Ayer mismo hubo nuevas Elecciones Generales, y el resultado fue de todo menos el esperado, tal vez porque todos
nos creímos unas encuestas que, al final, no sirvieron de nada.
Todo el mundo suponía que el
Partido Popular iba a volver a ganar, pero nadie creyó que lo haría con tanta
contundencia, e incluso ganando varios escaños con respecto a diciembre. Eso
demuestra la enorme tolerancia a la corrupción que tienen los votantes de este
partido, a quienes no afectan ni la corrupción ni las formas totalitarias de
Rajoy y compañía.
El Partido Socialista continuó
hundiéndose un poco más cada vez, pero no tanto como se esperaba, lo que,
contra todo pronóstico, ha servido para consolidar a Pedro Sánchez como su
líder y al partido como la principal fuerza de la oposición.
Unidos Podemos sacó exactamente los
mismos escaños que en diciembre habían conseguido Podemos e Izquierda Unida por
separado. Sin embargo, si recordamos cómo funciona la ley electoral en nuestro
país, nos daremos cuenta de que, en realidad, eso significa que perdieron más
de un millón de votos, tal vez de votantes de Izquierda Unida que no vieron con
buenos ojos la alianza con Podemos y que se quedaron en casa o votaron a otros
partidos. O incluso puede que fuesen personas que empezaban a hartarse de la
arrogancia de Iglesias y los suyos. Ahora el partido y, sobre todo, su cúpula
deben llevar a cabo una labor de autocrítica que les permita darse cuenta de en
qué fallaron para no volver a cometer los mismos errores.
Ciudadanos bajó mucho, seguramente
debido a que muchos antiguos votantes del PP que se sintieron decepcionados
después del acuerdo con el PSOE al que se llegó después del 20-D decidieron
volver “al redil” y votar de nuevo a Rajoy. Ciudadanos ya no es tan
determinante como se creían, pero aún así puede tener cierto peso a la hora de
buscar apoyos para gobernar.
El escenario que se nos presenta
ahora, aunque parece tan fragmentado como el que nos encontramos en diciembre,
no lo es tanto. El PP se consolida como primera fuerza del país y el PSOE como
principal fuerza de la oposición (me cuesta considerarlo un partido de
izquierdas). Podemos continúa siendo importante, pero no tanto como esperaban,
aunque cabe la posibilidad de que llegue a serlo más adelante.
Tal vez, vistos los resultados de
esta última convocatoria electoral, los partidos se muestren más proclives a
llegar a acuerdos, para evitar empeorar sus resultados (y mejorar los de un
Partido Popular a cuyos votantes dan igual los desmanes hechos durante los
últimos años, la corrupción y la incompetencia del Gobierno).
Estemos atent@s...
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