jueves, julio 16, 2009

Vamos a coger esa ola

Muy buenas, queridos lectores:
Volviendo a mi costumbre veraniega de no escribir más que de temas ligeros, hoy os voy a hablar de una peli: La Ola (página oficial y artículo en la Wikipedia). En realidad la vi hace ya algunos meses, pero tenía el tema guardado para cuando no tuviera ideas (y ese día llegó por fin, maldita sea).

Esta película alemana se basa en un experimento real llevado a cabo en los sesenta por un profesor de instituto (de Historia, por supuesto, je, je), en Estados Unidos. Se trata del experimento de La Tercera Ola, llevado a cabo por el profesor Ron Jones (página oficial y artículo en la Wikipedia), para explicar a sus alumnos cómo pudo ser posible que los alemanes de los años treinta aceptaran la dictadura de Hitler y también lo fácil que sería instaurar una dictadura en cualquier otro lugar y momento. En la película, trasladan la historia a nuestros días y a Alemania, con todo lo que ello conlleva.
La peli, enormemente recomendable, nos muestra a un profe enrollado que intenta demostrar a sus alumnos que la manipulación de las masas es muy sencilla, hasta el punto de que se puede conseguir que esas masas acepten cualquier cosa. Así, lo que al principio sirve para que los chavales se impliquen más en la actividad y se vean cada vez más motivados, al final hace que se conviertan en un grupo cerrado que sólo acepta su propia autoridad y que se ve como diferente al resto.
En definitiva, se trata de una película que debería hacernos pensar en lo fácil que es la manipulación en nuestra sociedad.
No dejéis de verla.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Pablo: Me quedo con la referencia de la peli; por cierto, ¿son imaginaciones mías, o esto tiene algo que ver con lo que charlamos el otro día, sobre el control de la juventud en los regímenes totalitarios? Ahora viene lo mejor: algunas de las cosas que se hicieron en ese experimento (recoger en silencio, sentarse en orden... cuestiones de disciplina escolar) las tuve que hacer en mi período escolar de primaria.
Ahora la pregunta, ¿no crees que un determinado grado de disciplina es bueno para que, una vez finalizado el período en el que es impuesta, la persona conozca verdaderamente el sabor de la libertad? Aparte de eso, siempre hay personas débiles, que necesitan reglas y gregarismo, y de hecho se los inventan cuando no está integrados en un modelo (bandas, clubs de fans, operación triunfo...) Por tanto, si existe esa necesidad, ¿no es mejor que ese poder lo ejerza un estado y un sistema educativo que vele por el progreso de los chavales, en lugar de dejarlos expuestos a la obra de cualquier chalado o delincuente que se aproveche de ese vacío de nuestra democracia? Mantengo mi idea que te expuse: las democracias occidentales, para diferenciarse de los regímenes totalitarios, han dejado abandonada a la juventud, el sistema educativo no llena las personalidades, y han desaparecido las poderosas asociaciones juveniles auspiciadas por instituciones seguras, quedando la personalidad de los jóvenes en manos de narcotraficantes que sólo quieren venderles discos, drogas, ropa y entradas a discotecas. Ha habido estados criminales, lo sabemos, pero allí donde no hay un estado, en todo ámbito que no está legislado, surgen las mafias, el crimen y la injusticia.
Parte de lo que digo viene de las teorías de Sarkozu sobre la pérdida de control de las banlieux por parte del estado francés, causa de que se convirtieran en un foco de delincuencia.

Por cierto, siento haberte fastidiado el rollo veraniego de no querer escribir sobre cosas serias, pero vaya por Dios, mira que escribir sobre política, historia y educación...
Un abrazo.
Pedro.

Pablo Folgueira Lombardero dijo...

Hola, Pedro:
Evidentemente, el tema es el mismo que habíamos mencionado el miércoles, pero lo de escribir sobre la peli ya lo tenía en mente desde que la vi en Semana Santa (como digo en el texto, lo tenía "enlatado" por si no se me ocurría nada).
Todos tuvimos que "portarnos bien" en nuestra infancia, y, lógicamente, la disciplina es buena, ya que un cierto grado de disciplina siempre nos ayuda a cumplir con eficacia con nuestras obligaciones.
Sin embargo, en el experimento lo que se hace es llevar esa disciplina a límites exagerados, porque se puede recoger en silencio sin necesidad de llevar un uniforme ni usar un saludo determinado.
Es la exageración la que lleva en la película (y la que llevó en la realidad) a que haya personas que se lo tomen demasiado en serio, y, diciendo que nunca antes habían pertenecido a ningún grupo, empiecen a valorar más al grupo que a los individuos.
Y ahí está el peligro, porque el grupo se convierte en algo diferenciado e incluso opuesto al resto, dando lugar al maniqueísmo de "si no son de nuestro grupo, son nuestros enemigos".
Un abrazo.

dijo...

Eso lo hacemos todos, lo de reservar temas que no son de estricta actualidad y que pueden esperar hasta que nos quedemos sin ideas.

Por cierto, ayer estuvo a punto de coger La Ola (creo que debe ser la misma) de la biblio del barrio, y elegí otra. La apunto para la próxima.

Irène dijo...

Hola Pablo, no he visto esa película pero por lo que cuentas me parece interesante. Es cierto que dadas las condiciones no es tan dificil conseguir la acatación del grupo. Como dice Pedro existe la necesidad de pertenencia con lo que resulta un magnífico germen para que se pueda manipular.
Me viene a la mente por ejemplo lo que expertos en psiquiatría dicen a propósito de las violaciones grupales de jóvenes a niñas. Casi todos coinciden en la existencia de un líder (ideólogo) al que todos siguen.
Por cierto, hace como diez años un amigo mío en Suecia me comentó que este fenómeno estaba preocupando porque se estaban dando allí demasiados casos. Ahora veo estupefacta que está pasando aquí.
Saludos