viernes, noviembre 25, 2011

Cambio de ciclo

Muy buenas a todo el mundo:

Estos días estoy teniendo muchos problemas con la conexión a internet, así que, además de no poder buscar toda la información que necesito, me encuentro con que tengo problemas para escribir aquí (y os debo todavía un texto sobre mi paso por el Festival de Cine), para escribir en Suite 101 (aunque, como os contaré con más calma en otro momento, es muy probable que me quede poco tiempo en esa página) y para hacer cosas en Tiempo y Sociedad. Pero bueno, vamos a hablar de lo importante, que hoy es comentar el resultado de las últimas elecciones generales.

En primer lugar, todos sabemos que, como esperábamos, el nuevo Presidente del Gobierno va a ser Mariano Rajoy. Esta noticia, por esperada, no merece más comentarios.

Sí que me parece destacable el descalabro del PSOE, pero que, si nos fijamos en los datos, responde menos a un crecimiento del Partido Popular que a una pérdida de votos del PSOE, votos que se dispersaron entre Izquierda Unida (que subió mucho), partidos minoritarios, votos nulos o en blanco y abstenciones. Esto me lleva a concluir que ahora el Partido Socialista debe iniciar un proceso de autocrítica que sirva para comprender qué errores se cometieron y qué cambios de estrategia hay que hacer para volver a ser una alternativa de Gobierno. Y si nos damos cuenta de que muchos de los votos que habían recibido en 2008 ahora fueron a, entre otros, Izquierda Unida, igual habría que darse cuenta de que, entre esos cambios de estrategia que necesita el PSOE, podría encontrarse el asumir una política de izquierda.

Al final, en estas elecciones el Movimiento 15-M no tuvo el papel que nos hubiera gustado. Su aportación, en lugar de dar lugar a una verdadera alternativa social, sólo sirvió para atomizar el voto de izquierda, consolidando de manera indirecta al Partido Popular. En las elecciones del 22 de mayo no tuvieron tiempo de plantear una estrategia coordinada, pero en éstas sí hubieran tenido tiempo. Una compañera me decía hace un par de semanas que podían haber planteado un voto nulo colectivo, porque si aparecían un millón de papeletas en las que se leyera "Viva la madre que me parió" o algo así, se habría dado medida de su poder de convocatoria y se habría demostrado que no son cuatro gatos, sino un movimiento bien organizado y con mucho que decir.

Y sigo pensando que, si quieren ser escuchados, deberían entrar en el juego político, porque no pueden esperar cambiarlo todo desde fuera, confiando en que sus propuestas sean asumidas por algún partido. Tienen que ser ellos el partido. Y sabemos que serían nuestro partido.

Pero lo más interesante de estas elecciones es el enorme crecimiento de Amaiur, la nueva marca politica de un independentismo vasco, legal y alejado (de momento, aunque tenemos derecho a la esperanza) de las armas. Y es que era de esperar que un independentismo legal y pacífico obtuviera muchos apoyos, porque no todos los independentistas son terroristas, así que ese partido aglutina el voto de independentistas pacíficos igual que el de aquéllos que apoya(ría)n la lucha armada. Porque acabar con el terrorismo no es acabar con el independentismo, porque éste es una realidad que no podemos olvidar, que está ahí. E ilegalizando sus plataformas de expresión política sólo se conseguiría que muchas personas sintieran que el País Vasco está oprimido, y tal vez que muchas que apoyarían un independentismo pacífico optaran por soluciones más radicales.

El independentismo vasco es una realidad que debe ser tenida en cuenta, para intentar canalizarla dentro de los cauces de nuestro sistema político y legal. Y porque es una cuestión mucho más compleja de lo que parece, porque implica también hablar de Navarra (donde el independentismo es mucho menos importante) y del País Vasco francés, en el que el voto secesionista es muy minoritario y que implica también hablar de la sobería de otro Estado. Y ojo a una cosa: por muy minoritario que sea el voto independentista en el País Vasco francés, hay que tenerlo en cuenta, porque que en un país como Francia, en el que la identificación del ciudadano con el Estado es relativamente grande, haya votos independentistas, es digno de consideración.

Yo esperaba el nuevo Gobierno que saliera de las urnas supiera responder con verdadera talla política a esta nueva realidad, con un nacionalismo vasco independentista y pacífico en el Congreso de los Diputados. Pero Rajoy ya dijo que Amaiur va a ser la única formación politica representada en el Congreso con la que no se va a reunir. Y yo creo que esto es un error político de proporciones históricas, porque supone ningunear a los votantes de ese partido, que, aunque no se sientan españoles, son ciudadanos de este país con sus derechos, entre ellos el derecho a la representación política. Y porque además, supone aplicar la táctica del avestruz de esconder la cabeza ante los problemas. Y así no se llega a ninguna parte.

Nos vemos.

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