martes, marzo 25, 2014

Austeridad y recortes

Hola a todo el mundo:
Cuánto tiempo, ¿verdad? Simplemente es que no tenía ideas, nada más.
Debería hablar de las Marchas por la Dignidad del sábado día 22, pero lo único que se me ocurre es que me parece una pena que unas marchas multitudinarias que deberían hacer que el (des)Gobierno reflexionase se vean empañadas por unos disturbios de una violencia desmedida (una violencia que, por supuesto, jamás y bajo ningún concepto es justificable).

O también podría escribir sobre la muerte de Adolfo Suárez, pero hay historiadores especialistas en la época contemporánea que lo harían mucho mejor que yo.

Así que voy a compartir con vosotros una reflexión que me vino el otro día a la cabeza. Sobre eso que nos dice el (des)Gobierno de que sus medidas son medidas “de austeridad”.
Que yo creo que es mentira. Porque en circunstancias como éstas, la austeridad implicaría reducir los gastos más superfluos o menos inmediatos y priorizar los más importante y urgente, ¿no? Pero resulta que el (des)Gobierno recorta en cosas esenciales, como educación, sanidad o dependencia, y sin embargo, no se atreve a tocar cosas más superfluas.
Porque nos hablan de que hay que apretarse el cinturón, pero yo no veo que ellos lo hagan, porque no se ha bajado el sueldo de los políticos. Ni se ha reducido el número de coches oficiales. Ni el de cargos puestos a dedo (que son el verdadero cáncer de nuestro sistema). Tampoco se ha perseguido el fraude fiscal, sino que, al contrario, se llevó a cabo una amnistía fiscal que, en realidad, casi podríamos decir que premiaba a los defraudadores.
Entonces, podemos concluir que esto no es austeridad. Son unos recortes motivados por unos intereses ideológicos.
Ni más, ni menos.

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