martes, noviembre 11, 2008

Un paso atrás en el tiempo

El sábado cogí el autobús para ir a casa de uno de vosotros y reunirme allí con algunos de mis amigos. Y cuando me subí me encontré, sentados juntos, aunque ellos no se conocían entre sí, a dos personas que yo sí conocía. Uno era un chaval que había sido amigo mío en el colegio del que salí hace trece años. La otra, una jovencita (creo recordar que de sólo 23 años) que estudió guitarra conmigo hace mucho tiempo (dejé las clases cuando yo tenía 19 años y calculo que ella unos 15). El saludo fue muy breve, "hola" y ya está. Normal, hace mucho que no nos veíamos.
Al día siguiente subí al trastero para buscar unas botas y encontré una vieja caja de zapatos. La abrí, y dentro de ella encontré unos dibujos en papel cebolla, recortados y colocados en unos marcos de plástico para poder usarlos en un proyector de diapositivas. Esos dibujos eran para un trabajo que yo había hecho hace muchos años con el chaval que había visto la noche anterior y con otros amigos más de aquella época (afortunadamente aún me queda alguno de ellos, y creo que me estará leyendo). Traté de recordar los nombres de los chavales con los que había hecho ese trabajo y no me costó tanto como esperaba. Tal vez, dentro de otros trece o catorce años tenga más problemas para hacerlo.
Entonces me di cuenta de una cosa. A medida que crecemos, que maduramos, que nos hacemos más viejos, tenemos que elegir un camino u otro. Y a veces, eso supone dejar atrás a ciertas personas.
Por eso valoro vuesta amistad, porque no sé cuánto va a durar. Porque no sé cuándo alguno de nosotros va a cambiar su camino y vamos a estar demasiado lejos o demasiado ocupados para seguir juntos.
Un abrazo.
P. D.: Hay días en los que uno está más bajo que otros, y salen cosas como ésta. Mañana volveremos a estar a tope.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran muestra de valentía.
gracias por demostrarla una vez más.

Anónimo dijo...

En los momentos buenos el sol brilla tanto que te ciega, y en los momentos malos, la oscuridad es tal que no puedes distinguir nada...
Son esos momentos grises cuando uno puede percibir bien lo que tiene, lo que ha conseguido, lo que valora, lo que aprecia y lo que quiere, y son por tanto esos momentos.No son del todo agradables,pero permiten discenir claramente que tus amigos siempre estarán ahí,porque tus amigos los has trabajado tanto en los momentos buenos como en los malos.
Un saludo Pablo

Anónimo dijo...

Hermoso texto, sinvero y real. Y eso que muchos de nosotros no tuvimos abandonar nuestras ciudades y regiones de origen; en ese caso, la nostalgia sería terrible.
Un abrazo, viejo amigo.

Diana dijo...

Hola
Bicho, qué se te ocurrirá pensar cuando tengas mi edad?
Las amistades llegan, se quedan o se van. Todas tienen una finalidad y una vez cumplida, desaparecen (o no)
Bobo, con los años que tienes, lo más probable es que te vuelvas a encontrar copn la mayoría de tus "viejos" conocidos
Un biquiño desde Coruña.
Diana