lunes, febrero 05, 2007

Música

Llevaba mucho tiempo trabajando para esto. Por fin dominaba la técnica. Sus ágiles dedos dibujaban complicadas evoluciones sobre las cuerdas que se tensaban a lo largo de un mástil algo estropeado. Desde luego, no estaba tocando en el lugar en el que había soñado, pero al menos alguien le escuchaba.
Tocaba con ganas. El sonido de unas cuerdas vibrantes le parecía el más hermoso del mundo, y cada nota le hacía emocionarse, pensando en que ojalá pudieran verle ciertas personas que no estaban allí. Y entonces tocaba otra nota más.
Levantó la mirada y sus ojos se cruzaron con los de una joven que estaba allí cerca, inmóvil delante de él. Pero tampoco se fijó demasiado y siguió tocando.
Cuando terminó el tema que estaba interpretando, escuchó el único sonido que podía gustarle tanto como el de su guitarra: el de una moneda al caer en el platillo de latón que estaba en el suelo delante de él.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso, me ha encantado. Sigue así.
Pedro.

Anónimo dijo...

esto demuestra que la vida siempre hay que ganársela de alguna manera, no?
aunque haya quien se resista y sólo haga las cosas por amor al arte...
por qué no?

hold on with!