Hace ya cosa de
cuatro años y medio que escribo para MetalCry y, en este tiempo, he tenido
también la posibilidad de conocer a gente de otros medios, como Subterráneo Heavy, Diario de un Metalhead, The Drinktim, MetRock o La Nave del Metal, llegando
incluso a colaborar con algunos. Y en varias ocasiones ya, en Subterráneo llevaron a cabo una iniciativa muy interesante en la que pidieron a músicos o a compañeros de otros medios que les
dijeran cinco discos que les hubieran cambiado la vida. Desde que lo vi, pensé
que era algo interesante, así que aquí os dejo los míos:
Michael Jackson:
Bad
A mucha gente le
puede parecer extraño, pero quien me conoce bien de verdad sabe que Michael
Jackson fue, durante mi infancia y mis primeros años de adolescencia, mi
cantante favorito. De hecho, fue el primer cantante “de verdad” que escuché.
Bad fue un álbum
que escuché en cinta hasta que me lo aprendí de memoria: cada melodía, cada
palabra que creía entender (porque todavía no hablaba inglés), cada guitarreo…
Me lo sabía todo, e incluso llegué a tener el cortometraje de la canción que titulaba
el disco grabado de la tele en un VHS que me acompañó muchos años.
Sigue siendo un
disco imprescindible.
Guns n’ Roses: Apetite for destruction
Y a Michael Jackson debo también mi amor por el Rock, y de hecho, si
empecé a escuchar Rock fue precisamente por Jacko, porque con él colaboraba
Slash, guitarrista de los Guns n' Roses, así que, cuando me encontré en la biblioteca
del barrio con un disco de los Guns, me lo llevé a casa. No recuerdo si era el
GNR Lies o el Use your illusion II, pero sí sé que me encantó. Pero cuando
escuché el Apetite for destruction, todo lo que me habían gustado esos discos
se vio superado por un disco que iba mucho más allá.
Apetite for
destruction es, todavía hoy, un álbum sobresaliente de principio a fin, que nos
muestra a cinco músicos en un estado de forma impresionante y que eran capaces
de crear verdaderos himnos inmortales a peser de que, como grupo, eran, como dice un amigo mío, completamente disfuncionales.
Sin duda, un disco
que me llevaría a una isla desierta.
Iron Maiden:
Killers
Iron Maiden fue
otro de esos grupos que descubrí en mis años de instituto, y que, desde el
primer momento, se convirtió en uno de mis favoritos. Actualmente, los he visto a ellos con Bruce Dickinson a la voz, y, en solitario, he visto a Paul Di’Anno (su
cantante original) y a Blaze Bayley (su tercer cantante), y siempre los he adorado. Tengo incluso
singles suyos, alguno en vinilo. Pero la magia de Killers es muy superior a la
de otros discos suyos. Un disco cañero y macarra con el que demuestran su
capacidad para crear grandes temas. Otros discos posteriores fueron muy grandes
también y técnicamente superiores a este, pero el que más me llena es Killers.
Metallica: …And
justice for all
Es el primer
disco que escuché de Metallica y no me entró a la primera, reconozco que me
resultó muy difícil de escuchar. Sin embargo, cuando por fin le cogí el gusto,
me di cuenta de que eso era lo que me gustaba de verdad. Canciones oscuras,
riffs crujientes, melodías hipnóticas, James cantando con mucha mala leche… eso
es este disco. Bueno, y también un bajo que no se escucha casi nada, jajaja.
Puedo decir sin
ningún atisbo de vergüenza que este disco me cambió la vida. Si no lo hubiera
escuchado cuando tenía diecisiete años, no sé qué escucharía ahora.
Los Suaves: San
Francisco Express
“Tienes que
escuchar este disco”, me dijo alguien que todavía es amigo mío un día en su casa, cuando estábamos en el instituto. Y
acto seguido, me puso la cassete. Desde el primer momento quedé asombrado al
escuchar a una banda española haciendo eso. Canciones grandilocuentes y con
solos interminables me enamoraron y, desde entonces, me convertí en un fan
completo de Los Suaves, a los que vi diez veces en directo, de los que tengo
muchísimos discos y de cuyo guitarrista, Alberto Cereijo, vi una masterclass el
pasado verano.
Sin duda, uno de
mis discos de cabecera.
Podría hablar de
muchos discos más que son muy especiales para mí, como el Agotarás de Saratoga,
por ejemplo, o el Made in Japan de Deep Purple, pero estos cinco son y llevan mucho tiempo siendo mis favoritos.
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