Hola a todo el mundo:
Supongo que a estas alturas de la película, tod@s sabéis que este mes se cumplían diez años de la invasión de Irak. Sí, esa invasión que se justificó diciendo que era un país en el que había unas armas de destrucción masiva que nunca existieron (y que, de haber existido, se habrían fabricado con tecnología vendida por los mismos que iniciaron la invasión. Esa misma invasión contra la que nos manifestamos todos aquellos que teníamos dos dedos de frente y sentido crítico suficiente como para cuestionar las mentiras del partido que estába (y vuelve a estar) en el Gobierno. Esa misma invasión contra la que incluso se escribió una canción de Heavy Metal ("Maldito corazón", de Saratoga, un tema muy bueno, mencionado en este artículo).
¿Y cómo está Irak actualmente, después de que su país fuera invadido, sus infraestructuras destruidas, o su población sumida en la pobreza y la desesperación? Pues mal, cómo va a estar, muy mal.
La invasión fue un error garrafal, y se debió a la megalomanía de unos gobernantes que se creían en posesión de la verdad absoluta. Ni Irak está mejor ahora que hace diez años (y Afganistán tampoco), ni el mundo es más seguro ahora, ni el petróleo está más barato.
Entonces, ¿sirvió para algo?
Sí. A nosotros nos debería haber servido para darnos cuenta que es muy necesario que los gobernantes pasen algún tipo de formación previa a ocupar cargos de responsabilidad, porque si no, cabe la posibilidad de que lleguen a ocupar cargos en los que pueden hacer daño.
Mucho daño.
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