En un primer momento, yo tenía preparado para esta semana un interesante texto sobre el problema de la corrupción urbanística, en el que ofrecía una serie de posibles soluciones para atajar tal lacra de nuestra sociedad. Pero, una vez más, debo rendirme ante la actualidad, cambiar de tema y dejar que ese escrito sobre la corrupción sea publicado dentro de unas décadas como texto inédito cuando alguien recopile mis obras completas. Pero vale la pena. Por una vez la actualidad es, por lo menos, graciosa y sorprendente. Pero empecemos por el principio:
Me encontraba yo esta mañana desayunando cuando oí por la radio una noticia que me pareció sorprendente: como imágenes para la nueva campaña publicitaria destinada a atraer turistas a Asturias, se ha elegido a los personajes de dibujos animados Yogui y Bubu. Al principio, pensé que tal noticia no era sino una mala pasada de mi cerebro que se negaba todavía a despertar y no le presté atención. Sin embargo, cuando unas horas más tarde me encontré con la imagen de Yogui escanciando sidra en la portada de un periódico de difusión gratuita, hube de reconocer que no lo había soñado. Era real. Parece ser que, ante la falta de tirón mediático de Paca y Tola, se ha optado por otros dos osos con más cara de buen rollito.
Quede claro que no me parece mal, es más, son unos personajes entrañables que, en mi tierna e ingenua infancia, me hicieron reír bastante. Me parece una idea divertida y creo que llamará mucho la atención. Ahora, sólo resta ver a los dos simpáticos ositos ponerse una montera picona e ir al descenso del Sella (que todo se andará).
Por una vez, y sin que sirva de precedente, no estoy en contra. La idea de usar como reclamo a unos personajes fácilmente reconocibles por todos me parece muy inteligente, y estoy seguro de que será efectiva.
Ahora alguien dirá que la elección de estos personajes no es más que otro ejemplo de la globalización y la aculturación a las que estamos sometidos. También es verdad. Pero también son ejemplos de esa globalización montones de películas, canciones y demás elementos que no se suelen criticar (desgraciadamente, todavía no conozco a nadie que, entre una película de Akira Kurosawa y una de Tom Hanks, vaya antes a ver la primera que la segunda).
A mí me parece una idea original. Y si esta iniciativa sirve para que haya gente que venga a Asturias porque vio a Yogui en un cartel en lugar de por oír la (tópica y anacrónica) canción de Melendi, bienvenida sea.
Por una vez, no me quiero bajar del mundo.
Me encontraba yo esta mañana desayunando cuando oí por la radio una noticia que me pareció sorprendente: como imágenes para la nueva campaña publicitaria destinada a atraer turistas a Asturias, se ha elegido a los personajes de dibujos animados Yogui y Bubu. Al principio, pensé que tal noticia no era sino una mala pasada de mi cerebro que se negaba todavía a despertar y no le presté atención. Sin embargo, cuando unas horas más tarde me encontré con la imagen de Yogui escanciando sidra en la portada de un periódico de difusión gratuita, hube de reconocer que no lo había soñado. Era real. Parece ser que, ante la falta de tirón mediático de Paca y Tola, se ha optado por otros dos osos con más cara de buen rollito.
Quede claro que no me parece mal, es más, son unos personajes entrañables que, en mi tierna e ingenua infancia, me hicieron reír bastante. Me parece una idea divertida y creo que llamará mucho la atención. Ahora, sólo resta ver a los dos simpáticos ositos ponerse una montera picona e ir al descenso del Sella (que todo se andará).
Por una vez, y sin que sirva de precedente, no estoy en contra. La idea de usar como reclamo a unos personajes fácilmente reconocibles por todos me parece muy inteligente, y estoy seguro de que será efectiva.
Ahora alguien dirá que la elección de estos personajes no es más que otro ejemplo de la globalización y la aculturación a las que estamos sometidos. También es verdad. Pero también son ejemplos de esa globalización montones de películas, canciones y demás elementos que no se suelen criticar (desgraciadamente, todavía no conozco a nadie que, entre una película de Akira Kurosawa y una de Tom Hanks, vaya antes a ver la primera que la segunda).
A mí me parece una idea original. Y si esta iniciativa sirve para que haya gente que venga a Asturias porque vio a Yogui en un cartel en lugar de por oír la (tópica y anacrónica) canción de Melendi, bienvenida sea.
Por una vez, no me quiero bajar del mundo.
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