Después de teneros abandonados de manera tan clamorosa en estos últimos tiempos, necesito resarciros de alguna manera. O resarcirme yo de no haber escrito, no sé. El caso es que, ya que al final anoche no salí, me apetecía volver a escribir. Y el tema estos días lo tengo en bandeja: el cierre de Megaupload.
Y es que últimamente las nuevas tecnologías me interesan mucho. Que supongo que la palabra "últimamente" os parecerá irónica, si tenemos en cuenta los más de cinco años que llevo escribiendo en este blog, o los casi dos años y medio que llevo colaborando con una revista digital. Pero bueno, dejémonos de explicaciones y vamos a lo que importa.
Como ya sabéis, en un intento de ponerle (inútilmente, claro) puertas al campo, el FBI cerró el portal de intercambio de archivos Megaupload hace unos pocos días. Y eso, aparte de parecerme un mal intento de crear una censura global que parece sacada de una novela de Orwell, me parece una soberana estupidez.
Llevo desde ese mal día leyendo a gente que sabe mucho de estas cosas y me he encontrado con ideas bastante interesantes sobre este cierre, que se pueden resumir en lo siguiente:
- Que en Megaupload se guardaban también archivos privados o profesionales, o con licencias de Copyleft que no estaban sujetos a esas leyes de propiedad intelectual supuestamente vulneradas por el portal. De donde se deduce que esas personas cuyos documentos se han perdido deberían ser compensadas o indemnizadas de alguna manera.
- Que Megaupload tenía también usuarios de pago con cuentas Premium. ¿Esa gente no tiene derecho a algún tipo de compensación al perder el servicio?
- Y sobre todo, que si hace doce años el cierre de Napster (al que ayudaron Metallica, por cierto, haciendo uso de una hipocresía que os contaré en otro momento) no impidió el intercambio de música, esto no va a servir de nada tampoco. Además de que seguramente si no se hubiera perseguido Napster, la tecnología que luego dio lugar a aplicaciones como Spotify se hubiera desarrollado mucho antes.
Total, colegas, que todo esto no es más que la muestra de que todavía hay personas que no se dan cuenta de que la tecnología no es un enemigo, sino una oportunidad, y que lo que hay que hacer es utilizarla, no combatirla. Las nuevas tecnologías están aquí para quedarse, y no son patrimonio exclusivo de unos pocos expertos, son algo que todos podemos (y añadiría, debemos) utilizar y que necesitamos utilizar (sobre esto, me remito a una "interesante" ponencia que dos historiadores de Gijón presentaron hace algo más de un año en un Congreso en Santiago de Compostela, en la que hablaban, entre otras cosas, del uso de medios digitales en la investigación histórica, jejejeje; su resumen está aquí).. Por eso las medidas que buscan coartar el uso de esas nuevas tecnologías me parece tan absurdo e incluso peligroso. Sólo usando las potencialidades que nos brindan estos nuevos medios podremos de verdad hacer aportaciones que puedan estar a la altura de lo que la sociedad actual necesita.
Nos vemos.
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