“¿Para
qué necesito saber esto si estamos en la sociedad de la información?”
Esta
pregunta me la hizo un alumno la primera vez que entré en su clase, con el
libro de Historia del Mundo Contemporáneo abierto encima de su mesa. “¿Para
qué?”, repetí yo, casi saboreando la pregunta.
Aunque
puede parecer una pregunta para ganar tiempo antes de que el profesor empiece a
explicar, aunque pueda ser nada más (y nada menos) que la muestra de un total
desinterés por una materia que, por otro lado, el alumno había escogido entre
varias optativas, es una pregunta importante y que tiene mucha más relevancia
de lo que puede parecer. Porque es la pregunta que todos los historiadores y
todos los profesores de Historia tenemos que hacernos cuando nos ponemos
delante de una clase o cuando afrontamos un documento de Word en blanco. ¿Para
qué sirve lo que vamos a contar?
Puede
ser muy romántico y muy poético decir que necesitamos conocer el pasado para
poder entender el presente. Y es verdad, porque la sociedad actual y sus
características son fruto de todo lo que pasó anteriormente. Sin embargo, la
pregunta de mi alumno tenía una segunda parte que, en este caso, estaríamos
pasando por alto. Me preguntaba para qué le sirve saber Historia en la sociedad
de la información. En definitiva, me estaba preguntando para qué necesita saber
lo que venía en su libro si lo podía buscar en internet si alguna vez lo
necesitaba.
Y
esa es la pregunta verdaderamente relevante: ¿para qué queremos saber Historia
si está todo en internet, a solo una búsqueda en Google de distancia?
“Pues
muy sencillo”, dije yo después de reflexionar. “Porque internet nos dará
información, pero no conocimiento. Internet nos da datos, pero el conocimiento supone
relacionar esos datos entre sí y con los conocimientos que ya tenemos. Y esos
conocimientos que ya tenemos son los que nos permitirán saber qué datos son
válidos y qué datos no lo son”.
En
cualquier momento podemos querer saber quién hizo las pirámides de Egipto. No obstante,
en internet vamos a encontrar igualmente páginas en las que nos digan que las
pirámides fueron hechas por los egipcios y también páginas en las que se
asegura que las pirámides las hicieron extraterrestres. Si no tenemos ningún
conocimiento previo de Historia de Egipto, no sabremos cuáles son las que dicen
algo cercano a la realidad y cuáles dicen un despropósito que no soporta
ninguna clase de análisis racional. Por eso necesitamos saber algo de Historia.
Una
vez que sabemos algo, en este caso de Historia, ya tenemos herramientas que nos
permitirán discernir qué datos son válidos y qué datos no lo son, y, a partir
de ese momento, pasaremos de recopilar datos inconexos a generar (y tener)
verdadero conocimiento.
Representación de Clío, musa griega de la Historia.
Imagen de dominio público tomada de aquí.
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