Hola a todo el
mundo:
Se terminan las
vacaciones, y con ellas, mis ganas de hablar de temas ligeros, así
que a partir de las próximas semanas volveré a hablar de temas
serios, que alternaré, como siempre, con otros más livianos. Sin
embargo, antes me gustaría compartir con vosotros unas reflexiones
que se me ocurrieron viendo películas.
Como sabéis, una de
las cosas que más me gustan es el cine, así que las vacaciones las
dediqué, entre otras muchas cosas, a ver películas. Y la semana
pasada vi dos que me llevaron a hacer algunas reflexiones: Suker Punch y DOA: Dead or Alive.
Las dos películas
son meros divertimentos casi descerebrados que consisten en chicas
guapas dando patadas voladoras, sin más argumento ni motivación.
Pero que, a pesar de su mera intrascendencia, me llevaron a pensar
algunas cosas.
Evidentemente,
cuando nos ponemos a ver películas así sabemos a lo que vamos, y si
esperamos encontrarnos con obras maestras de la talla de El Padrino,
el problema no es de las películas sino nuestro. No obstante, hay
una clara diferencia entre ambas.
Dead or alive,
basada en un videojuego, es un mero divertimento, una peli sin más
pretensiones que hacernos pasar un rato entretenido y que, sobre
todo, se hizo sin tomársela demasiado en serio, lo que hace que
tenga algunos golpes de humor muy logrados. No pasará a los anales
del cine, pero al menos, nos asegura que durante la hora y media
(muy) escasa que dura, nos pasemos un rato entretenido. Eso sí, en
cuanto acabe, la olvidaremos rápidamente.
Sin embargo, Sucker
Punch es toda una fantasía psicotrópica solo explicable por el
hecho de que su director (y también guionista) haya pasado una
temporada alimentándose prioritariamente a base de estupefacientes
de legalidad dudosa. Pero su mayor problema es que, al hacerla, se
quiso crear una obra maestra sin tener el talento suficiente para
ello.
Partiendo de la
forma de trabajar de directores como Quentin Tarantino, en esta peli
se cogen ideas de otras películas y se intenta integrarlas para dar forma a algo
unitario. Sin embargo, lo que hace Tarantino lo hace alguien que sabe
mucho de cine y que es capaz de convertir esas inflluencias en películas. Pero en este caso, lo
que sale es un pastiche que, como mucho, podemos considerar un
videoclip mal hecho.
Además, la idea de
crear una historia en tres niveles, que si hubiera estado bien hecha,
hubiera sido la leche, en este caso solo sirve para desconcertar al
espectador y dar la imagen de que, a falta de una trama coherente, se
ha optado por mezclar varias historias diferentes con los mismos
personajes para alargar el metraje de la película.
Total, otra película
que, precisamente por habérsela tomado demasiado en serio a la hora de hacerla, resulta fallida, y que olvidaremos cinco minutos después de que termine.
Por cierto, quede claro que estas dos películas las vi en la tele, si las hubiera visto en el cine y pagando por ellas, me habría cabreado muchísimo más y lo que diría sería mucho más duro.
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