domingo, enero 11, 2009

Roma eterna

Muy buenas, amigos.
Durante el año pasado y el anterior, en Cuatro se emitió la serie más cara de la historia de la televisión, Roma (artículo en la Wikipedia y en la web de Cuatro). Se trata de una serie muy recomendable, con una muy buena ambientación y muy bien hecha, y cuenta el paso de la Roma republicana a la Roma imperial a través de la mirada de dos legionarios de César, Lucio Voreno y Tito Pullo. Pues resulta que el pasado verano me compré una edición de los Comentarios a la Guerra de las Galias, del colega Julio César (concretamente, la traducción que hizo José Joaquín Caerols para Alianza Editorial) y descubrí sorprendido que los dos legionarios existieron realmente y César los menciona (el dato de que existieron aparece en la Wikipedia, pero como no entré en ese artículo hasta ahora, entonces no lo sabía). Evidentemente, lo que les pasa a Lucio y Tito en la serie es totalmente ficticio, porque en la obra de César apenas aparecen, así que por eso, me tomo la libertad de reproducir aquí parte del capítulo de la Guerra de las Galias en el que aparecen (libro V, 44, o sea, las páginas 189 y 190 de la edición que cito), para que veáis lo que se cuenta de su realidad histórica. Mantengo la traducción del nombre de uno de ellos como "Tito Pulón" porque me parece más correcta:

Había en esta legión dos centuriones excepcionalmente valientes (...), Tito Pulón y Lucio Voreno. Constantemente discutían entre sí por ver cuál sería antepuesto al otro, y todos los años rivalizaban por los primeros puestos (...). Uno de ellos, Pulón, cuando más encarnizada era la lucha en la fortificación, dice: "¿Por qué vacilas, Voreno? ¿Qué ocasión aguardas para hacer gala de tu valor? Esta jornada decidirá nuestra disputa." Dicho esto, sale fuera de la fortificación y se lanza allí donde parece haber más enemigos. Tampoco Voreno se queda dentro de la fortificación, sino que, preocupado por lo que todos pudieran opinar, sigue sus pasos. A corta distancia, Pulón lanza su jabalina contra los enemigos y atraviesa a uno que venía corriendo de entre la multitud. Éste recibe el impacto y cae muerto. Lo protegen los enemigos con sus escudos y, todos a una, disparan contra aquél sus dardos, cortándole la retirada. Atraviesan el escudo de Pulón y un venablo se le clava en la bandolera. Este accidente hace que se le gire la vaina. Mientras intenta sacar la espada tiene ocupada la mano derecha: se encuentra atascado y los enemigos lo están rodeando. En este difícil trance, corre en su ayuda su rival Voreno. Al punto, todo el tropel se vuelve contra él y se desentiende de Pulón, creyendo que había sido atravesado por el venablo. Voreno combate con la espada, cuerpo a cuerpo: mata a uno de ellos y obliga a los otros a retirarse un tanto. Mientras los acomete, llevado de su fogosidad, cae en un hoyo y rueda por tierra. Cercado a su vez, es ayudado por Pulón. Ambos regresan a la fortificación sanos y salvos y cubiertos de gloria, después de haber causado un buen número de bajas. De esta manera, en la competición y en la lucha la Fortuna dispuso para ambos que cada rival ayudase y salvase al otro, y que no fuera posible decidir cuál de ellos se debía anteponer al otro en valor.

¿A que mola?

3 comentarios:

Eadeeva dijo...

:D Si, yo sabía que existieron de verdad, precisamente por César, pero no sabía esta historia. Me encanta la serie, por cierto^^

besos!

Anónimo dijo...

Hermoso texto, tiene algunos ecos homéricos, pero con la sobriedad de las anécdotas reales. Un abrazo.
Pedro

Unknown dijo...

Muy bueno! yo sí lo sabía, lo de que Pullo y Voreno fueron personajes históricos citados por César, pero, pese a que tengo una edición de la Guerra de las Galias, siempre me dió pereza buscar este fragmento en que César habla de ellos. Gracias por ponerlo!