domingo, julio 28, 2013

Reflexiones sobre el tráfico de armas

Hola a todo el mundo:

Este fin de semana debería haberlo pasado en un festival en Luarca, pero al final, por una serie de circunstancias que no viene al caso detallar, no pudo ser. Eso sí, aproveché para acercarme hasta el concierto acústico que dieron Arenia el viernes pasado aquí en Gijón, que también mola.

Pero lo más relevante de este fin de semana fue que, por primera vez en lo que va de verano, lo dediqué a descansar. Y así, la noche del sábado, en vez de pasarla por ahí, pues la dediqué a ver en La 2 un reportaje sobre el comercio de armas. Reportaje que, por cierto, ya había visto hace algún tiempo y me había servido como punto de partida para escribir uno de mis primeros artículos en Suite 101 (esa web para la que ya no voy a escribir más), de los de aquella época en que me los curraba más y me quedaban más a mi gusto.
Y volviendo a ver ese reportaje, volví a recordar todas las reflexiones de aquella vez, derivadas del hecho de que se me revolvían las tripas cada vez más a medida que pasaban los minutos.
Sí, porque oyendo hablar a los honrados empresarios que vendían herramientas de muerte y destrucción (las armas no son otra cosa), oyéndoles dar razones supuestamente objetivas y asépticas que justifican su labor, no podía pensar más que en el cinismo que manifestaban. Cinismo que, seguramente, les sirve para dormir bien por las noches.
Volviendo a leer el artículo que había escrito la otra vez que había visto ese reportaje, volviendo a consultar las fuentes que había utilizado entonces y dándome cuenta de que muchas de esas cifras ahora estarán desfasadas y serán todavía más terroríficas, me doy cuenta de la paradoja que supone que esas personas, esos honrados empresarios que seguramente serán pilares de la sociedad en sus países del Primer Mundo, vivan de crear armas que terminan en las manos de quienes matan en el Tercer Mundo.
Lo objetivo sobre este particular comercio ya lo escribí hace dos años. Hoy sólo me apetecía soltar bilis al respecto.

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