domingo, septiembre 14, 2008

Los extremos... ya se sabe

El viernes día 12, una vez más, tocaba concierto. Esta vez en Oviedo, en plenas fiestas de San Mateo, y actuaban Extremoduro en el complejo deportivo de San Lázaro. Con el "uniforme de gala" (je, je), es decir, botas de montaña hechas unos zorros (por fin aparecieron), vaqueros gastados, camiseta con la calavera reglamentaria y vieja cazadora vaquera curtida en mil batallas, fui para allá con unos cuantos colegas y un par de chicas a las que me acababan de presentar. Buen Rock n' Roll y buena compañía; la cosa prometía. Además, en el blog de uno de mis compañeros de andanzas ya se ponía el repertorio más probable del concierto, así que sabía a lo que me iba a enfrentar.
Extremoduro fue uno de los primeros grupos que escuché cuando me metí en estas sendas del Rock, más o menos cuando tenía quince años, y ésta ya era la cuarta vez que iba a verlos. Después de varios años sin hacer gira y de algunos más sin material nuevo, Robe y los suyos volvían a Asturias, y no podíamos faltar. Además, venían con un nuevo disco debajo del brazo, que, como acababa de salir (de hecho, creo que éste era el primer concierto que daban desde la salida del disco), no tuvo demasiada presencia en el repertorio.
Llegamos al sitio y nos encontramos con que habían forrado el suelo para evitar que lo estropeáramos saltando. No sé qué era, pero era muy cómodo para saltar. Como es habitual antes de que empiecen los conciertos de Extremo, la música de ambiente era, sobre todo de sus colegas, es decir, Platero y Tú, Barricada (antes de que digas nada, no reconocí la canción porque estaba hablando con alguien), La Gripe (grupo fundado por el bajista y el batería de Platero cuando el grupo se separó), Memoria de Pez (los teloneros), La Inconsciencia de Uoho (o sea, el grupo de todos los músicos de Extremoduro, salvo Robe, en el que canta el tío de Memoria de Pez)... además de AC/DC y Aerosmith (sí, ésos que tú confundiste con Guns n' Roses, je, je).
Entonces salieron al escenario Memoria de Pez, como dije antes, el grupo en el que milita el cantante con el se juntan todos los de Extremo menos Robe para no aburrirse. Con un estilo muy parecido al de los extintos Platero y Tú (incluso en la voz del tipo, que se parece a la de Fito), se ganaron a un público predispuesto hacia los colegas del de Plasencia.
Cuando terminaron, el escenario fue cubierto no por un telón, sino por tres más estrechos, y tras una espera indecentemente larga, sonó una intro que nos decía que aquello ya era inminente. El telón central cayó y vimos a un Robe con la misma cara de colgado de siempre, armado con su guitarra y dispuesto a empezar a cantar "Deltoya". A mí no me convencía esta canción para empezar, pero debo reconocer que no estuvo mal. Cuando, tras dos versos se produjo el cambio a un ritmo más cañero, los dos telones laterales cayeron y vimos a todo el grupo salir a darlo todo. Continuaron con "Sol de invierno", "Historias prohibidas", "Golfa", y el fragmento inicial del último disco, La ley innata, momento en el cual el escenario fue iluminado por unas luces que imitaban la caída de la lluvia (la misma que amenazó durante toda la noche).
Robe se movía más que de costumbre, pero estaba muy poco comunicativo, incluso borde. Siguieron con "Buscando una luna" (que incluye versos de Machado), "La vereda de la puerta de atrás", "Quemando tus recuerdos", "De acero", y un cachito de "Pedrá" (que originalmente dura media hora y ya se vio en la última gira, allá por 2004, que el público no responde bien si la tocan entera). Entonces llegó el momento malo de todos los conciertos de Extremoduro: el "intermedio". Tienen la mala costumbre de dejarnos, según ellos, quince o veinte minutos de descanso, en la realidad, casi media hora, que no nos sirve más que para perder el hilo y hacer que se nos enfríe el sudor. Lo bueno es que siempre vuelven con las canciones más cañeras.
Así, a la vuelta tocaron "Papel secante", "Sucede" (que empieza con un verso de Pablo Neruda), "Amor castúo", "Standby", la durísima "A fuego" (que hubiera sido perfecta para empezar, como en la gira de Yo, minoría absoluta), "Central nuclear" (que no me gusta una mierda, pa' qué os voy a mentir), "Pepe Botika", "So payaso" (que, como diré más tarde, podríamos dedicarla a ciertos capullos que había por ahí sueltos) y "Jesucristo García", en la que a Robe se le fue la letra en un momento y en la que incluyeron un solo antes de la segunda estrofa que resultó más largo de lo recomendable y que hizo que nos planteáramos si realmente era Robe el que tocaba la guitarra y no Uoho o el tercer guitarrista que, sospechosamente, estaban "escondidos" en la parte de atrás del escenario, en lo "oscuro". Terminaron este tramo del concierto con "Puta", en la que meten versos de Lorca y se fueron. En los bises, como sospechábambos, "Salir", "Ama, ama, ama y ensancha el alma", y para acabar, la coda con la que termina "Autorretrato". Después, todo el grupo se despidió de nosotros, salvo el borde del Robe.
El balance final fue bueno, aunque faltó algo más de interacción con el público. Se les ve en forma y con ganas, pero no puedo decir que fuera el mejor concierto de ellos que he visto. Lo hicieron bien, pero otras veces lo hicieron mejor.
La pega fue que, como muchas veces, a nuestro lado había algunos imbéciles que nos molestaron más de la cuenta. Cuando uno va a un concierto, lo normal es saltar, puedes chocarte con los colegas o con los de al lado si ellos hacen lo mismo y no lo haces con demasiada mala uva. Pero nos molestó que los de al lado saltaran con las rodillas o los codos por delante contra todo lo que estuviera cerca. Desde mi punto de vista, a esa peña no les gusta la música, porque al final no se enteraron de nada del concierto. En segundo lugar, son unos niños de papá a los que les pagaron la entrada, porque los conciertos ahora son caros (¡qué tiempos aquellos cuando los conciertos de San Mateo costaban quinientas pelas!), y quien sabe lo que cuesta ganar ese dinero o ahorrarlo para el concierto quiere enterarse de algo de lo que suena. No me importa hacer pogos contra la gente, es más, me gusta, pero tener que vigilar con el rabillo del ojo al colgao de al lado por si en una de éstas me solmena una coz, me repatea un poco. Éstos cabrones son los que dan mal nombre a los que nos gusta el Rock n' Roll.
Y dicho, esto, hasta la próxima, no sin antes deciros que ya tenéis la última entrega de Sombra y Luz. Se acabó, espero que os gustara.

3 comentarios:

mundogarry dijo...

Por primera vez escribo en tu blog aunque te ha leido bastante. De acuerdo con la crónica de Extremo y con lo de los bobos de al lado ya sabes que fue a mi a uno de los que le dieron un rodillazo jeje bueno seguré comentando aqui aunque se te olvido una cosa : BARRANCOS ROCOSOS jaja

Pablo Folgueira Lombardero dijo...

Je, je...
Siguiendo con las frases míticas de esa noche... aunque... ¿es realmente necesario?
Je, je.

Diana dijo...

Hola Amigo Pablo, ya ves, tú de concierto en concierto y yo aquí, en el curro. Menos mal que puedo leer tus posts y me provocan un rato agradable.
Sigue, te seguiré.
Un biquiño desde Coruña.
Diana