martes, julio 09, 2019

La casta al desnudo


Este año estoy leyendo mucho. Seguramente, si la cosa sigue como hasta ahora, este sea el año que más libros lea. Uno de los últimos libros que cayeron en mis manos fue El Establishment, del británico Owen Jones, de cuyo libro Chavs ya os había hablado antes.

Owen Jones es un analista político de izquierdas que, a pesar de su juventud, realiza unas aportaciones de lo más interesantes. Si en Chavs analizaba la situación de la clase trabajadora en el Reino Unido y cómo su abandono por parte del Partido Laborista, la desarticulación del poder sindical y la pérdida de peso del Partido Comunista la habían empujado hacia el desencanto político o hacia la derecha más extrema, en El Establishment analiza a las clases altas de su país.

En El Establishment, Jones nos explica el modo en el que las clases altas obtienen y conservan el poder económico y político apoyadas por un lado en los medios de comunicación que evitan la transmisión de ideas diferentes a las dominantes, y por otro en las fuerzas de seguridad, de tal manera que la posibilidad de disidencia ideológica queda anulada.

Apoyándose en mucha bibliografía y, sobre todo, en un buen número de entrevistas, el autor ha escrito un texto claro, conciso y muy ilustrativo sobre el poder en el Reino Unido, que también puede hacernos pensar en si  hay posibilidad de que algunas de las situaciones que plantea pueda darse en nuestro país.

Igual que dije en su momento de Chavs, desde mi punto de vista El Establishment es una herramienta de análisis que puede ser muy útil para entender la sociedad británica actual y para pensar en que, tal vez, esa sociedad no sea tan diferente de la nuestra.
Leedlo, hacedme caso.  

martes, julio 02, 2019

Dracarys


Juego de Tronos, la serie de televisión, ha terminado después de ocho temporadas y cuando todavía faltan por publicarse dos libros de la saga literaria en la que se basa. Y hablar de Juego de Tronos supone hablar de una de las series más logradas de los últimos años, y eso que a lo largo de los últimos tiempos se han rodado grandes series.

Evidentemente, no a todo el mundo le puede gustar el final. Han sido varios años conviviendo con estos personajes y sus historias, y todos queríamos nuestro propio desenlace. Aunque tal vez no sea el final que yo me esperaba, tampoco me ha disgustado del todo, porque me parece que ha dejado bastante cerradas la mayor parte de las tramas y, a la vez, todo lo bastante abierto como para poder rodar una secuela más adelante. En relación con todo esto, la postura de quienes empezaron a exigir por las redes sociales lo de que se rodara un nuevo final me parece una verdadera estupidez, porque, aunque se rodase, siempre habría gente descontenta pidiendo un nuevo final.

Tal vez seis capítulos hayan sido pocos. Tal vez hubiera sido mejor una última temporada de diez o doce capítulos, para así poder terminar las tramas de forma más “redonda”. Pero, aun así, me parece que el final es acorde al espíritu de la serie.

Sí me parece que el personaje de Sansa, la que, sin duda, más había sufrido en la serie, se merecía algo diferente, pero quedar como reina en el Norte no es, para nada, algo malo. Por su parte, Arya queda como la gran heroína que acaba con el malo y luego, terminada su misión en el combate, se va a buscar nuevas aventuras, fiel a una manera de ser que hemos visto evolucionar a lo largo de la serie. Finalmente, Tyrion, que siempre fue mi personaje favorito, se queda ejerciendo el poder en la sombra, que, claramente, es lo que mejor hace.

Por otro lado, los personajes cuya evolución en esta última temporada menos me ha gustado son Daenerys y Jon Nieve. Daenerys va, poco a poco, convirtiéndose en una tirana que, con la excusa de eliminar a los otros tiranos, solamente busca el poder, convencida de que tiene la verdad absoluta. Jon Nieve, que nunca fue un personaje que me resultara demasiado interesante, en esta temporada se limita a decir que Danaerys es su reina y a poner cara de cachorro abandonado. Lo mejor que hace es, al final, irse con el Pueblo Libre.

En definitiva, un final que puede no gustar a todos, pero que, desde mi punto de vista, está muy conseguido.
Y en el que, además, nos muestra una metáfora muy interesante en la destrucción del Trono de Hierro.