Muy buenas, queridos lectores.
Cuando se hizo pública la sentencia sobre los atentados del 11-M comencé a buscar por internet las distintas visiones que se daban de la noticia en las distintas páginas, además intentando entrar en páginas de diferentes ideologías, para tener una visión más global y no estar mediatizado por las "visiones prisaicas". Entonces recalé en Libertad Digital. En esta página, caracterizada por sus posturas radicalmente conservadoras (si habéis visto el episodio de Los Simpsons en el que el Actor Secundario Bob llegaba a ser alcalde, os diré que el personaje de Birch Barlow podría estar perfectamente inspirado en cualquiera de los que escriben en esta página), encontré cosas bastante llamativas, ya que mantenían cosas sobre la teoría de la conspiración y hablaban de la Educación para la Ciudadanía desde posturas muy radicales y citando casos sobre los que daban tan pocas referencias que creo que eran casos ficticios (sobre esto, algún día hablaré largo y tendido, que ciertas posturas exigen que se les dediquen textos específicos; ya sé que sobre la asignatura ya hablé, pero igual vuelvo a hacerlo).
Pero claro, cuando me meto en territorio hostil, lo hago con todas las consecuencias, así que seguí mirando esa página y encontré el enlace a otra llamada Criteria Club de Lectores, en la que se venden libros que probablemente gusten mucho a los lectores de Libertad Digital, más que nada porque muchos son libros de gente que escribe en esta página. Concretamente dos libros me llamaron poderosamente la atención. Uno se titula Guía políticamente incorrecta de la ciencia, de Tom Bethell, y el otro El evolucionismo en apuros, de Silvano Borruso (pongo los títulos completos y los nombres de los autores por si acaso los enlaces han cambiado y necesitáis más datos para encontrarlos). En el primero se asegura que en los últimos tiempos se ha tomado lo que dice la ciencia como verdad porque sí. En el segundo, como su título indica, que el evolucionismo es más fácil de refutar que de aceptar. Todo esto, unido al hecho de que todavía hay gente que piensa que la Tierra es plana (os dejo el enlace de la web de la Flat Earth Society y del artículo sobre ella en la Wikipedia), y a que el creacionismo se enseña en colegios de ciertos estados de los Estados Unidos (Utah y Texas, entre otros) al mismo nivel que la Teoría de la Evolución, me lleva a pensar que todavía hay personas que no se han enterado de que la ciencia avanza mucho y de que hay que tener un buen par de cojones para sostener ciertas teorías. La verdad es que en estos tiempos (si no me equivoco, creo que estábamos ya en el siglo XXI) me resulta ciertamente difícil aceptar que todavía haya gente que admita determinadas cosas.
Sé que los que dicen esas cosas son pocos, pero no puedo evitar el sentirme un poco asustado. En muchos aspectos, parece que no hemos avanzado nada y que mucha gente prefiere que la verdad no le amargue sus creencias.
Las cosas como son. La mayoría de la gente no admite lo que dice la ciencia porque sí, sino porque la susodicha ciencia nos da las explicaciones más sencillas (según Occam "en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla es siempre la correcta), es decir, las que valen.
Pero claro, todavía hay quien opina que la expliación más sencilla no es la correcta. Que es más fácil creer que las pirámides de Egipto las hicieron extraterrestres (que hay quien lo dice) y no seres humanos. En definitiva, que nada es como nos lo contaron.
Y en momentos así, me acuerdo de Galileo que fue obligado a negar su teoría de que la Tierra gira en torno al Sol para que no lo quemaran. O de Miguel Servet, que por atreverse a pensar por sí mismo acabó condenado dos veces (primero por los católicos, pero se escapó antes de que lo quemaran, y después por los protestantes, que ésos sí lo quemaron). Yo antes pensaba que el sufrimiento de esos científicos no había sido en vano porque a pesar de todo nos habían enseñado la verdad.
Pero ahora me doy cuenta de que muchos están más cómodos viviendo en la mentira.
Bueno, y ahora, cambiando de tema, voy a hablar de otra cosilla que no tiene nada que ver con lo que decía hace un momento y que probablemente a la mayoría de vosotros no os importará nada (con razón, por supuesto). Hace cosa de unos diez días, estuve discutiendo (brevemente, por suerte) con uno de vosotros sobre la dictadura Argentina. El colega decía que en ella "sólo" habían muerto 5.000 personas y yo que muchas más. Encontré un artículo de El País que no va de eso en sentido estricto, pero en el que se menciona que hay reconocidos 18.000 muertos y desaparecidos, aunque otros organismos hablan de hasta 30.000. Supongo, según tú lógica, camarada, que serían 18.000 tíos que fueron a por tabaco y no volvieron.
