domingo, julio 06, 2014

Pasión y rivalidades

Hola a todo el mundo.
La verdad es que llevaba tiempo sin acercarme por este rinconcito de la blogosfera. Tanto, que tengo el blog lleno de polvo y telarañas. Voy a tener que limpiar y ventilar un poco, jajaja.
Pero sobre todo, lo que tengo que hacer es escribir, que así, a lo tonto, llevo casi un mes sin escribiros nada. Y la verdad, se me han quedado antiguos algunos temas, como el de la abdicación de un rey y la proclamación de otro, la censura a dibujantes y otras cosas así. Luego, otros temas, como las declaraciones de Joan Rossell del otro día, no los quiero tratar porque, en los meses de julio y agosto, no me gusta escribir sobre temas serios.
Así que voy a hablaros de una peli que tenía muchas ganas de ver y que, por fin, pude ver esta semana: Cisne negro.

Desde hace algún tiempo, más o menos desde que se había estrenado, tenía ganas de echarle un vistazo a esta película, porque había escuchado muchas opiniones sobre ella, y la mayoría favorables. Además, el que algunos que saben más que yo la calificaran de película de “terror psicológico”, hizo que me interesara todavía más.
Y es que se trata de una película muy compleja, en la que nos cuentan la historia de Nina (Natalie Portman), una bailarina de una compañía de Nueva York que desea interpretar el papel principal en El lago de los cisnes, de Chaicovski. Como sabréis (reconozco que yo no lo sabía, jajaja), el papel de Reina Cisne supone una dualidad entre el Cisne Blanco, puro e inocente, y el Cisne Negro, más sensual y oscuro. Y ahí está el problema de Nina: ella borda las partes del Cisne Blanco, pero para interpretar las partes del Negro necesita buscar su lado más oscuro.
A todo esto se une la difícil relación con su madre, una bailarina retirada o, más bien frustrada (relación en la que podemos ver una influencia de la peli Carrie), y también la relación con el director de la compañía (¿a nadie más le parece un guiño a Fama que este personaje se llame Leroy?), o la rivalidad con la chica que la debería sustituir en caso de lesión (Mila Kunis), que sí hacía bien las partes del Cisne Negro.
Así, en la película vemos como Nina está cada vez más absorbida por el baile y, sobre todo, por esa búsqueda de su lado oscuro, hasta el punto de que hay momentos en los que no sabemos qué es real y qué es producto de su imaginación cada vez más desquiciada.
Por este papel, Natalie Portman se llevó el Óscar, el Globo de Oro y algún que otro premio más, muy merecidos, desde mi punto de vista, porque hace un papel complejísimo y lleno de matices, que nos deja a todos con la boca abierta por la fuerza que desprende en pantalla.
Una película que vale la pena ver, hacedme caso.

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