Pues sí, queridos lectores, empieza el verano. Después de haber asistido la semana pasada a un seminario para profesores en Oviedo, justo antes de hacer la maleta y largarme con muchos de vosotros a pasar uno de los mejores fines de semana de los últimos años, el verano empieza oficialmente para mí.
Sin demasiadas obligaciones, con tiempo libre, con sol (eso mola...), con la Semana Negra a cinco minutos de mi casa (y a dos de la casa de mi querida abuela) y, sobre todo, con la costumbre de no escribir sobre temas serios hasta que llegue septiembre, os doy la bienvenida a la versión veraniega de Que paren el mundo que me quiero bajar.
Actualizaré menos a menudo, a no ser que alguna noticia de calado me obligue a cambiar mis planes. Pero, como siempre, actualizaré para vosotros.
Feliz verano.
Sin demasiadas obligaciones, con tiempo libre, con sol (eso mola...), con la Semana Negra a cinco minutos de mi casa (y a dos de la casa de mi querida abuela) y, sobre todo, con la costumbre de no escribir sobre temas serios hasta que llegue septiembre, os doy la bienvenida a la versión veraniega de Que paren el mundo que me quiero bajar.
Actualizaré menos a menudo, a no ser que alguna noticia de calado me obligue a cambiar mis planes. Pero, como siempre, actualizaré para vosotros.
Feliz verano.
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