En el más de un año que llevo escribiendo este blog he hablado de bastantes temas: Cine, literatura, música, más política de la que me habría gustado... Incluso algunas veces he colgado relatillos e incluso algún poema que había salido de mi calenturienta mente. Sin embargo, creo que nunca he escrito sobre televisión, al margen de alguna queja sobre las horas a las que acaban las películas en Televisión Española o Antena 3. Hombre, si tengo que ser sincero, tampoco veo mucho la tele, sólo veo los informativos mientras como o ceno, y después de cenar puedo ver alguna película o alguna serie. Y de esto quería hablar hoy: De las series (lo cual no deja de ser triste, porque ayer vi Ciudadano Kane). Concretamente de las norteamericanas, porque hace tiempo que no veo series españolas.
Llevan un tiempo hablándonos de que los guionistas americanos están en huelga. Pues bien... Yo os aseguro que llevan años en huelga. Porque todas las series son iguales. Salvo excepciones, todas pueden catalogarse en dos tipos: De policías (o en su defecto, de los que meten a "los malos" entre rejas) y de médicos. Cuando alguna serie se intenta salir de esos temas, lo hace copiando algo que ya se había hecho antes, como en el caso de Men in trees, que no es más que la versión femenina y fashion de Doctor en Alaska. O llenando cada capítulo de pajas mentales y cosas demasiado raras, como en Perdidos (¿alguien puede decirme qué fuman los guionistas de esa serie?).
Dentro de la tipología de las series de los que meten a los delincuentes entre rejas, Shark es un poco original, porque el fulano en cuestión es fiscal, no madero.
Pero el caso de Numbers ya es la leche. Buscando la originalidad, se intenta hacernos creer que unos matemáticos van a colaborar con el FBI. Eso significa que van a intentar que nos traguemos que van a hacer cosas un tanto estrafalarias. Una vez se encontraron una llave de un coche, y, en lugar de llevarla al concesionario para saber de qué coche es, deciden hacer un algoritmo basado en la Ley de No-sé-quién, que ya son ganas de marear la perdiz, para descubrir qué coche abria.
En las series de policías, las distintas versiones de C. S. I., por mucho que nos gusten, demuestran la falta de originalidad: Cuando el formato original funcionó, se "abrieron franquicias" en otros sitios. Y el resto de las series producidas por Jerry Brukheimer van de lo mismo. Son Caso Abierto y Sin Rastro, también de maderos.
Dexter, basada en las novelas de Jeff Lindsay, es medio original (pero claro, la idea no es de los guionistas, sino de Lindsay). En este caso, el policía es a la vez un psicópata que mata a los delincuentes que han salido impunes. Sin salirse de la temática de policías, intenta mostrarnos a uno que está justo en el límite.
Las series de médicos suelen gustarme menos. Sí me gusta House, pero si nos fijamos, no es del todo original. Me explico: Los creadores de la serie reconocen que House se basa... ¡en Sherlock Holmes! Parece un contrasentido, pero si habéis leído los relatos de Arthur Conan Doyle, recordaréis que Holmes siempre llegaba a conclusiones sobre sus interlocutores a partir de la deducción, justo como hace House. O sea, que una vez más, nos encontramos con una clara falta de imaginación.
Anatomía de Grey es una serie con la que no puedo. Joder... si están todo el día amargados. Me daría miedo acabar en ese hospital. Igual me curan las heridas pero me deprimen, los muy desgraciaos.
¿Y no hay series de otro tipo? Pues sí. Por ejemplo, hay dos sobre dos tías que hablan con los muertos: Entre fantasmas y Medium. La serie es, en esencia la misma, pero mientras que en la primera la protagonista lo hace por altruismo (digamos que es "autónoma"), la segunda lo hace para la fiscalía o algo así (hace tiempo que no la veo, así que no puedo dar demasiados datos), así que es "funcionaria".
Bueno, por hoy ya está bien. Sé que debería escribir sobre política, que estamos en precampaña, pero estoy muy liado y no estoy para hacer grandes argumentaciones, no me dan ni la cabeza ni el tiempo.
Seguid cuidándoos.
Llevan un tiempo hablándonos de que los guionistas americanos están en huelga. Pues bien... Yo os aseguro que llevan años en huelga. Porque todas las series son iguales. Salvo excepciones, todas pueden catalogarse en dos tipos: De policías (o en su defecto, de los que meten a "los malos" entre rejas) y de médicos. Cuando alguna serie se intenta salir de esos temas, lo hace copiando algo que ya se había hecho antes, como en el caso de Men in trees, que no es más que la versión femenina y fashion de Doctor en Alaska. O llenando cada capítulo de pajas mentales y cosas demasiado raras, como en Perdidos (¿alguien puede decirme qué fuman los guionistas de esa serie?).
Dentro de la tipología de las series de los que meten a los delincuentes entre rejas, Shark es un poco original, porque el fulano en cuestión es fiscal, no madero.