Nos vemos.
Cuando se hizo pública la sentencia sobre los atentados del 11-M comencé a buscar por internet las distintas visiones que se daban de la noticia en las distintas páginas, además intentando entrar en páginas de diferentes ideologías, para tener una visión más global y no estar mediatizado por las "visiones prisaicas". Entonces recalé en Libertad Digital. En esta página, caracterizada por sus posturas radicalmente conservadoras (si habéis visto el episodio de Los Simpsons en el que el Actor Secundario Bob llegaba a ser alcalde, os diré que el personaje de Birch Barlow podría estar perfectamente inspirado en cualquiera de los que escriben en esta página), encontré cosas bastante llamativas, ya que mantenían cosas sobre la teoría de la conspiración y hablaban de la Educación para la Ciudadanía desde posturas muy radicales y citando casos sobre los que daban tan pocas referencias que creo que eran casos ficticios (sobre esto, algún día hablaré largo y tendido, que ciertas posturas exigen que se les dediquen textos específicos; ya sé que sobre la asignatura ya hablé, pero igual vuelvo a hacerlo).
Pero claro, cuando me meto en territorio hostil, lo hago con todas las consecuencias, así que seguí mirando esa página y encontré el enlace a otra llamada Criteria Club de Lectores, en la que se venden libros que probablemente gusten mucho a los lectores de Libertad Digital, más que nada porque muchos son libros de gente que escribe en esta página. Concretamente dos libros me llamaron poderosamente la atención. Uno se titula Guía políticamente incorrecta de la ciencia, de Tom Bethell, y el otro El evolucionismo en apuros, de Silvano Borruso (pongo los títulos completos y los nombres de los autores por si acaso los enlaces han cambiado y necesitáis más datos para encontrarlos). En el primero se asegura que en los últimos tiempos se ha tomado lo que dice la ciencia como verdad porque sí. En el segundo, como su título indica, que el evolucionismo es más fácil de refutar que de aceptar. Todo esto, unido al hecho de que todavía hay gente que piensa que la Tierra es plana (os dejo el enlace de la web de la Flat Earth Society y del artículo sobre ella en la Wikipedia), y a que el creacionismo se enseña en colegios de ciertos estados de los Estados Unidos (Utah y Texas, entre otros) al mismo nivel que la Teoría de la Evolución, me lleva a pensar que todavía hay personas que no se han enterado de que la ciencia avanza mucho y de que hay que tener un buen par de cojones para sostener ciertas teorías. La verdad es que en estos tiempos (si no me equivoco, creo que estábamos ya en el siglo XXI) me resulta ciertamente difícil aceptar que todavía haya gente que admita determinadas cosas.
Sé que los que dicen esas cosas son pocos, pero no puedo evitar el sentirme un poco asustado. En muchos aspectos, parece que no hemos avanzado nada y que mucha gente prefiere que la verdad no le amargue sus creencias.
Las cosas como son. La mayoría de la gente no admite lo que dice la ciencia porque sí, sino porque la susodicha ciencia nos da las explicaciones más sencillas (según Occam "en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla es siempre la correcta), es decir, las que valen.
Pero claro, todavía hay quien opina que la expliación más sencilla no es la correcta. Que es más fácil creer que las pirámides de Egipto las hicieron extraterrestres (que hay quien lo dice) y no seres humanos. En definitiva, que nada es como nos lo contaron.
Y en momentos así, me acuerdo de Galileo que fue obligado a negar su teoría de que la Tierra gira en torno al Sol para que no lo quemaran. O de Miguel Servet, que por atreverse a pensar por sí mismo acabó condenado dos veces (primero por los católicos, pero se escapó antes de que lo quemaran, y después por los protestantes, que ésos sí lo quemaron). Yo antes pensaba que el sufrimiento de esos científicos no había sido en vano porque a pesar de todo nos habían enseñado la verdad.
Pero ahora me doy cuenta de que muchos están más cómodos viviendo en la mentira.
Bueno, y ahora, cambiando de tema, voy a hablar de otra cosilla que no tiene nada que ver con lo que decía hace un momento y que probablemente a la mayoría de vosotros no os importará nada (con razón, por supuesto). Hace cosa de unos diez días, estuve discutiendo (brevemente, por suerte) con uno de vosotros sobre la dictadura Argentina. El colega decía que en ella "sólo" habían muerto 5.000 personas y yo que muchas más. Encontré un artículo de El País que no va de eso en sentido estricto, pero en el que se menciona que hay reconocidos 18.000 muertos y desaparecidos, aunque otros organismos hablan de hasta 30.000. Supongo, según tú lógica, camarada, que serían 18.000 tíos que fueron a por tabaco y no volvieron.
Nos vemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario