Muy
buenas:
Supongo
que todo el mundo sabe ya que la noticia internacional de esta semana
fue el fallecimiento de Hugo Chávez. Personaje amado y odiado a
partes iguales, del Presidente de Venezuela hemos oído de todo.
Y sin
embargo, desde mi punto de vista, un acercamiento a la figura de
Chávez no puede limitarse a una mera disertación ideológica,
porque nos encontramos ante de uno de los personajes más complejos,
poliédricos y, sobre todo, controvertidos de la Historia reciente, y
seguramente sobre él se van a escribir muchos libros y Tesis
doctorales, y no es posible que yo descubra nada con una simple
entrada en un blog.
Sus
partidarios nos dicen que fue el que terminó con el analfabetismo en
su país, y mejoró la sanidad o el acceso a la vivienda. Pero sus
detractores nos van a recordar que fue durante su mandato cuando se
dispararon las tasas de delincuencia y de corrupción, que trató de
llegar al poder en su momento mediante un golpe de Estado, o que,
cuando un medio de comunicación no era afín a él, lo cerraba. Todo
eso es verdad.
Como
también es verdad que tenía relaciones diplomáticas con
dictadores, como los hermanos Castro de Cuba, o con gobernantes muy
poco afines a las formas occidentales, como el de Irán. Pero esos
contactos diplomáticos no son tan distintos a los que tuvieron en un
pasado no tan lejano otras democracias consolidadas (no olvidemos que
los Estados Unidos financiaron a dictadores en América Latina, o que
el rey Juan Carlos tuvo una conocida relación diplomática con el
rey de Marruecos).
Se le
podría acusar de que bajo su mandato su país centró su crecimiento
económico casi exclusivamente en el petróleo. Pero por ejemplo,
España estuvo muchos años centrándose sólo en la construcción y el turismo.
Y era
también un gobernante que sabía muy bien cómo servirse de los
medios de comunicación, y sabía cómo atraerse el favor de las
masas. Tanto, que ahora que falta estamos asistiendo a un espectáculo
impresionante de culto al líder, que empezó con rumores de que iba
a ser enterrado en el Panteón, junto a la tumba del libertador Simón Bolívar, y que continúa con la noticia que supimos estos días de
que finalmente su cadáver va a ser embalsamado y depositado en el
futuro Museo de la Revolución. Todo eso casa a la perfección con su
descomunal megalomanía.
Por
todo ello, creo que va a pasar mucho tiempo antes de que una figura
tan compleja pueda ser definida en todas sus facetas.
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