Hola de nuevo:
Acabo de escuchar la entrevista que esta mañana le hicieron en la Cadena SER a Rajoy. Si además de hablar, hubiera dicho algo, igual pensaba que podía ser una idea a considerar eso de votar a su partido (sólo una pregunta: ¿cómo puede decir que la corrupción o la lucha antiterrorista no interesan a los ciudadanos?).
Y en este momento de la campaña, ha irrumpido el movimiento 15-M y Democracia Real Ya, que al margen de que pueda ser más o menos utópico o más o menos demagógico en algunos aspectos, sí que es la canalización de un descontento generalizado ante la situación política de este país, que está muy mal. Y precisamente por eso, es necesario que se tenga en cuenta ese descontento, que por cierto no creo que tenga nada que ver con los movimientos antisistema, sino más bien con gente que en lugar de enfrentarse al sistema, lo que busca es que éste funcione mejor y de forma más justa, gente que lo que busca son, en definitiva, reformas en el sistema, no su destrucción (otra pregunta: ¿alguien se ha dado cuenta de que en Madrid se puede acampar para ver a Justin Bieber pero no para protestar?). Por cierto, yo creo, y eso es sólo una opinión, que esto se relaciona más con lo que pasó en Islandia que con lo que está pasando en los países árabes.
Y, por si alguien todavía no lo ha hecho, leed Indignaos de Stéphane Hessel, lectura obligatoria para estos momentos (descargadlo aquí).
Pero no quería hablar de ninguna de esas cosas. Quería plantear una reflexión sobre la crisis y sobre cómo se afronta.
No sé si nos damos cuenta de que estamos metidos en una crisis estructural muy profunda. Y cuando se está en esa situación, la solución no es fácil ni va a venir de un día para otro.
Por eso creo que es importante que seamos conscientes de que con un cambio de Gobierno no va a ser suficiente. Que el día después de las próximas elecciones generales, sea quien sea el Presidente (y mucho me temo que va a ser Rajoy) no va a empezar a crearse empleo ni vamos a poder empezar a atar los perros con longaniza sólo porque el Gobierno sea de otro color. El Gobierno que salga de esas elecciones de dentro de un año tiene que asumir y aceptar como una necesidad el hecho de que para salir de la crisis no va a bastar con parches, sino que hace falta reformas muy profundas en el sistema productivo español, reformas que no se podrán sacar adelante en solitario: será necesario llevarlas a cabo con la colaboración de, como mínimo, los dos partidos mayoritarios, aunque sería deseable que se hicieran con el apoyo decidido e incluso entusiasta de todos los partidos representados en el Parlamento, sin demagogias y sin partidismo.
¿O no?
P. D.: Y algo destacable de estos días: Anguita ha renunciado a su pensión vitalicia para que el Estado pueda recortar gastos ante la crisis. Y oye, será sólo un gesto, pero ya es más de lo que han hecho la mayoría de los políticos.
Acabo de escuchar la entrevista que esta mañana le hicieron en la Cadena SER a Rajoy. Si además de hablar, hubiera dicho algo, igual pensaba que podía ser una idea a considerar eso de votar a su partido (sólo una pregunta: ¿cómo puede decir que la corrupción o la lucha antiterrorista no interesan a los ciudadanos?).
Y en este momento de la campaña, ha irrumpido el movimiento 15-M y Democracia Real Ya, que al margen de que pueda ser más o menos utópico o más o menos demagógico en algunos aspectos, sí que es la canalización de un descontento generalizado ante la situación política de este país, que está muy mal. Y precisamente por eso, es necesario que se tenga en cuenta ese descontento, que por cierto no creo que tenga nada que ver con los movimientos antisistema, sino más bien con gente que en lugar de enfrentarse al sistema, lo que busca es que éste funcione mejor y de forma más justa, gente que lo que busca son, en definitiva, reformas en el sistema, no su destrucción (otra pregunta: ¿alguien se ha dado cuenta de que en Madrid se puede acampar para ver a Justin Bieber pero no para protestar?). Por cierto, yo creo, y eso es sólo una opinión, que esto se relaciona más con lo que pasó en Islandia que con lo que está pasando en los países árabes.
Y, por si alguien todavía no lo ha hecho, leed Indignaos de Stéphane Hessel, lectura obligatoria para estos momentos (descargadlo aquí).
Pero no quería hablar de ninguna de esas cosas. Quería plantear una reflexión sobre la crisis y sobre cómo se afronta.
No sé si nos damos cuenta de que estamos metidos en una crisis estructural muy profunda. Y cuando se está en esa situación, la solución no es fácil ni va a venir de un día para otro.
Por eso creo que es importante que seamos conscientes de que con un cambio de Gobierno no va a ser suficiente. Que el día después de las próximas elecciones generales, sea quien sea el Presidente (y mucho me temo que va a ser Rajoy) no va a empezar a crearse empleo ni vamos a poder empezar a atar los perros con longaniza sólo porque el Gobierno sea de otro color. El Gobierno que salga de esas elecciones de dentro de un año tiene que asumir y aceptar como una necesidad el hecho de que para salir de la crisis no va a bastar con parches, sino que hace falta reformas muy profundas en el sistema productivo español, reformas que no se podrán sacar adelante en solitario: será necesario llevarlas a cabo con la colaboración de, como mínimo, los dos partidos mayoritarios, aunque sería deseable que se hicieran con el apoyo decidido e incluso entusiasta de todos los partidos representados en el Parlamento, sin demagogias y sin partidismo.
¿O no?
P. D.: Y algo destacable de estos días: Anguita ha renunciado a su pensión vitalicia para que el Estado pueda recortar gastos ante la crisis. Y oye, será sólo un gesto, pero ya es más de lo que han hecho la mayoría de los políticos.
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