Muy buenas:
Estos días hay un
tema que me tiene muy preocupado. O por lo menos más preocupado que
otros. Se trata de las cuchillas que se han instalado en las vallas
que impiden que los inmigrantes ilegales salten a Melilla, y más
desde que el viernes el Gobierno decidiera, basándose en un informe
del Ministerio del Interior, que no es buena idea quitarlas.
Esas cuchillas, como
su nombre indica, cortan, y, por lo que se ha podido ver en los informativos, cortan mucho. Se instalaron el pasado 31 de octubre, y se
justifica que estén allí por su supuesto poder disuasorio.
¿Sabéis lo que
opino yo? Que esas cuchillas hay que quitarlas, y cuanto antes. Porque no disuaden a
nadie, el hambre va a seguir haciendo que la gente se juegue la vida
en busca del “sueño europeo”, porque el hambre es muy poderosa.
Podríamos decir que se la van a seguir jugando porque más
“chuchillás” da el hambre.
Está claro que, desgraciadamente, la
valla tiene que estar porque hay que proteger las fronteras. Pero con
un poco de humanidad, hombre, que esas personas no vienen a atacarnos
en una guerra, son personas que vienen a buscar una forma de ganarse
la vida.
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