Pero el caso de Numbers ya es la leche. Buscando la originalidad, se intenta hacernos creer que unos matemáticos van a colaborar con el FBI. Eso significa que van a intentar que nos traguemos que van a hacer cosas un tanto estrafalarias. Una vez se encontraron una llave de un coche, y, en lugar de llevarla al concesionario para saber de qué coche es, deciden hacer un algoritmo basado en la Ley de No-sé-quién, que ya son ganas de marear la perdiz, para descubrir qué coche abria.
En las series de policías, las distintas versiones de C. S. I., por mucho que nos gusten, demuestran la falta de originalidad: Cuando el formato original funcionó, se "abrieron franquicias" en otros sitios. Y el resto de las series producidas por Jerry Brukheimer van de lo mismo. Son Caso Abierto y Sin Rastro, también de maderos.
Dexter, basada en las novelas de Jeff Lindsay, es medio original (pero claro, la idea no es de los guionistas, sino de Lindsay). En este caso, el policía es a la vez un psicópata que mata a los delincuentes que han salido impunes. Sin salirse de la temática de policías, intenta mostrarnos a uno que está justo en el límite.
Las series de médicos suelen gustarme menos. Sí me gusta House, pero si nos fijamos, no es del todo original. Me explico: Los creadores de la serie reconocen que House se basa... ¡en Sherlock Holmes! Parece un contrasentido, pero si habéis leído los relatos de Arthur Conan Doyle, recordaréis que Holmes siempre llegaba a conclusiones sobre sus interlocutores a partir de la deducción, justo como hace House. O sea, que una vez más, nos encontramos con una clara falta de imaginación.
Anatomía de Grey es una serie con la que no puedo. Joder... si están todo el día amargados. Me daría miedo acabar en ese hospital. Igual me curan las heridas pero me deprimen, los muy desgraciaos.
¿Y no hay series de otro tipo? Pues sí. Por ejemplo, hay dos sobre dos tías que hablan con los muertos: Entre fantasmas y Medium. La serie es, en esencia la misma, pero mientras que en la primera la protagonista lo hace por altruismo (digamos que es "autónoma"), la segunda lo hace para la fiscalía o algo así (hace tiempo que no la veo, así que no puedo dar demasiados datos), así que es "funcionaria".
Bueno, por hoy ya está bien. Sé que debería escribir sobre política, que estamos en precampaña, pero estoy muy liado y no estoy para hacer grandes argumentaciones, no me dan ni la cabeza ni el tiempo.
Seguid cuidándoos.
2 comentarios:
Hola Pablo:
Buen artículo, más fácil de respoender que al anterior, para el que todavía no he tenido tiempo, aunque algo haré.
Ciertamente el nivel de la televisión gratuita ha descendido de manera alarmante en los últimos años. Afortunadamente, tú tienes ese bendito pasaporte al paraíso que es TCM (el otro día creo que echaron Quadrophenia, no sé si la verías como rocker que eres).
El problema de una gran parte de series americanas es que, cuando encuentran un formato que produce, lo exprimen hasta cargárselo. Así, House, Anatomía de Grey (series ambas cuyas primeras temporadas me encantaron) o Ally mcbeal, en sus tiempos, se jodieron porque trataron de hacerlas durar media docena de temporadas más de lo suficiente. Las tramas se abigarran, los personajes se desdibujan o se caricaturizan, entran nuevos personajes menos carismáticos...Y es que no se puede aplicar un proceso industrial a algo creativo: la industria del cine o la tv pùede parecer como la de los coches, muy competitiva y en la que tienes que innovar cada año, pero si metes ese ritmo durante demasiados años al final los guionistas se agotan y los espectadores se hartan, o acaban idiotizados. Al final, la gran cantidad de cadenas, en lugar de favorecer una competencia interesante, nos está llevando al colapso creativo. Una buena idea, buenos guionistas y el grupo de actores adecuados tardan en aparecer, y no se puede esperar que cada temporada surja en todas las cadenas, o que se pueda estirar el invento hasta que aparezca una nueva. En suma, necesitamos TIEMPO, el tiempo de madurar, de saborear, de crecer y aprender. Más que nua gran serie por temporada, una gran serie por generación. Y que vuelvan a echar Curro Jiménez y los Caballeros del Zodiaco. Aquello sí era televisión.
Un fuerte abrazo. En otra ocasión hablaremos de Ciudadano Kane, acaso la obra maestra que menos me gustó (de Welles prefiero mil veces sed de mal, el tercer hombre, o su macbeth entre cuatro amigos y mucho carton piedra; tampoco le ví la gracia a la dama de Shangai). Y en lo único en que discrepo contigo es que a mí me encanta CSI Nueva York; no son tan simpáticos, pero las tramas son interesantes.
Un abrazo. Pedro.
La verdad, no hacía falta comentar tu respuesta, pero aún así voy a hacer dos precisiones:
a) Por supuesto, no vi Quadrophenia, los mods no me van.
b) No dije que no me gusten CSI y sus distintas... "franquicias", simplemente digo que lo de repetir el formato para hacer otras dos series más (afortunadamente, de calidad) muestra que falta imaginación.
Otra cosa: por más que lo intento, no consigo encontrarle ninguna pega a Ciudadano Kane. Y eso de descubrir que es fuente de un par de escenas de Los Simpsons, me llegó al alma.
Un abrazo.
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