde a asturianos como nosotros. Llegamos a Brooklyn y muy pronto localizamos la fábrica de Other Half, en la que, además, pudimos probar dos de sus birras. Eso sí, a un precio bastante elevado.

Otro corto viaje en metro, que en Nueva York las distancias son grandes incluso dentro del mismo distrito, y nos dirigimos a Brooklyn Brewerey, una fábrica de cerveza en la que tienen montada una infraestructura muy grande (hasta un cumpleaños había). Tomamos algo y visitamos la fábrica.
Llovía bastante cuando salimos, así que decidimos hacernos fuertes en un sitio con muy buena pinta para comer algo y esperar a que escampara. Comimos bien, bebimos más buena cerveza, pero en Nueva York no hay (casi) nada barato.
Decidimos ir hacia el Puente de Brooklyn y lo cruzamos entero hasta Manhattan, haciendo unas fotos que quedaron algo deslucidas por la lluvia. Una vez al otro lado, recorrimos Chinatown, Little Italy, y el Soho. Al metro y al hotel, que estamos destrozados. 

Continuará...

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