lunes, septiembre 01, 2014

En serio y en broma

Hola a todo el mundo:
Se terminan las vacaciones, y con ellas, mis ganas de hablar de temas ligeros, así que a partir de las próximas semanas volveré a hablar de temas serios, que alternaré, como siempre, con otros más livianos. Sin embargo, antes me gustaría compartir con vosotros unas reflexiones que se me ocurrieron viendo películas.
Como sabéis, una de las cosas que más me gustan es el cine, así que las vacaciones las dediqué, entre otras muchas cosas, a ver películas. Y la semana pasada vi dos que me llevaron a hacer algunas reflexiones: Suker Punch y DOA: Dead or Alive.
Las dos películas son meros divertimentos casi descerebrados que consisten en chicas guapas dando patadas voladoras, sin más argumento ni motivación. Pero que, a pesar de su mera intrascendencia, me llevaron a pensar algunas cosas.
Evidentemente, cuando nos ponemos a ver películas así sabemos a lo que vamos, y si esperamos encontrarnos con obras maestras de la talla de El Padrino, el problema no es de las películas sino nuestro. No obstante, hay una clara diferencia entre ambas.
Dead or alive, basada en un videojuego, es un mero divertimento, una peli sin más pretensiones que hacernos pasar un rato entretenido y que, sobre todo, se hizo sin tomársela demasiado en serio, lo que hace que tenga algunos golpes de humor muy logrados. No pasará a los anales del cine, pero al menos, nos asegura que durante la hora y media (muy) escasa que dura, nos pasemos un rato entretenido. Eso sí, en cuanto acabe, la olvidaremos rápidamente.


Sin embargo, Sucker Punch es toda una fantasía psicotrópica solo explicable por el hecho de que su director (y también guionista) haya pasado una temporada alimentándose prioritariamente a base de estupefacientes de legalidad dudosa. Pero su mayor problema es que, al hacerla, se quiso crear una obra maestra sin tener el talento suficiente para ello.
Partiendo de la forma de trabajar de directores como Quentin Tarantino, en esta peli se cogen ideas de otras películas y se intenta integrarlas para dar forma a algo unitario. Sin embargo, lo que hace Tarantino lo hace alguien que sabe mucho de cine y que es capaz de convertir esas inflluencias en películas. Pero en este caso, lo que sale es un pastiche que, como mucho, podemos considerar un videoclip mal hecho.
Además, la idea de crear una historia en tres niveles, que si hubiera estado bien hecha, hubiera sido la leche, en este caso solo sirve para desconcertar al espectador y dar la imagen de que, a falta de una trama coherente, se ha optado por mezclar varias historias diferentes con los mismos personajes para alargar el metraje de la película.

Total, otra película que, precisamente por habérsela tomado demasiado en serio a la hora de hacerla, resulta fallida, y que olvidaremos cinco minutos después de que termine.

Por cierto, quede claro que estas dos películas las vi en la tele, si las hubiera visto en el cine y pagando por ellas, me habría cabreado muchísimo más y lo que diría sería mucho más duro. 

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