Desde
hace ya algunos años, vemos cómo en determinados medios de comunicación se
habla de que determinados colectivos de trabajadores son unos “privilegiados”. Por
sus sueldos, sus vacaciones o sus condiciones laborales, tanto da. Pero son
unos privilegiados. Sin embargo, una reflexión no excesivamente profunda ya debería
hacernos dudar de los supuestos privilegios de esos trabajadores.
En
primer lugar, porque, en un sistema capitalista como el nuestro, ningún trabajador va a ganar más de lo que produce. Incluso si, como creo, el concepto
de plusvalía sigue siendo válido, podemos decir que gana muy por debajo de la
riqueza que produce. Luego, la formación del trabajador, sus niveles de
responsabilidad o los riesgos que debe asumir pueden hacer que el sueldo suba,
pero, con todo, siempre estaría por debajo de lo que ese trabajador produce.
En
segundo lugar, porque los supuestos “privilegios” no son tales. Son derechos
ganados tras años de reivindicación de unas condiciones laborales dignas que
permitan al trabajador ganar lo suficiente para vivir y, de paso, para poder
ahorrar y tener tiempo libre para gastar esos ahorros. Y ese gasto es el que
permite que la economía continúe funcionando.
Desde
mi punto de vista, cuando se habla de privilegios se hace con la intención de
dividir a los trabajadores, atomizando su lucha y sus reivindicaciones. Si se
dice que hay un colectivo de privilegiados, se hace que otros trabajadores
explotados los miren mal, olvidando que la lucha de unos trabajadores es la
lucha de todos, que las reformas laborales afectan a todos los colectivos, y
que las concesiones hechas por un colectivo serán, finalmente, las que darán
medida de las que tendrán que hacer otros colectivos después.
Sigue
existiendo una clase trabajadora, y la lucha de un colectivo es la de todos los
que formamos parte de esa clase, porque todos somos trabajadores y todos
tenemos derechos a los que no debemos renunciar y por los que debemos luchar.
¿Puede
haber frase más condescendiente e insultante para un trabajador que “al menos
tienes trabajo”? ¿Acaso nos atreveríamos a decirle a una mujer maltratada “al
menos tienes pareja”? Pues de la misma manera que tener pareja no es motivo
para soportar el maltrato, el tener trabajo no nos obliga a aceptar malos
sueldos, horarios excesivos ni malas condiciones laborales.
Nunca
lo olvidemos.
Medalla concedida por una empresa de hidrocarburos a un trabajador tras veinticinco años trabajando con ellos.
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