Hola a tod@s:
Resulta que estos últimos tiempos tengo demasiadas cosas en la cabeza, y es por eso que os tengo un poquito abandonados. Y llevaba varios días intentando pensar en alguna tontería que contaros, y esta mañana se me ocurrió una reflexión inesperada. Voy a hablaros de lo que, para mí, es (o debería ser) un ciudadano consciente.
Puede que el concepto de ciudadano consciente ya lo haya dicho alguien antes que yo. Incluso puede que yo sólo esté escribiendo sobre algo que leí en algún momento y en lo que no había vuelto a pensar. De todas formas, no es más que sentido común.
Se supone que somos ciudadanos desde el momento en el que formamos parte de una sociedad democrática y participativa. Ahora bien. ¿Realmente somos conscientes de lo que significa ser ciudadanos? ¿Nos damos cuenta de la responsabilidad que supone? Ahí quería llegar yo.
No somos ciudadanos sólo por votar (o no) cada cuatro años. Tenemos que asumir la responsabilidad que supone hacer uso de ese derecho y las implicaciones que tiene. Asumir que el sistema democrático implica que el que resulta elegido es el gobernante de todos, y no sólo de los que le votaron. Por eso, por mucho que algunos se empeñen, Zapatero nos representa a todos y no sólo a quienes le votamos. Y eso también supone que el elegido (¡qué forma más poética de decirlo!) debe gobernar para todos, buscando lo mejor para toda la sociedad, y no sólo para sus más allegados. Y por eso sus medidas deben ser tan ajustadas a la realidad y a las necesidades de la ciudadanía como sea posible.
Pero nosotros como ciudadanos no sólo tenemos que asumir esto que acabo de decir. Tenemos que aceptar una responsabilidad: la de estar informados para así poder tomar las decisiones oportunas y votar (o no) en consecuencia. Una persona que no se molesta en saber qué es lo que pasa a su alrededor, que no se molesta en informarse y que no tiene interés en relacionar unas noticias con otras (o que ni siquiera tiene interés en las noticias) no es ni puede ser una persona consciente ni puede ejercer su labor ciudadana de manera consciente.
Su participación en la sociedad democrática estará sesgada. Será una persona fácilmente manipulable que aceptará cualquier respuesta fácil que le propongan.
¿A que no os gustaría ser de ésos?
Por cierto, os dejo un artículo muy interesante que leí el otro día. Os va a gustar.
Ah, y comentad, leñe, que ya no decís nada. ¡¡Manifestaos!!
Resulta que estos últimos tiempos tengo demasiadas cosas en la cabeza, y es por eso que os tengo un poquito abandonados. Y llevaba varios días intentando pensar en alguna tontería que contaros, y esta mañana se me ocurrió una reflexión inesperada. Voy a hablaros de lo que, para mí, es (o debería ser) un ciudadano consciente.
Puede que el concepto de ciudadano consciente ya lo haya dicho alguien antes que yo. Incluso puede que yo sólo esté escribiendo sobre algo que leí en algún momento y en lo que no había vuelto a pensar. De todas formas, no es más que sentido común.
Se supone que somos ciudadanos desde el momento en el que formamos parte de una sociedad democrática y participativa. Ahora bien. ¿Realmente somos conscientes de lo que significa ser ciudadanos? ¿Nos damos cuenta de la responsabilidad que supone? Ahí quería llegar yo.
No somos ciudadanos sólo por votar (o no) cada cuatro años. Tenemos que asumir la responsabilidad que supone hacer uso de ese derecho y las implicaciones que tiene. Asumir que el sistema democrático implica que el que resulta elegido es el gobernante de todos, y no sólo de los que le votaron. Por eso, por mucho que algunos se empeñen, Zapatero nos representa a todos y no sólo a quienes le votamos. Y eso también supone que el elegido (¡qué forma más poética de decirlo!) debe gobernar para todos, buscando lo mejor para toda la sociedad, y no sólo para sus más allegados. Y por eso sus medidas deben ser tan ajustadas a la realidad y a las necesidades de la ciudadanía como sea posible.
Pero nosotros como ciudadanos no sólo tenemos que asumir esto que acabo de decir. Tenemos que aceptar una responsabilidad: la de estar informados para así poder tomar las decisiones oportunas y votar (o no) en consecuencia. Una persona que no se molesta en saber qué es lo que pasa a su alrededor, que no se molesta en informarse y que no tiene interés en relacionar unas noticias con otras (o que ni siquiera tiene interés en las noticias) no es ni puede ser una persona consciente ni puede ejercer su labor ciudadana de manera consciente.
Su participación en la sociedad democrática estará sesgada. Será una persona fácilmente manipulable que aceptará cualquier respuesta fácil que le propongan.
¿A que no os gustaría ser de ésos?
Por cierto, os dejo un artículo muy interesante que leí el otro día. Os va a gustar.
Ah, y comentad, leñe, que ya no decís nada. ¡¡Manifestaos!!
4 comentarios:
Gracias por compartir mi artículo!!!! Y que bien que he encontrado tu blog.
Hola, Claudia, muchas gracias por pasarte por aquí.
Tu artículo me gustó mucho desde que lo vi enlazado en Facebook, y por eso lo compartí allí y lo enlacé en este texto, porque me parecía que planteaba unas reflexiones muy interesantes.
Espero que nos sigamos leyendo (y también que te guste lo que yo escribo, jejeje).
Un saludo.
Así es Pablo, muy interesante tu blog. Nos seguimos leyendo!!!
Muchas gracias, Claudia.
Un saludo.
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