martes, julio 02, 2019

Dracarys


Juego de Tronos, la serie de televisión, ha terminado después de ocho temporadas y cuando todavía faltan por publicarse dos libros de la saga literaria en la que se basa. Y hablar de Juego de Tronos supone hablar de una de las series más logradas de los últimos años, y eso que a lo largo de los últimos tiempos se han rodado grandes series.

Evidentemente, no a todo el mundo le puede gustar el final. Han sido varios años conviviendo con estos personajes y sus historias, y todos queríamos nuestro propio desenlace. Aunque tal vez no sea el final que yo me esperaba, tampoco me ha disgustado del todo, porque me parece que ha dejado bastante cerradas la mayor parte de las tramas y, a la vez, todo lo bastante abierto como para poder rodar una secuela más adelante. En relación con todo esto, la postura de quienes empezaron a exigir por las redes sociales lo de que se rodara un nuevo final me parece una verdadera estupidez, porque, aunque se rodase, siempre habría gente descontenta pidiendo un nuevo final.

Tal vez seis capítulos hayan sido pocos. Tal vez hubiera sido mejor una última temporada de diez o doce capítulos, para así poder terminar las tramas de forma más “redonda”. Pero, aun así, me parece que el final es acorde al espíritu de la serie.

Sí me parece que el personaje de Sansa, la que, sin duda, más había sufrido en la serie, se merecía algo diferente, pero quedar como reina en el Norte no es, para nada, algo malo. Por su parte, Arya queda como la gran heroína que acaba con el malo y luego, terminada su misión en el combate, se va a buscar nuevas aventuras, fiel a una manera de ser que hemos visto evolucionar a lo largo de la serie. Finalmente, Tyrion, que siempre fue mi personaje favorito, se queda ejerciendo el poder en la sombra, que, claramente, es lo que mejor hace.

Por otro lado, los personajes cuya evolución en esta última temporada menos me ha gustado son Daenerys y Jon Nieve. Daenerys va, poco a poco, convirtiéndose en una tirana que, con la excusa de eliminar a los otros tiranos, solamente busca el poder, convencida de que tiene la verdad absoluta. Jon Nieve, que nunca fue un personaje que me resultara demasiado interesante, en esta temporada se limita a decir que Danaerys es su reina y a poner cara de cachorro abandonado. Lo mejor que hace es, al final, irse con el Pueblo Libre.

En definitiva, un final que puede no gustar a todos, pero que, desde mi punto de vista, está muy conseguido.
Y en el que, además, nos muestra una metáfora muy interesante en la destrucción del Trono de Hierro. 

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