Juego de Tronos, la serie de televisión, ha terminado después de ocho temporadas y
cuando todavía faltan por publicarse dos libros de la saga literaria en la que
se basa. Y hablar de Juego de Tronos supone hablar de una de las series más
logradas de los últimos años, y eso que a lo largo de los últimos tiempos se
han rodado grandes series.
Evidentemente,
no a todo el mundo le puede gustar el final. Han sido varios años conviviendo
con estos personajes y sus historias, y todos queríamos nuestro propio
desenlace. Aunque tal vez no sea el final que yo me esperaba, tampoco me ha
disgustado del todo, porque me parece que ha dejado bastante cerradas la mayor
parte de las tramas y, a la vez, todo lo bastante abierto como para poder rodar
una secuela más adelante. En relación con todo esto, la postura de quienes
empezaron a exigir por las redes sociales lo de que se rodara un nuevo final me
parece una verdadera estupidez, porque, aunque se rodase, siempre habría gente
descontenta pidiendo un nuevo final.
Tal
vez seis capítulos hayan sido pocos. Tal vez hubiera sido mejor una última
temporada de diez o doce capítulos, para así poder terminar las tramas de forma
más “redonda”. Pero, aun así, me parece que el final es acorde al espíritu de
la serie.
Sí
me parece que el personaje de Sansa, la que, sin duda, más había sufrido en la
serie, se merecía algo diferente, pero quedar como reina en el Norte no es,
para nada, algo malo. Por su parte, Arya queda como la gran heroína que acaba
con el malo y luego, terminada su misión en el combate, se va a buscar nuevas
aventuras, fiel a una manera de ser que hemos visto evolucionar a lo largo de
la serie. Finalmente, Tyrion, que siempre fue mi personaje favorito, se queda
ejerciendo el poder en la sombra, que, claramente, es lo que mejor hace.
Por
otro lado, los personajes cuya evolución en esta última temporada menos me ha
gustado son Daenerys y Jon Nieve. Daenerys va, poco a poco, convirtiéndose en
una tirana que, con la excusa de eliminar a los otros tiranos, solamente busca el poder,
convencida de que tiene la verdad absoluta. Jon Nieve, que nunca fue un
personaje que me resultara demasiado interesante, en esta temporada se limita a
decir que Danaerys es su reina y a poner cara de cachorro abandonado. Lo mejor
que hace es, al final, irse con el Pueblo Libre.
En
definitiva, un final que puede no gustar a todos, pero que, desde mi punto de
vista, está muy conseguido.
Y
en el que, además, nos muestra una metáfora muy interesante en la destrucción
del Trono de Hierro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario