Recuperándome como buenamente puedo de una noche bastante larga, voy a contaros ahora cómo fue el concierto que dieron anoche los Gansos Rosas en la Sala Acapulco del Casino de Asturias. Como es de suponer, los Gansos Rosas son un grupo de homenaje a Guns n' Roses, esos cinco chicos (seis después de que se les uniera el teclista Dizzy Reed) que, sin saber hacer demasiadas cosas, sí que hacían genial las pocas que sabían hacer, y que con su primer disco, el Apetite for destruction, revolucionaron un panorama rockero anquilosado con un puñado de canciones en las que hablaban de drogas, alcohol, sexo, mala vida y noches pasadas durmiendo en la calle.
Por eso, ahora que en los Guns n' Roses sólo quedan un cantante, Axl Rose, que ya no es ni la sombra de lo que fue, y un teclista, Dizzy Reed, que ni siquiera es original, me apetecía escuchar sus canciones hechas por unos chicos que todavía las respetan. Y allí me fui, con Nacho, Maite y el Garry.
Según los carteles, en esta gira los Gansos están conmemorando el vigésimo aniversario de la publicación de los discos Use your illusion de los Guns, así que yo esperaba un repertorio en el que sus canciones tuvieran mucho peso. Como veremos en breve, tampoco tuvieron tanta.
La entrada ponía que el concierto se iniciaba a las nueve de la noche, pero en la puerta nos dijeron que abrirían a las diez, así que tomamos unas cervezas para pasar el rato. A las diez y cinco se abrieron las puertas y entramos. Pasado un rato, a eso de las once menos veinte, las luces de la sala se apagaron mientras sonaba esa voz pregrabada que los Guns usaban de intro en sus buenos tiempos (y con la que se inicia su directo Live era '87-'93), y entonces salieron a darlo todo con "Nightrain", a la que siguió con toda la fuerza la mítica "Mr. Brownstone". Aunque el cantante hacía lo posible por ser comunicativo, muchas veces sus palabras nos las tenía que traducir alguno de sus compañeros, porque su inglés, de los barrios bajos de Londres, no siempre era entendido por la concurrencia.
El grupo se mueve mucho por el escenario, un escenario que seguramente no sería mucho mayor que los de los garitos como el Whisky a go-go en los que se empezó a forjar la leyenda de unos músicos que habían venido a reinventar el Rock n' Roll.
Continúa la noche con "It's so easy", a la que siguieron "Live and let die" y una "Dust n' bones" cantada por uno de los guitarristas. Después, el teclista se emociona un rato y nos muestra su arte, justo antes de iniciar la legendaria y preciosa "November rain", que fue seguida por una que yo no me esperaba, "Civil war", que fue una de las canciones que más me gustaban cuando era tres lustros más joven.
Uno de los guitarristas empieza a tocar la melodía de la banda sonora de El Padrino, para después tocar ese riff tan conocido por todos con el que se inicia una "Sweet child o' mine" que sonó de maravilla.
"D'you know where the fuck you are? You are in the jungle", dice el cantante, recordando las palabras que, según cuenta Axl Rose, alguien le gritó la primera noche que llegó a Los Ángeles, cuando estaba durmiendo en la calle. Y esas palabras, por supuesto, nos indican que la canción que va a sonar ahora es nada más y nada menos que "Welcome to the jungle", a la que siguió la que siempre fue mi canción favorita de los Guns, "You could be mine".
La caña siguió con una "Rocket queen" que también estará siempre entre las canciones más grandes de los Gunners. Y después, igual que harían los Guns de verdad, llega el momento para esa grandísima versión del "Knockin' on heaven's door" del gran Bob Dylan.
No podía faltar mucho, pero todavía tuvimos oportunidad de escuchar algunas canciones que no esperábamos, como "Used to love her" (que cuando no sabía inglés me encantaba; ahora que ya sé lo que dice, matizaría un poco eso...) y la preciosa "Don't cry", que interpretaron con la letra alternativa que se grabó en la segunda parte de Use your illusion.
Pero la cosa no podía terminar así. El gran final fue con la enorme, la mítica "Paradise city". Ahora sí que ya se podían ir dejándonos con una enorme sorisa en la cara.
Después escuchamos que otras personas que estaban a nuestro alrededor comentaban que este nuevo cantante no estaba ni de lejos a la altura del que tuvieron hasta hace poco, pero a mí me dio igual. Escuché estas canciones que tanto me han gustado siempre interpretadas por músicos que las vivían como si fueran propias, supongo que porque estuvieron toda su vida mamando el Rock sucio y macarra de los Guns n' Roses. Y por todo ello, creo que valió la pena verlos.
Porque aunque un concierto de los Guns sea mucho más espectacular, en él no veríamos más que a varios mercenarios y a un cantante que cobra por arrastrarse por el escenario cantando unas canciones que, si hemos de ser sinceros, no son más suyas que de todos los antiguos músicos que ya no están en Guns n' Roses (los guitarristas Slash e Izzy Stradling, el bajista "Duff" McKagan y el batería Steven Adler).
Por eso, yo quiero recordar a los Guns n' Roses de mi adolescencia, los que me metieron en el Rock, y olvidar a los actuales que ni siguiera son conscientes de lo que significa llevar el emblema de las pistolas y las rosas. Y por eso, prefiero disfrutar con músicos como los Gansos Rosas, que aunque no sean los autores de las canciones que cantan, las respetan, las viven y las hacen suyas. Y así es como las interpretan.
Con la garra de unos verdaderos músicos de Rock n' Roll.
Por eso, ahora que en los Guns n' Roses sólo quedan un cantante, Axl Rose, que ya no es ni la sombra de lo que fue, y un teclista, Dizzy Reed, que ni siquiera es original, me apetecía escuchar sus canciones hechas por unos chicos que todavía las respetan. Y allí me fui, con Nacho, Maite y el Garry.
Según los carteles, en esta gira los Gansos están conmemorando el vigésimo aniversario de la publicación de los discos Use your illusion de los Guns, así que yo esperaba un repertorio en el que sus canciones tuvieran mucho peso. Como veremos en breve, tampoco tuvieron tanta.
La entrada ponía que el concierto se iniciaba a las nueve de la noche, pero en la puerta nos dijeron que abrirían a las diez, así que tomamos unas cervezas para pasar el rato. A las diez y cinco se abrieron las puertas y entramos. Pasado un rato, a eso de las once menos veinte, las luces de la sala se apagaron mientras sonaba esa voz pregrabada que los Guns usaban de intro en sus buenos tiempos (y con la que se inicia su directo Live era '87-'93), y entonces salieron a darlo todo con "Nightrain", a la que siguió con toda la fuerza la mítica "Mr. Brownstone". Aunque el cantante hacía lo posible por ser comunicativo, muchas veces sus palabras nos las tenía que traducir alguno de sus compañeros, porque su inglés, de los barrios bajos de Londres, no siempre era entendido por la concurrencia.
El grupo se mueve mucho por el escenario, un escenario que seguramente no sería mucho mayor que los de los garitos como el Whisky a go-go en los que se empezó a forjar la leyenda de unos músicos que habían venido a reinventar el Rock n' Roll.
Continúa la noche con "It's so easy", a la que siguieron "Live and let die" y una "Dust n' bones" cantada por uno de los guitarristas. Después, el teclista se emociona un rato y nos muestra su arte, justo antes de iniciar la legendaria y preciosa "November rain", que fue seguida por una que yo no me esperaba, "Civil war", que fue una de las canciones que más me gustaban cuando era tres lustros más joven.
Uno de los guitarristas empieza a tocar la melodía de la banda sonora de El Padrino, para después tocar ese riff tan conocido por todos con el que se inicia una "Sweet child o' mine" que sonó de maravilla.
"D'you know where the fuck you are? You are in the jungle", dice el cantante, recordando las palabras que, según cuenta Axl Rose, alguien le gritó la primera noche que llegó a Los Ángeles, cuando estaba durmiendo en la calle. Y esas palabras, por supuesto, nos indican que la canción que va a sonar ahora es nada más y nada menos que "Welcome to the jungle", a la que siguió la que siempre fue mi canción favorita de los Guns, "You could be mine".
La caña siguió con una "Rocket queen" que también estará siempre entre las canciones más grandes de los Gunners. Y después, igual que harían los Guns de verdad, llega el momento para esa grandísima versión del "Knockin' on heaven's door" del gran Bob Dylan.
No podía faltar mucho, pero todavía tuvimos oportunidad de escuchar algunas canciones que no esperábamos, como "Used to love her" (que cuando no sabía inglés me encantaba; ahora que ya sé lo que dice, matizaría un poco eso...) y la preciosa "Don't cry", que interpretaron con la letra alternativa que se grabó en la segunda parte de Use your illusion.
Pero la cosa no podía terminar así. El gran final fue con la enorme, la mítica "Paradise city". Ahora sí que ya se podían ir dejándonos con una enorme sorisa en la cara.
Después escuchamos que otras personas que estaban a nuestro alrededor comentaban que este nuevo cantante no estaba ni de lejos a la altura del que tuvieron hasta hace poco, pero a mí me dio igual. Escuché estas canciones que tanto me han gustado siempre interpretadas por músicos que las vivían como si fueran propias, supongo que porque estuvieron toda su vida mamando el Rock sucio y macarra de los Guns n' Roses. Y por todo ello, creo que valió la pena verlos.
Porque aunque un concierto de los Guns sea mucho más espectacular, en él no veríamos más que a varios mercenarios y a un cantante que cobra por arrastrarse por el escenario cantando unas canciones que, si hemos de ser sinceros, no son más suyas que de todos los antiguos músicos que ya no están en Guns n' Roses (los guitarristas Slash e Izzy Stradling, el bajista "Duff" McKagan y el batería Steven Adler).
Por eso, yo quiero recordar a los Guns n' Roses de mi adolescencia, los que me metieron en el Rock, y olvidar a los actuales que ni siguiera son conscientes de lo que significa llevar el emblema de las pistolas y las rosas. Y por eso, prefiero disfrutar con músicos como los Gansos Rosas, que aunque no sean los autores de las canciones que cantan, las respetan, las viven y las hacen suyas. Y así es como las interpretan.
Con la garra de unos verdaderos músicos de Rock n' Roll.
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